Somos una máquina orgánica que nos mueve sin sentido para lograr un sentido de apropiación de la realidad. Esto, nos da una contextualización simbólica de una dimensión inalcanzable para así tener oportunidad de requisar nuestro pensamiento y darle ruptura a las ideas lógicas que generan una subordinación de la conducta hacia los proyectos de carácter utópico. Así, nos convertimos en protagonistas de una historia epopeyita que nos da una singular representación en el grupo familiar para afiebrarnos en un nivel netamente mitológico que adquiere diversos estadios en la medida en que asumimos un aprendizaje y experiencia. Es que, esta realidad afrontada es un mundo de marionetas muy bien articuladas que mariposean nuestra estética y de esta manera acercarnos más al Apocalipsis.
Escribo, este ejercicio me somete a una vía liberadora, donde abunda algunos excesos y densifica presiones que nos colocan al limite de una imagen mutante que se refleja en un espejo y en la medida en que avanza el tiempo va tornándose una figura femenina reflejada en un solo concepto mujer. Ellas llevan la idea de madre por dentro y escandalizan su erotismo para renovar sus fronteras de gestos y al final darnos un hasta tres hijos. Es explorar la literatura misma a través de los cánones del pensamiento. La escritora Valenciana,( España), Azalea Emy Gil capta nuestro cuerpo y lleva su gesta al lector para explorar un trazo de nuestra crisis y que se refunda en nuestros sentimientos para imprimir la huella que perfora el alma y nos adscribe a la presencia y ausencia de un amor eterno regresivo en un nivel del tiempo que desplaza nuestros bordes espirituales y dobla la pureza de una esencia que presagia un viaje a alta temperatura y que distorsiona nuestro cuerpo hacia un disparo cierto de lo femenino.
Probablemente he configurado un ciclo dramático en mi vida, pero, lo creíble es que he escogido la mujer equivocada y el padre que nunca debió ser. Ese plan ambicioso que es la familia, me llevó a una soltería eterna y mi vida se ha convertido un mito desde el Pacto de Tovar, soy un fugitivo del apresuramiento de los hechos y la historia es solo un elemento espectador, es el final de todo. Este año, constituye el elipsis de una decepción en una carrera sentimental que ha venido naufragando, porque, el periplo pierde su meandro en las sugerencias de un impostor que no existe junto a su imagen. Es el ciclo del siempre falso culpable.
Siempre he amado a una sola mujer, me enamore de ella, transcurrieron los años y no la vi. más en la Iglesia. Susurre algunos de sus pensamientos y me extravíe, pensando que ese desprecio era para mí. De allí, ese espectro me siguió por los caminos oscuros hasta llegar a la encrucijada de los caminos, Las Pavas. El cura del Seminario Kermaria de La Grita, (Táchira), con cierta picardía me ayudo a entrar al cabaret, mientras el procedía a recoger la colecta de las hermanas contribuyentes., fue mi primera mujer. Pagué y le dije que cuando saliera no le diera explicaciones a nadie. Desde entonces, tengo una herida abierta. Hasta el momento duele. Fracasé, donde siempre he fracasado. En lo demás, nadie me logra detener, llevo diez y seis años solo.
Pero, la tovareña era muy bella, parecía una esfinge. La conocí por Internet, perdí el miedo escénico en la estación de gasolina. Era bastante para sentirme bien, vivió siempre en mi corazón, le encantaba viajar y siempre, los laberintos de mi memoria la persiguen. Rompió el Pacto de Tovar que se inició en una noche de oración al Cristo, que, se movía intensamente en el pretil de su cuarto. La vida, nos enseña el silencio y la palabra. Espero, que este momento no llegue tan pronto, seria la luz del elipse. Pero, una luna brillante se levanta para adherirme a ella y no caer en el abismo de las pasiones.
No podemos desprendernos de nuestra realidad, necesitamos requisar nuestros valores y creencias para lograr un testimonio, donde se logre descubrir el valor hermoso de la amistad y de esa manera expresar nuestra razón ecuménica, la existencia no es para ideologizarla, somos de una pertinencia netamente social y nunca cambiaremos lo que es el ser humano. Nunca he sido un impostor del espíritu, muestro mi significado ante la historia y cualquiera puede requisar mi vida personal, desde que nací a orillas del mar y hacerme responsable de mis propias rentas. No he vivido de una sola vez, mi existencia se remonta en el mundo árabe donde conocí a Prushana Naidhetelette y desde ese instante, mi existencia se acrecienta a un lejano final Sin duda, es el sentido de la existencia para lograr hechos significativos, es el horizonte de la muerte volviendo a nacer. Mi francés, árabe e italiano recuerdan la existencia de esos pueblos nómadas juntos al desierto Una fiera lucha por conocer nuestra ontología y cotidianidad a precio de una confesión y apresurar, he recibido con resignación las angustias que me trae la reflexión persistente sobre la creencia en el amor y la amistad
Son secretos humanos sobre la identidad y la mujer que conocí sobre el arenal, siendo un mercader de ropa y descansaba con mis camellos en un paraje donde los jóvenes cantan su música en dulces compañías bajo un tendón de uvas, dúctiles, avellanas e higos provenientes de Gahd y Madeira.
Ya no puede haber desvaríos. Es el tiempo de la reflexión y el desarrollo de las propuestas establecidas en el tiempo vivido. Somos una esencia para correr sin demencia al mañana y vernos desdoblados en la gran ciudad y ver el regreso de tiempos mejores, somos inocentes y debemos emular los espacios descubiertos para lograr controlar el presente y convertirnos en la voz del futuro..
