Aventis
La Venezuela de
hoy, se llena de sangre joven y, lo peor, la brutal represión de la GNB y PNB,
rebasa el comportamiento de los principales líderes del mundo por mantener el
control político del Estado. Aquí, se debe aislar cualquier tarantín político y
avanzar hacia una justicia social que de verdad autentice la paz y equidad
social. Esta revolución, poco tiene de conciencia ideológica, es militarista y
tiene un orden moral muy bajo.
El pueblo, debe
enseriarse y organizarse en la búsqueda de su libertad y renovar sus bases
partidistas, nadie, puede estar ajeno al derecho de la paz y ser escuchado. Y
esta bueno de consignas, peroratas, falacias y mentiras, debemos ir a un
pensamiento colectivo y único, jamás a individualidades que limitan el análisis
social comunitario.
Dejemos atrás, el
resentimiento y la envidia, embriones de las nuevas dictaduras que, nos llevan
a ser genocidas por el poder. La sociología del poder, nos habla de quienes
desean someternos y crear niveles de injusticia hasta marcar diferencias hasta
llevarnos a un Estado Totalitario y desesperante, solo el Socialismo marxista
nos lleva a una cultura económica y, no avasallante. El Che vio hacia China,
donde el progreso es presente. Maduro, desea extrapolarse e irse a otro modo
del socialismo, colapsando eventualmente el socialismo del Siglo XXI, con una restringida
posición política y una acosada economía, busca la vía totalitaria, no estando
el venezolano preparado para ello, solo existe un imaginario que nos lleva a la
miseria y nada en concreto, es un mundo absurdo de conciencias silenciadas.
Mientras, los
intelectuales, están callados, hay compatriotas que desconocen la justificación
de la envidia.
Ya es tarde, al
frente se encuentra el despeñadero. Es un socialismo, diferente al planteado
por Chávez, algo espantoso. Y a la luz de esa intelectualidad la mayoría creerá
contra toda evidencia en la viabilidad y bondad de lo intrínsecamente inviable
y maligno. Ante la realidad contraria responderán con la negación de la
realidad, se aferrarán incluso a la leyenda del socialismo escandinavo, por lo
que el último refugio de los socialistas no es socialista y jamás admitirán
como el Estado de bienestar corrompió a Suecia con un radicalismo
socialdemócrata en gran parte abandonado.
Así soñarán con Estocolmo mientras el
lumpen criminal despreciado por Marx aquí ascendió a revolucionario azote de
clases enemigas, la propaganda inventa absurdos para atribuir inflación,
escasez, racionamiento e inseguridad a una mítica guerra económica en que
únicamente creen los perfectos idiotas de aquí y del mundo entero, y los
líderes de la oposición socialista venezolana responden a cada inflacionario
aumento de salarios sin soporte en la productividad, cr
La tesis más
socorrida -y menos estudiada- en el contexto de la enorme crisis política y
económica que sacude al país, es que el proceso de Maduro, concluyó fracturado
en tres fragmentos que, si bien hasta ahora coinciden en sostener al régimen,
no pocas veces se refractan, trifurcan y hasta parecieran prestas a desgarrarse
unas otras.
Pero hablar de
Chávez y, “Socialismo del Siglo XXI” es diferente y de Maduro, es referirse a
exotismos, matices y especificidades como jamás habían sucedido en la historia
de los “socialismos”, y orientarse frente a ellos para descubrirlos,
denunciarlos y, al final, arrollarlos, no solo ha significado tiempo, sino
sufrimientos que hoy se pueden encontrar en cualquier calle de Venezuela.
Para empezar, Chávez -un militar de
media graduación- inicia su carrera política con una intentona golpista
fracasada gracias a la GNB, la misma que reprime hoy, no obstante, le trae la
sorpresa que le proporciona una inmensa popularidad que lo ubica en la
posición ideal para dar el siguiente paso: crear un partido político
cívico-militar, con el cual, se involucra en una campaña electoral por la
presidencia de la República que, dada la crisis económica que sufre el país, el
colapso del liderazgo democrático, y sus dotes de orador impar, le permiten
acceder a la presidencia con una votación holgada, pero incontrastable.
Pero Chávez tomó
nota, se le ofreció a los náufragos del colapso del comunismo de finales de los
80 y comienzos de los 90 como el líder de un proyecto de restauración, y de ahí
nació el modelo de socialismo híbrido –medio socialista, medio capitalista,
medio democrático, medio dictatorial-que representó la coexistencia con
factores que siempre lo enfrentaron y ahora accedieron a la mayoría
absoluta del Poder Legislativo que, por lo menos, destruyeron al chavismo
y al “Socialismo
del Siglo XXI” como un sistema político y económico viable, exportable y con futuro.
Todo, bien planificado
Lo anterior significa que con
Chávez desaparece el sistema de dictadura adeco- copeyana y socialista centralista, de
poder único y excluyente, totalitaria e hiperpersonalista, y nace el híbrido,
que permite una cierta pluralidad, pero mientras garantice una mutilación
progresiva de los poderes públicos y de la sociedad civil, para que, al final,
se arribe el comunismo de siempre, al leninista, stalinista y castrista.
El régimen, entonces, se mantiene a
través de un liderazgo carismático que, en cuanto no crea estructuras, fuerzas
orgánicas, ni jerarquizadas, conducen a una anarquía reglada, no solo
dentro, sino fuera del gobierno, como resultaron ser los colectivos, los pranes
y los distintos carteles de paramilitarismo que se hacen uno con el poder.
Es, lo que podríamos llamar, una variante o tendencia posmoderna del marxismo
y el socialismo clásico, ortodoxo, que ahora renuncia a los dogmas para pescar
todo cuanto pueda serle útil, sin importar su naturaleza y destino, y
usarlos como aportes que confundan, dispersen y pierdan a los enemigos y
opositores que siempre se encontrarán con fantasmas en los que nunca
pensaron, ni imaginaron.
Versión de la política, la realidad y
la vida que podía convenir y ser aprovechada por un líder fuerte y carismático
como Chávez, pero no por Maduro, el cual, ha llevado la anarquía al extremo de
que, el mismo “Poder Ejecutivo” está dividido en tres cabezas, o cadenas de
mando que, pueden ubicarse entre Padrino López, Diosdado Cabello y Néstor
Reverol. Los militares, nos encontramos en un militarismo, no en un socialismo
y, jamás votamos por un poder militar
En otras palabras, Maduro es una
brizna a la deriva entre fuerzas que tienen agenda propia, y que, solo se
mantienen unidos en torno suyo hasta tanto las circunstancias indiquen que
llegó la hora de tirar su cabeza a los leones, como se despacha a los que
llegan al poder por el simple influjo de la fortuna, y una vez llegados, no
hacen nada para brillar, aunque solo sea por una mínima llama de luz propia.
Una nulidad absoluta y sin remisión,
con una bolsa en la mano para comprar lealtades y, por lo tanto, tolerado con
el desprecio de quienes ignoran que, forjarse un liderazgo requiere algo más
que dólares, amenazas y cadenas de radio y televisión.
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