El desconcierto en la economía venezolana
viene golpeando a los pobres y colectivos que, forman sus propias burbujas para
acoplarse a las devaluaciones progresivas que viene sufriendo el país., ya
nadie se mantiene callado, tanto oficialista como opositor parece proclamar un
solo pensamiento, porque, el mapa mediático viene reflejando verdaderas cifras
de paro y escasez de productos agroalimentarios. Las cosas, están muy claras en
nuestro país, Oh Venezuela hace un giro de timón o nos encallamos, porque ya no
es tiempo de paracaidismo. Las estrategias políticas deben tener un carácter estructural
y una repuesta sin ahogo para lograr que la industria pública y privada se
active en beneficio de todos.
Muchas zonas rurales carecen de zonas
pilotos para el desarrollo y la agricultura ha desaparecido en forma
progresiva, lo que implica el desánimo en muchos ámbitos como localidades a lo largo de la república.
Los proyectos, quedan en las cooperativas aislándose en el mundo rural y
urbano. Debemos ir a un plan de reformas para cumplir con las promesas dadas,
la economía jamás puede estar sumergida con un buen número de parados. Para
algunos, la clase política no representa el pulso de los ciudadanos y la
protesta pacífica es ya cotidiana sin violencia, en las calles de nuestra
ciudad, hay muchas razones para estas anormalidades estructurales, pero solo la
desidia y la poca penetración de funcionarios públicos en las barriadas apuntan
a una debacle progresiva de los factores de producción y ornamentación de las
mismas.
Ese no es el camino, de ningún modo, son
pasos contra la democracia, vía a la militarización, luego de la partida del
Comandante Supremo, Hugo Chávez Frías.
Muchos pobladores se mantienen de las
colectas y se alimentan en los comedores del Estado, aunque las manifestaciones
revolucionarias son normales, hay ciudadanos que muestran una conducta
solidaria y generosa para el prójimo y las ayudas, no se hacen esperar. Muy aparte
de la generosidad del político que se hace sospechosa, hay una codicia
capitalista de ciudadanos envueltos en el gobierno bolivariano que no logra
convencer al militante.
En economía, la aritmética tiene su gallardía
y es difícil cumplir con la revolución, cuando el único deseo es tener una
buena camioneta. Simplemente, tenemos ahora, un pueblo de tratantes, carentes
de conciencia y que piensan con los pies en barro.
Ya el salario no es justo. Esta corroído por la inflación y es inadmisible para todo obrero. No existe un freno a la especulación y el enriquecimiento opulento de algunos funcionarios, esto, parece una verdadera corrida de toretes. Evidentemente, estoy obligado a callar por razones obvias y de seguridad ciudadana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
No se publicarän notas que contradigan o reflejen un criterio contraetico