Fuente Literaria / Poesías erótica # 18
Me cabeceo, sobre la piedra del Cerro Azul, somos
caminantes.
Tiembla, en mi mano la copa de vino, y me embriago
bajo la luz
De la luna.
Allí, termine. Contemplando la inmensidad del mar y tu
alma,
Y escuchando al Ángel, desde mi corazón.
He soñado y, también soñé.
Voy, haciendo traspiés a la casa del campo, a escuchar
mis penas,
A lo largo del cielo deshojado, somos errantes como un
pañuelo
De maíz.
Despierto, bajo la varilla de tu alma, espada que me
despierta
Empobrecido, hagamos el amor, arriba en la montaña, junto
a las aguas
De tu vagina y el mar.
Tu encierro terminara
en el día y momento que lo decidas, tu cuerpo está encerrado pero tu
pensamiento, corazón y sentimientos son libres para volar hacia la felicidad,
donde tu sabes que te espera, sin condiciones ni obligación, solo queriendo
serlo
y será testigo mudo,
pero fiel del amor y la entrega de nuestros cuerpos y de nuestro amor.
Aquello, solo se da,
en el agua. Los reflejos del faro, humedecen los cuerpos,
Al paso de las
gaviotas, traídas de Tandil.
Es tiempo, de amarte.
Y machetear el campo verdoso. De tu jardín.
Emiro Vera Suárez,
Mayo de 2017
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