Las Ciencias Políticas
Latinoamericana, poco se han preocupado por el estudio de los liderazgos, lo
que incide sobre el deterioro democrático y la poca exploración de su relación
con los contextos políticos y calidad en el desempeño sociopolítico.
Los diferentes escenarios en los
países de la región, plantea una nueva manera de análisis que permita un nuevo
desafío para los procesos ideológicos que determinan los partidos. Una de las
características que observamos es que las movilizaciones ciudadanas no han sido
capaces de echar presidentes ineficientes, corruptos o autoritarios. Solamente,
el parlamento es el que ha canalizado las protestas de la calle y han
destituido los mandatarios en democracia, la herramienta de control más
importante, es el voto.
La calidad democrática en un país,
está bajo un criterio y variable que determina la institucionalización y las
reglas para su desarrollo democrático. De allí, la vinculación entre el líder y
el pueblo.
Debemos formar a un líder político
alejado del individualismo y personalismo, estos personajes usurpan la
autonomía del Estado para perpetuarse en el poder, sin consentimiento de la
voluntad popular.
Los partidos políticos, deben
considerarse como actores cruciales en la formación del Estado, debe evitar que
las élites lo controlen y deben ser dirigentes preparados ideológicamente para
evitar vacíos en las agendas electorales.
La lucha popular, es una
justificación para ir a la protesta y exigir el respeto por la democracia y su
ejercicio político, el Estado debe estar presente en cada acto comunitario.
Se debe romper con el Estado
Patrimonial para darle paso al Poder Popular, organizar en cada sector,
pequeños grupos de poder que afianzaría el poder central.
Las Comunas, es el camino de la
sustentación popular, pero, muchos gobernadores en su condición de militares no
la estimulan por razones personales,
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