Aventis
Emiro Vera Suarez
.
Las distintas
comunidades que integran la ruta del Atlántico, vienen enviando un mensaje para
la Paz, pero, los británicos insisten en sus mensajes de guerra junto a Irlanda
del Norte y han concebido ejecutar ejercicios de guerra en aguas territoriales
y periféricas de las Malvinas. Estos programas bélicos vienen con una
periodizad cíclica, esto originaria una escala militar de cierta magnitud en el
área. Tal como lo vengo sosteniendo en mis textos vengo titulando bajo el
interrogante “¿Existe un pensamiento nacional?”, uno de los instrumentos más
valiosos a los que puede apelarse para desarrollar en este tipo de formulación
es el de la polémica, ya que como arte que enseña los procedimientos de ataque
y defensa, y como recurso controversial por excelencia, tiende a despertar
fuertes pasiones, las que posteriormente generan estados de conciencia. Desde
esa posición, y ante la colosal consolidación de una superestructura colonial
cultural que aún subsiste, dicho arte constituye un instrumento de gran aptitud
para desentrañar sus principales componentes. Pero, nuestro pueblo sureño necesita mucha ideología y corrección de
fuentes primarias en el campo político, por eso, los aliados de La OTAN surcan los mares irrespetando el mundo de las
ideas.
Creo entonces, que
ante todo debemos florecer como hombres
de “ideas nacionales”, crear en nuestro Ser un verdadero metapolítico tal como
lo definió Cangiano, que desde el punto de vista teórico fecundó textos de una
originalidad que deberían constituirse en la envidia de toda la comunidad
académica. Desde mi perspectiva, no fue un polemista, sino un hombre que
utilizó la polémica como arma dialéctica. Cabe interrogarse entonces por
qué se valió de dicha herramienta con tanta asiduidad. El presidente
bolivariano, Hugo Chávez Frías trajo una gran imprenta, pero, los textos
políticos no le llegan al pueblo, solo folletines costosos que son lanzados a
las barrancas y riberas, Necesitamos con urgencia formación política y
comunicacional para defendernos de las falsas estigmatizaciones como propaganda
armamentista.
.Estamos relacionados
con la cultura política de una comunidad determinada, ya que ésta determina y
condiciona cualquier producción discursiva, en particular la política de los
colectivos o Haidar. En lo que al discurso político concierne, la presencia de
la polémica en él cumple una función exagerativa, apunta a extremarlo. Eliseo
Verón sostiene en concordancia, que el mismo campo de lo político implica
enfrentamiento, relación con un enemigo y lucha de enunciadores. Por eso,
debemos prepararnos. Es por ello que la dimensión polémica en todos sus niveles
es, en cierto sentido, constitutiva del discurso político. Jauretche fue, desde
el principio de su prédica, perfectamente consciente del poderoso efecto de la
polémica, y pionero en utilizarla con un propósito definido: avivar y avispar
zonzos. Claro, gran parte de ellas lo condenaron a un aislamiento que incluso
provino de sus aduladores, quienes prefirieron mantenerse al margen de las
mismas, para “preservarse” de la nocividad de sus consecuencias. Ahora,
pensamos en los errores y tiempo perdido de una manera abrumadora. El caso de
Jauretche, constituye así un claro ejemplo de ese juego de poderes que se opera
en materia de pensamiento, y además, un fiel testimonio de una exclusión que se
practica desde esos mismos ámbitos que declaman y se auto definen, como
reservorios de pluralidad y de inclusión. Más allá de esa propaganda debe
existir ideología y conocimiento de la ley.
Todo desaprovechamos un tiempo valioso que es el de
discutir el horizonte, la educación que incluya a todos con los mismos derechos
a educarse. Algunos no apoyaron a Mario Silva en Carabobo. Porque? Es un hombre
disciplinado y de arraigo ideológico.
La Iglesia experimentó importantes cambios
en la última década de la gobernación presidencial de Chávez Frías. La opinión
y práctica católica comenzó a ser más plural, con curas y creyentes que
hablaban de democracia y socialismo, que se comprometían con los más
desfavorecidos y oligarcas desafiaron al aparato político del Estado y a sus
manifestaciones más represivas. Ya no era solo la Iglesia de la cruzada, la que
había intentado recatolizar Venezuela a golpe de cárcel, moral reaccionaria,
valores tradicionales, paramilitares en los barrios y el ataque a las
autoridades policiales y militares, hasta llamarnos parásitos.
Resulta muy significativo, a la luz de esa
fotografía las contradicciones geopolíticas, que la parte poderosa y dominante
de la Iglesia, la burguesía y la oligarquía desplegaron ante el descrédito de
la política y el empobrecimiento y desprotección de un amplio sector de la
población causados por la crisis mundial que no le fue explicada a nuestro
pueblo humilde, no reaccionamos como una fuerza de integración. Quizá nuestra
historia más reciente ayude a explicarlo. La jerarquía eclesiástica nunca creyó
en los valores de la soberanía popular, el fortalecimiento de la sociedad civil
y de las libertades democráticas. Por eso hoy es más una fuerza de
fragmentación que de unión.
Nos espera un trabajo largo. Con el fin de
la dictadura, la transición a la democracia y luego al socialismo, la religión
perdió peso a la hora de determinar las opciones morales y políticas, son
políticos. La jerarquía eclesiástica pareció asumir el fin de la
confesionalidad y centró toda su atención en la protección de las finanzas y de
sus derechos frente a la educación pública para convertirla en privada, según
el programa de Randoski. Reformar lo necesario, pero preservando sus
privilegios y no caer en el error de Carmona Estanga. Su declive como religión
organizada, sin embargo, hizo reaccionar al sector más conservador, que reclamó
un código moral más estricto. Contrariamente a los que muchos creían o los
últimos años del arzobispado de Castillo Lara parecían presagiar, la Iglesia
derivó hacia posiciones más fundamentalistas, plasmadas en la condena de
cualquier forma de pluralismo, intelectual, social o religioso. Los cristianos
más progresistas desertaron. Y aquella Iglesia que resistió a la dictadura y a
la jerarquía democrática, que defendió el compromiso con la justicia social y
los derechos humanos, quedó para el recuerdo, ecos de rebeldía de otros
tiempos. Ahora, junto a muchos venezolanos claudican hacia un nepotismo
ilustrado. Pero Chávez es un aporte a ese ideal democrático que deseamos para
lograr un socialismo de derechos civiles.
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