Vida Cristiana
Por primera vez, la observé en Internet. Sus manos
poseían unas largas uñas de color rosada y roja y, con ellas se tocaba sus
labios, aquella mañana, descifre el misterio, su imagen se proyectaba en el
espejo y lo comprimía entre sí, dudando del próximo amanecer.
Siempre se cepillaba su larga cabellera en su
espejo. Que era larga, sedosa y brillosa, allí, descubre el resto de sus encantos
y su nave, siempre es pintoresca porque se mueve muy rápido en los túneles y,
aunque mantiene una marcha lenta, su sonrisa reflejaba la velocidad de cada
viaje transoceánico.
Aquella
tarde, coloque mi nave, tras la suya. Se que deseaba comer papitas y, movía su
melena para despertar interés entre la tripulación de ambas naves. En aquel
entonces, interpreté como buena señal, su intención de dialogar conmigo.
Prefiero ser vulnerable
ante Dios y depender de su ayuda, que pretender ser autosuficiente y a la
postre darme cuenta a la fuerza que mis recursos no eran suficientes. Y clamar
a él, teniendo certeza de que me responderá, que ser vulnerable forzosamente
ante las circunstancias que atraviesa el país, y perder toda esperanza de
consuelo y socorro.
Si todavía pretendes que todo lo puedes solucionar con tus
propios recursos, debes saber que no son infinitos La Biblia dice en Mateo 5:3
que “Dios bendice a los que son pobres en espíritu y se dan cuenta de la
necesidad que tienen de él, porque el reino del cielo les pertenece”.
Los
pobres de espíritu no son personas que sufren de baja autoestima.
al contrario, son aquellos que han sido libres de la arrogancia espiritual, de creerse
mejor que nadie. Pero
son también aquellos que se reconocen dependientes de Dios.
Por eso, me agrada como la versión de la Biblia en inglés, The Message,
presenta el mismo verso de Mateo 5:3, que traduzco a continuación,
literalmente, para mejor comprensión de los que están leyendo este blog: “Eres bendecido cuando
llegas al final de tu cuerda. Con menos de ti, hay más de Dios y de su orden”.
Para aplicarnos esto, se necesita humildad y renunciar a la arrogancia que
muchas veces ha dominado en nosotros, queriendo hacer nuestra voluntad por
encima de la de Dios.
Por, eso, como establecí al principio, prefiero ser vulnerable delante de
Dios, clamar y esperar en él y en sus promesas, que ver como con mi propia
sabiduría, fuerza, recursos y dinero, no puedo hacer mucho o nada.
Los otros días, mientras me guarecía de un fuerte aguacero en una ala montañosa a las afueras de una ciudad, pude ver que los recursos que tenía, no tenía
valor
El punto, con este ejemplo, es que, aun nuestros recursos pueden ser inservibles,
o vernos en la situación de no poder utilizarlos a pesar de su probada eficacia
en el pasado. A ese extremo está llegando la crisis que vivimos, y más que
nunca antes, debemos aprender a depender de Dios, más que de nuestras propias
fuerzas y recursos.
No se trata de quedarse de brazos cruzados. Sino de hacer lo que está a
nuestro alcance, pero sin desesperar, confiando no en lo que hacemos sino en lo
que Dios hará conforme a su voluntad.
Lo que
estoy presentando aquí no es un vano positivismo que para nada nos sirve. De
eso hablaré en otra ocasión, porque el positivismo nada tiene que ver con fe ni
con descansar y depender de Dios. El positivismo lo que hace es negar la
realidad. La verdadera fe no niega
la realidad. Sino que lleva a confiar que Dios ayudará a superarla o
sobrellevarla.
Claro, no todos pueden comprender ni quieren aceptar esto como bueno.
Prefieren seguir tirando palos a ciegas. La pregunta es, ¿qué sigue cuando todo
lo que hiciste no sirvió de nada, o cuando tus recursos se agoten?
¿O qué haces cuando, por el contrario, tengas plenitud de recursos y
amargamente te des cuenta de que no puedes hacer nada con ellos, ya sea porque
hay escasez de bienes o porque no llegan a nuestra patria
No quiero sonar fatalista. Pero acaso, ¿no es algo de eso lo que estamos
experimentando desde el 15 de septiembre?
En esas circunstancias, y debería serlo siempre aun en nuestros mejores
momentos, nuestra confianza debe estar cimentada en nuestro creador.
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