Aventis
Mis catalejos ya se fundieron y debo renovarlos, mientras busco un
lugar, donde pueda comprar alimentos ajustados a los precios del gobierno
bolivariano de Venezuela, de verdad, debe ser buena y barata que pueda ser
saludable a mis familiares. Mientras, los quiosqueros la emprenden con el
cierre de empresas, costos laborables, confrontación política y los empujones
de la gente en plena cola. Con más contradicciones que nunca, el país asume su
camino y, parece ser que lo escuchado en plenas colas, resulta ser exagerado y
da la impresión que el Estado funciona, a empujones, pero, lo está logrando y
cada quien, es responsable de sus actos.
En consecuencia, noviembre, resulta un mes no tensionante y, todos saben
de su realidad económica. Lo que no se detiene en la fábrica de humo es
la cantidad y calidad imaginativa de las explicaciones de los responsables de
los diferentes niveles de gobierno, La ciudad es contaminante, desde las colas
en entidades financieras hasta en las instituciones públicas
Desde lo institucional, termina siendo un clásico preguntarse qué sucede
con el parlamento provincial y la oposición, con el Poder Judicial y el
Ministerio Público.
Toda gente que se supone despabilada y hábil, con responsabilidades importantes, generosamente compensada, que como cada uno de nosotros lee y escucha, y que visualiza a la máxima autoridad de la provincia afirmando que se tomaron los fondos de la mutual, que por eso se cortan los servicios, aduciendo que se necesitaban los fondos para otra cosa.
Toda gente que se supone despabilada y hábil, con responsabilidades importantes, generosamente compensada, que como cada uno de nosotros lee y escucha, y que visualiza a la máxima autoridad de la provincia afirmando que se tomaron los fondos de la mutual, que por eso se cortan los servicios, aduciendo que se necesitaban los fondos para otra cosa.
Hay algo bueno de todo esto, como es el enriquecimiento de nuestro
lenguaje. Sobre todo, ante una situación de eventual acoso de algún acreedor,
que abundan en tiempos como los presentes de recesión y escasez. Nos bastará
con contestar, poniendo cara de yo no fui, de alcalde y vendedor de frutad y
limitarse a un escueto y preciso párrafo como este: tendrás que tenerme paciencia
porque tuve que discontinuar algunos pagos entre los que estaba el tuyo. Nos
encontramos, cerca a unas elecciones y, nadie las quiere, porque, sabemos los resultados
y, la mayoría se abstiene.
Pocas semanas para unas elecciones que nadie quiere. Ni los
ciudadanos, ni los gobiernos ni los opositores. Sin clima electoral, totalmente
subordinado al agudo ambiente económico social, al punto que el resultado
siempre importante cambiará muy poco las cosas como siempre lo expresamos.
Lo cierto es que el gobierno
marcha hacia el crucial examen electoral resignado frente a la crisis económica
exhibiendo índices en su mayoría negativos. Todas las mejoras, si vienen,
quedan para más adelante, mientras son del presente los indicadores negativos
que impactarán en el resultado. Se sabe que se pueden perder elecciones y luego
arremeter en busca de la mejora. También se sabe que para ello hay que tener
poder político, actitud y capacidad de maniobra para torcer los rumbos.
El
interrogante es si ante un cuadro como éste, el madurismo tendrá o generará,
condiciones a pocos meses, de un recambio presidencial.
Para la oposición, los interrogantes son similares a los que se suma la ausencia de liderazgos que superen su fragmentación. O sea, otra vez acudimos a la imagen de la Venezuela atrapada en la coyuntura, trabada, depositando las ilusiones en el fondo de las grietas que nos aquejan.
Ni Julio Borges, Freddy Guevara, John Goicochea y Capriles nos
representan en la fuerza hegemónica del frente patriótico
Para la oposición, los interrogantes son similares a los que
se suma la ausencia de liderazgos que superen su fragmentación. O sea, otra vez
acudimos a la imagen de la Venezuela atrapada en la coyuntura, trabada,
depositando las ilusiones en el fondo de las grietas que nos aquejan.
Se supone que no todo es tan negro como parece, que
este período, en el peor de los casos generará una transición necesaria para
que lo peor del pasado pierda vigencia y vaya mermando su capacidad de daño
político.
Es evidente que estas municipales se le han convertido
al gobierno bolivariano en un cuello de botella que si lo supera tendrá
posibilidades ciertas de maniobrar en busca de la continuidad. Por ello se
aferra a la figura del Gobernador, ni siquiera a una gestión, que por otra
parte cuesta visibilizar y mucho más defender.
Es la energía que se necesita para seguir caminando,
mucho más teniendo en cuenta que el déficit y el endeudamiento genéricamente
representan catorce sueldos por año por el impacto de los intereses.
Dicen que los gobiernos se ven en las crisis. Es
necesario acezar al poder.
La crisis de la política que es global conlleva la
desaparición de los partidos políticos y pone en duda la viabilidad de la
representación política. En ese momento está ahora Venezuela, trabada,
queriendo ir hacia adelante aunque en la práctica nos sentimos retroceder.
Los ciclos de la economía del país determinan los tiempos
políticos . En la crisis, en la falta de recursos, agoniza el
Alcalde Cochioola y se activa la figura
del folklorista, Sin plata el gobierno promete, y ante ello Cuesta
Creerle y más tarde Cuesta Cobrarle.
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