Escritor- Filósofo


"La niebla es un paso del camino entre una certeza y otra certeza, jamas he caminado entre cargas y visiones falsas, debemos aprender a caminar en el umbral del camino con nuestro maestro espiritual o gurú. Debemos aprender a desafiar a la muerte y dominarla. Amar es un desafío espiritual." Emiro Vera Suárez

Todo cambia tan abruptamente. El tiempo y la vida con su paso solo develan la crudeza, solo caminan para agotarse, para hundirse ante nuestros fallidos intentos de entender algo.

Juan Carlos Vásquez Flores

jueves, 26 de julio de 2012

BOLIVAR, NUNCA SERA UN ENIGMA


Vigencia de Bolívar
Henrique Capriles obvia estimular a las comunidades con un mensaje positivo que conlleve lineamientos políticos precisos para caer en una cadena de errores estimulados por sus asesores. Como, se le ocurre a dos historiadores de la Universidad Católica Andrés Bello expresar que nuestro Libertador Simón Bolívar está siendo usado para un proyecto político, cuando el pueblo lo lleva en su alma y todos somos bolivarianos porque es parte de nuestra identidad nacional. Simplemente hay un camino para el peregrinaje, donde el apoyo es incondicional, es la patria expuesta a tantos riesgos por personas que residen en esta tierra, pero su corazón tiene como visión el mundo extranjero. Hemos recobrado los sueños, desde los días universitarios (1971-1978) siempre transitamos las calles de Caracas para recordar el Padre de La Patria, sus vivencias y ocurrencias como hombre que fue y Libertador de la nueva América, integrada a un solo pensamiento, la unidad internacional del Sur y sus enlaces con países que verdaderamente aman la democracia como una vía de desarrollo industrial y filosófico. Es el hombre común, los artesanos y artesanas organizados en cada comunidad a nivel nacional, es el buhonero e industrial que luchan para consolidar esa historiografía que refleja a un Bolívar humanista y militar. Straska y Pimentel pisan esta tierra aborigen, pero desbordan sus extravíos etnográficos e históricos comparando al Libertador con un burdo, un ser común. Deberían irse a las tierras de sus antepasados. La nueva imagen de Bolívar, igual a las anteriores, repotencia nuestra valoración hacia él y determina nuestra postura política ante la historia y a lo largo de nuestra vida. Estamos, a la mitad de la historia para impulsar al corazón del hombre, un solo pensamiento de cambio geopolítico, debidamente diseñado en aquella Caracas colonial por nuestro Libertador. Hoy, apreciados historiadores, existen libros que describen el pensamiento de Simón Bolívar de una manera clara y sencilla y, tuve la oportunidad de ver un pueblo de Mérida- 2007- llamado Tabay como los niños elevaban sus zamuras con el tricolor nacional anunciando con sus voces el conocido Paso de Los Andes. Ya los venezolanos estamos adquiriendo el hábito de la lectura y en cada Feria del Libro, nuestra mirada va hacia adentro de la patria, no hacia afuera, somos forjadores del pensamiento bolivariano. Nuestras riquezas están acá, no en paraísos foráneos. Decir que ese no es el rostro de nuestro gran patriota es desconocer las pinturas, fotos antiguas, exámenes citológicos y antropológicos hechos por hombres que se encontraron con sus sueños en el pasado, fase vital para reencontrar nuestra realidad sociopolítica. El Libertador, expresa emocionalmente la libertad de un pueblo latinoamericano y sus correspondientes sentimientos a quienes lucharon a su lado. En sus notas públicas e intimas encontramos su devenir, todo fue escrito para hacernos accesible a la palabra, que, con sus gestos blandiendo la espada señala el duro camino por venir para establecer al unísono, la Segunda Independencia. Ya, no veremos más al país pobretón y rural, ahora, solo se mueven las estructuras con sus fallas en cualquier proceso de ajustes. Así, que hermanos con barniz de patrioteros, déjenos tranquilos y váyanse con su vanidad a las islas colonizadas por viejos galeones y como topos imaginarios sueñen su lealtad profunda al neonazismo como el amor extremadamente vago hacia el extranjero. Dediquémonos a la filosofía histórica para descubrir con una visión institucionalista que la ciencia no se equivoca y debemos estar frente a las matemáticas para descubrir al disciplinado niño, que, un buen día Simón Rodríguez le enseño el arte de ser una figura militar e intelectual. Así de un tajo, reinvento su propia historia y dejo atrás su amor por una España que desgarraba con sangre, los inocentes cuerpos de nuestros indios, regresen a sus aulas a estudiar historia. En América seguiremos la ruta bolivariana. .

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