Cartas a Arthemis
TORTOLA, UNICIDAD DEL PENSAMIENTO
En mis sueños, solo encuentro mis viajes hacia esa tierra fértil cada veinte días, son como hojas caídas, donde no encuentro la flor pérdida en el pasado verano. Tengo una temática incurable que es compartir mi tiempo con el aire de cada mañana y levantar mis ojos hacia el aeropuerto para visualizar el aterrizaje de los grandes aviones. El tiempo pasa rápido y eriza nuestra piel al ver las noches estrelladas con un haz de luz resplandeciente que se ve en las noches de Tovar. Lamento esta despedida sin magia, donde reviví las sombras del espejo, cayendo al vacío sin darme cuenta que mi corazón tenía un solo latido y, lo perdí.
Ya el horizonte es incontrolable porque entramos al túnel infinito de la ausencia que se convierte en pesadilla porque la libertad esta oprimida. Aunque, la memoria se encuentra fragmentada, veo que mi sangre exprime sin exhalar una rabia inevitable que de repente, ante la ausencia, descubre el perfume de las rosas de esa casa que siempre sueñas y, es que el fuego prolongado carcome los tejidos de ese inmenso árbol que es la vida para darnos luz en nuestros cuerpos y tener un excelso memorial.
Por un momento, el aire le falta a nuestros sentidos, porque, no tenemos una concepción de Dios clara y consideramos nuestra impotencia ante algunos pilares sociales Ante tal situación, descubrimos que nuestro interior es muy inconsistente. He decidido disciplinar mi tejido orgánico para promover mi conciencia hacia un mundo más abierto, participativo y, sobretodo meditativo, porque, debemos crecer vertiginosamente hacia la madurez espiritual.
Entendí que es necesario correr riesgos para tener un solo milagro en nuestras vidas, porque, la felicidad no existe, pero es necesario conquistarla con las marcas señaladas por la experiencia y, cuando me entregaron aquellas llaves comprendí que solo tenía una oportunidad de meterla en la cerradura. Escuche mi corazón un mes de noviembre para no regresar más, pero, una llamada acalló la voz de mi alma y regrese. El ahogamiento fue visible ante los ojos de Jehová y solo escuche en mi interior un niño que gemía.
He visto mi destino, como un haz de luz y con dos experiencias fuertes. Todos aquellos momentos eran falsos, una simple ilusión que determinó encontrarse con el arlequín de la muerte. Por esto, no podemos permitir que los registros de estos hechos se repitan.
El pasado es un memorial de asuntos insatisfechos que generan compuertas para buenas batallas que fueron proyectadas hasta el 19 de mayo de 2010. El 19 de abril fue mi primer viaje a esas tierras fértiles, un 19 de febrero, luego de Las Ferias regresé a casa t por último un 19 de mayo la réplica ya estaba colocada, era el fin de la construcción del lapidario.
Debemos comprender una verdad, aquella que nos revela la conciencia y es capaz de producir una transformación que no debemos escamotearle al tiempo y determinar una postura muy significativa de recuerdos que proyectan nuestra pertenencia a un estilo de pensamiento y forma de ser. Debemos interpretar nuestra libertad para no errar, tener la oportunidad de avanzar hacia un pensamiento netamente espiritual.
