Como seres humanos, tenemos que tener un discernimiento sobre la autenticidad de nuestro pensamiento para reconocer mediante este proceso las imágenes que se suceden a nuestro alrededor, por lo tanto, debemos tener un sentimiento hacia todo aquello que tiene sentido. Por esto, tenemos que ejercitar la razón para no ser engañados por una ilusión. La mente humana, algunas veces busca destruirnos por la distorsión de la realidad.
Siempre, hemos de reflejar una realidad, una opinión que nos llena de matices y contrastes, porque, la vida siempre nos brinda una oportunidad y necesitamos explorar para abrir una brecha para ser escuchado y estar dispuesto a esperar esa nueva realidad.
Lo importante, es que nuestra existencia es un espectáculo, una gran experiencia que se apoya en la honestidad y humildad con que nos mostramos al mundo. Sin duda, la vida es un proyecto que suma y cristaliza para darnos una acertivez hacia un mañana para disfrutar cosas dignas.
No se explicarlo todavía. Es justo hacer preguntas a la distancia por la manera en que nos utilizan y engañan, muchas veces simplemente son propuestas sin conclusiones, al cual no sumo. A esta edad se debe tener un criterio moral para verse frente a un espejo para descifrar sí el sentimiento es acertado o no. Hay que tener suerte con los tiempos, todo es sutil y sorprendente, abusar de alguna persona es dañarse a sí mismo(a) porque la vida no es una pelota de futbol. Pero, uno mismo es el culpable, ya que a esta edad no pueden existir los engaños y dejarse engañar. Es una historieta de nunca acabar.
Lo único que se, es algo, en la madurez existe un concepto de desarrollo sobre la verdad y debemos dejar abierto el libro abierto de todas las posibilidades. Hay enojos como molestias, pero no se puede fingir para dañar, Nunca se me paso por mi mente toda esta locura, todo fue surgiendo poco a poco, pero, el milagro solo esta representado por unos cuantos orgullos, sin perdón.
El pensamiento es fragmentario, para algunos, limitado. En Tabay, Mérida – Venezuela, descubrí que la dirección de mi vida había mirado un lugar equivocado. Algunas veces, las personas no tienen dirección, propósito y una meta, solamente se concentran en su mundo, sin importar dañar. Estamos frente a la estructura de una imagen engañosa, donde la realidad como el pensamiento se fragmenta frente al espejo.
Estamos condenados a lo efímero y la valoración de las ideas, exponiéndonos a una exhibición pública engañando en oportunidades hasta nuestros hijos como nietos. Estamos en una sociedad donde la esencia de cualquier acto se convierte en fascinación de los sentidos y no se captura el momento del devenir histórico. Los valores se configuran en conflictos con sus respectivos enfrentamientos, solo había necesidad de direccionar la conciencia por ambas partes.
*Filósofo, Psicólogo, Miembro de La Asociación de Escritores de Venezuela. Capitulo Carabobo.
