Aventis.
Emiro Vera Suárez
En el futuro, los
cambios de profesión serán cada vez más compulsivos, el análisis sobre el mundo
europeo- cuna de la industrialización y el feudalismo- así lo demuestra. Los nuevos métodos de
estudio tecnológico y la base técnica de la sociedad lo viene contemplando de
ésta manera, los propósitos del Estado por promocionar el conocimiento, lo
social y la reflexión, resulta casi un acto absurdo.
La estructura política
de la población activa se encuentra muy a distancia de los modos productivos,
aquí, vemos como la burguesía aprovecha esta oportunidad para implicarse en el
proceso de desarrollo para neutralizar en un principio el planeamiento educativo,
luego desencadenar en un espacio sectario poblacional que la migración interna
es fundamental para sus hijos y, luego presiona a las industrias para hacer
cálculos certeros en vía de despreciar la verdad socioeconómica y originar
escasez en productos básicos a la dieta diaria para profundizar el caos
económico y adueñarse de algunos sectores, de allí las colas en grandes
mercados periféricos.
La diferencia, es que
los planteamientos son globales. Lo que sucede en Argentina tiene que acontecer
en Venezuela en una periodización diferente, no importando las tendencias
culturales y los programas de transculturización.
En consecuencia, en América
Latina ha habido una cultura de conquista. La otra del pueblo con su carácter cultural,
natural e indígena.
Los españoles en un
principio quisieron apoderarse de nuestra mentalidad y sentimiento. Luego, los
norteamericanos, con su estilo hacia el consumismo y la cocina barata, tratan
de sobreponer una manera distinta de hábitos, costumbres, pensamientos y
actitudes sobre lo propio, lo que caracteriza al país.
Ahora, estamos
colonizados mentalmente, nos creemos gringos, franceses o curazoleños.
Bien, los
norteamericanos vía Colombia buscan colapsar el sistema financiero, colocándonos
una superestructura y llevar un concepto de subdesarrollo precario para
apoderarse de nuestras riquezas de una manera fácil. Por eso, utilizan factores
de desarrollo político interno que están insertados en las fábricas, frenan las
fuerzas productivas del Estado y deforman nuestra economía con el cuento del
dólar, buscan que dependamos más del exterior para darnos un golpe económico,
no una Guerra Económica, ese cuento es chino y quedó atrás y, este contexto fue manipulado para que resonará en
las bolsas de valores y hacerse millonarios con una página web, que, nada que
ver con la economía venezolana, pero, como nos subyuga, el Dólar Today. Cuna de
pillos y malandros que extorsionan al Estado en las entidades bancarias y en
sus propias narices.
Se debe ir a una
unificación cambiaria, acabar con los productos regulados que no lo son y
aplicar de una manera sincera la Ley de
Precios Justos, que cada Alcalde vele por la administración de alimentos de su
centro de trabajo, supervisando que cada grupo familiar tenga acceso al mercado
de su comunidad.
Hay que producir
cambios radicales en los grupos sociales. Existen muchos contrastes por la idea
de bienestar que se pregona hoy, se mueven un conjunto de circunstancias que
dan un solo enfoque sobre la realidad venezolana y, las encuestadoras, no
expresan una significación especial a problemas específicos como la
estratificación, ocupación y movilidad de los ciudadanos y el sistema de interacción
urbana con el transporte.
Los militares y fuerzas
de inteligencia del país, han permitido argumentaciones que revitalizan
posiciones políticas que adversan al Estado, es comprensible, se han desgastado
cuidando comida y vigilantes del orden público, cuando antes existían cuerpos
especiales para ello: DIP, (Dirección de Inteligencia Policial, adjunta a las policías
regionales), agentes de tránsito,(INTT), BAES. Son solo un ejemplo.
Los marcos históricos deben respetarse. Cuando
Venezuela firma en 1939, el Tratado de Reciprocidad Comercial con el gobierno
de Estados Unidos, el sector industrial del país no poseía un desarrollo industrial
eficiente, porque nadie deseaba aplicar su conocimiento en la inversión empresarial
y ellos- los industriales- ejercieron presión y resistencia para no pagar
impuestos por importación de materia prima y el Estado debería de disponer de
partidas arancelarias para justificar cualquier convenio sea plausible o no
para Venezuela.
Hoy, seguimos igual o
peor, así que no acepto el criterio de Guerra Económica, el que mayor beneficios
tuvo, fue el sector manufacturero, pero los tiempos de guerra minimizaron las
importaciones a la industria textil y aparecieron Flexilón, Celanese, Sudantex
y MG textiles en Carabobo, sector Santa Rosa, cuyos viejos galpones permanecen
vació lo que implican que absolutamente
nadie quiere aplicar sus conocimientos en la inversión industrial.
Hay un desinterés en
atacar las verdaderas causas del subdesarrollo en Venezuela, siendo un país energético
de primer orden. Hay que romper con algunas alianzas, porque carecen de
respaldo popular y muchos prefieren el comercio binacional, Guyana- Venezuela,
o Colombia- Venezuela. Extender por toda la frontera, los productos fabricados
en nuestras precarias industria y vender a precios altos, comprando a precio
bajo. Claro, con las divisas del dólar proveniente de PDVSA, Así, todo es fácil
y recurrente.
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