La Tecla Fértil
Emiro Vera Suárez
Ahora, pasamos de la guerra biotecnológica a la económica, podemos
llamarla tramas políticas que puede conllevar a un país a un conjunto de
devaluaciones seguidas, es una acción cruel, donde se le quiere hacer
responsable al Estado, aunque las exposiciones presentadas y los discursos
dados reflejan un conjunto de anomalías en la entrega de divisas y la
conformación de los dirigentes que administran al mismo ejecutivo como tal, al
presidente le imputan todo, pero, su juego es difícil porque permitió la
impunidad en su propio seno.
Son argumentos válidos, la economía ha sido sopesada en nuestro
caso- Venezuela- y la postura de los aforados, es verse la cara. Carecen de
conocimiento sobre lo que sucede porque han sido escogidos a dedos y no han
estado en el sistema financiero de una manera permanente. No hay el control
necesario para abastecer de alimentos las pulperías y boticas dé cada
comunidad, todos van a adquirir alimentos y productos farmacéuticos en las
grandes cadenas de venta. Es un hecho sin precedente en la República.
El mediatismo abre su cauce para actuar y cumplir con el programa
propuesto, no importando la inversión y financiamiento dado. Vamos a la novena
devaluación,(9) nadie respeto la
complejidad de lo que sucedía y pasa en nuestra patria, la economía informal se
llevó todos los productos de los anaqueles para estafar a sus compañeros de
clase, un caso grotesco y que huele a
mal.
Es otra guerra, ya no de virus, es al corazón de Venezuela, un
grupo de políticos y empresarios de maletín se lo llevaron todo, ahora la decisión
es del pueblo.
Estados Unidos y sus científicos se concentran en el Continente Latinoamericano,
el objetivo es inyectarnos de vectores con enfermedades infecciosas para apoyar
la guerra económica y del petróleo, siendo la chikungunya la más fuerte, donde
se debe redoblar la vigilancia por el carácter de sus serotipos.
Desde
principios de la década de los treinta del siglo XX, la Iglesia Católica viene impulsando más decididamente lo que se
llamó la Doctrina Social (hoy la refiere como Enseñanza Social), promoviendo un
liderazgo alternativo que convocó a distintos eventos hasta llegar a la Roma
que sentó a los jóvenes dirigentes estudiantiles, como Eduardo Frei y Rafael Caldera,
en el banco de una semejante preocupación pastoral. Pasando por la guerra civil
española y la segunda conflagración mundial, el socialcristianismo despuntó en
la Alemania de Konrad Adenauer y la Italia de Alcides de Gásperi, los más
destacados, encendiendo una distinta esperanza que tuvo por origen los
esfuerzos específicos de Luigi Sturzo, a principios de la centuria. Entre
otros autores, hubo uno de inmensa influencia, sobre todo al arribar a
América Latina y que, muy a la postre, puso su acento en el Concilio Vaticano
II: Jacques Maritain, renovando el sentido del compromiso cristiano en el árido
terreno de la política. Llegó a Chile con la Falange, después concebida como el
poderoso Partido Demócrata-Cristiano, cuyos pasos siguió muy de cerca la
revista venezolana “Sic”, teniendo por característica un discurso más
anticapitalista, mientras que en Venezuela, luego de diferentes vicisitudes,
aterrizó en COPEI de mayor inclinación conservadora. Por cierto, hay un relativamente
reciente estudio actualizador del francés, suscrito por Julio Rodríguez
Berrizbeitia (“El campesino de la Garona” (Zuma 07, Caracas, 2009), en el que
hace hincapié en la versión del postrero libro de Maritain, escapándose un poco
la interpretación más radical que suscitó en este lado del mundo: la sociedad
comunitaria, la que – quiérase o no – subyace en otra obra, como la de Edgar
Rodríguez Martínez, como “Policracia (Un nuevo Orden Social y de Gobierno)”
(Universidad Católica Cecilio Acosta, Caracas, 2010), cuyo autor está militando
en Vente Venezuela, organización liderizada por María Corina Machado. Debemos
agregar que, entre los socialcristianos chilenos y venezolanos, surgiendo
sendas corrientes de una marcada tilde de izquierda que pugnaron con otras más
de centro y, por supuesto, con las de derecha.
La derecha. Jamás permitirá que el
gobierno y Proyecto Bolivariano cumpla con su anhelado plan de gobernar con
los militares a Venezuela, lo más lamentable
es que el Comandante Chávez Frías y Nicolás Maduro cuenta en sus líneas de
lucha, personas de la democracia cristiana o provienen de los hermanos
lasallistas o jesuitas, de allí la situación vivida hoy por el pueblo que además
de la escasez, refleja enfermedades contagiosas y una obesidad en sus
ciudadanos.
Otro aspecto, porque el Proyecto Bolivariano que se identificó con
Cuba permitió hasta ahora, en el seno del PSUV, diputados y gabinete
presidencial a ministros y vice ministros identificados con la derecha
venezolana representada por COPEI y las ideas de Rafael Caldera. Recordemos que
Capriles Randosky, Leopoldo López y Corina Machado tienen su origen en la
democracia cristiana.
El presidente Nicolás Maduro, siempre tendrá
frente a sí, a la Iglesia Católica y al Opus Deis, tiene que enfrentar las
fuerzas internas y externas de ese poderoso grupo representado por Francia,
Italia y Alemania.
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