La Tecla Fértil
Desde hace aproximadamente, 70 años, la
Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos -CIA- ha sido un arma
estratégica fundamental para los planes de dominación y neocolonización
imperial de América Latina, el Caribe y buena parte del resto del, mundo.
Esa organización de espionaje que
trabaja en la clandestinidad, comete toda clase de crímenes que permanecen en
la impunidad. Está al servicio de las grandes empresas y consorcios
norteamericanos que, a su vez, son parte esencial de los gobiernos inquilinos
de la Casa Blanca; en consecuencia, siempre la CIA defiende sus intereses, es
decir los intereses imperiales que son los mismos de sus grandes corporaciones
transnacionales por medio de las cuales depreda y explota los recursos
naturales. Muchas, se encuentran ancladas en Venezuela
La CIA está bajo órdenes directas de la
Casa Blanca y del Presidente de Estados Unidos. Siempre en su calidad de
miembro de la clase superior y dirigente de la élite en el poder, el
presidente, en ocasiones, desconoce de los pasos, operaciones o actividades de
CIA que hayan sido decididos previamente por NSC o el Special Group. La CIA no
puede ser o autoproclamarse como “un gobierno invisible” o como una especie de
Estado dentro del Estado, porque esa situación es tan solo un mito difundido
por la propaganda ya que, en su esencia, es un arma secreta, mortal, subversiva
y desestabilizadora de los Estados Unidos; es decir de la clase superior y, por
tanto, “la CIA actúa bajo dirección aparente del presidente de los Estados
Unidos o del Consejo de Seguridad Nacional. Sin embargo, ejecuta acciones
especiales, casi siempre con el victo bueno del presidente según de afirmaba en
la guía especial de los Estados Unidos. El New York Times Magazine4 escribía:
“Todos los directores de la CIA están protegidos por los presidentes a los que
sirven. Ningún director de la CIA puede desobedecer las instrucciones del
presidente…”; sin embargo, realiza operaciones clandestinas bajo órdenes del
NSC que no siempre son informadas al presidente.
Pero la palabra terrorismo tiene difícil
definición, al menos Naciones Unidas no ha sido capaz hasta el momento de
ponerse de acuerdo sobre ese concepto, debido a las discrepancias entre
expertos y los mismos estados. Recordemos que, la mayoría de las colonias que
lucharon por la independencia frente al imperialismo, emplearon la lucha armada
y atacaron objetivos civiles y en algunos casos, atentaron contra sus
metrópolis. Aunque sea en etapas históricas diferentes, muchos de los
conflictos actuales surgen de la pésima gestión de cómo se llevó a cabo la
descolonización, que favoreció la creación de estados con fronteras
artificiales y qué élites que debían gobernarlos. Esto tiene mucho que ver con
los pueblos que hoy se sienten ocupados o atacados en Palestina, Afganistán,
Irak, Paquistán, Chechenia, Cachemira, Siria, donde grupos de distinto signo utilizan
como arma el ataque indiscriminado contra objetivos civiles de sus ocupadores o
atacantes, incluidas sus propias metrópolis.
. La clase económica superior, controla
el poder de la CIA y el poder del imperio que ha desatado guerras de agresión e
implantado dictaduras con la CIA o el poder militar. En la práctica, esta clase
gobierna al ejecutivo y al legislativo, a los militares, políticos,
diplomáticos, abogados, periodistas y es propietaria o accionista de las
principales cadenas de radio y televisión, de las agencias transnacionales de
prensa y de los más influyentes periódicos y revistas y espectáculos de
entretenimiento. Es la clase que ejerce férreo control sobre la “comunidad de inteligencia”
y en especial sobre la CIA.
En realidad, la lucha contra el
terrorismo internacional es otra estrategia que usa los Estados Unidos para
justificar las agresiones militares y liderar las coaliciones internacionales
que bajo el mando imperial que desencadenó las guerras autodenominadas contra
el terror en Afganistán e Irak; Siria, contra los kurdos; o respalda a Arabia
Saudita en Yemen. En Siria, para desestabilizar al gobierno de Bashar al-Asad,
EEUU y sus aliados han bombardeado a ciudades y aldeas con el pretexto de
combatir al terrorismo del E.I., pero con la CIA .han colaborado con los
gobiernos sumisos de Irak, Arabia Saudita, Qatar, Emiratos Árabes en donde han
entrenado a combatientes, además de entregarles armas y dineros a los diferentes
actores en conflicto
Pero la palabra terrorismo tiene difícil
definición, al menos Naciones Unidas no ha sido capaz hasta el momento de
ponerse de acuerdo sobre ese concepto, debido a las discrepancias entre
expertos y los mismos estados. Recordemos que, la mayoría de las colonias que
lucharon por la independencia frente al imperialismo, emplearon la lucha armada
y atacaron objeticos civiles y en algunos casos, atentaron contra sus
metrópolis. Aunque sea en etapas históricas diferentes, muchos de los conflictos
actuales surgen de la pésima gestión de cómo se llevó a cabo la
descolonización, que favoreció la creación de estados con fronteras
artificiales y qué élites que debían gobernarlos. Esto tiene mucho que ver con
los pueblos que hoy se sienten ocupados o atacados en Palestina, Afganistán,
Irak, Paquistán, Chechenia, Cachemira, Siria, donde grupos de distinto signo
utilizan como arma el ataque indiscriminado contra objetivos civiles de sus
ocupadores o atacantes, incluidas sus propias metrópolis.
. Respecto de América Latina y el
Caribe, el analista internacional Nil Nikándrov en RT afirmaba que Estados
Unidos ha intensificado los esfuerzos para desestabilizar a los países
latinoamericanos que hayan conducido una política independiente exterior, lo que
la Casa Blanca considera un desafío.
“La liquidación de los enemigos de
EE.UU. permitiría a Washington socavar el proceso de consolidación de países y
pueblos latinoamericanos y asestar golpes contra organizaciones como el ALBA,
la Unasur y la Celac, así como reducir la cooperación en el marco de
Petrocaribe y el Consejo Suramericano de Defensa”, explica el analista.
Los montajes de derrocamiento de los
políticos que ponen trabas a la hegemonía estadounidense en América Latina
tienen en cuenta la situación operativa en dichos países. Según él, los lacayos
de EE.UU., de “los cuales hay suficientes en América Latina”, procurarán
también socavar las actividades de los BRICS e implicar a los países de la
región en la guerra de sanciones contra Rusia.
No existe ni un sólo Estado
latinoamericano o caribeño que, en algún momento de la historia, no haya sido
atacado militarmente por Estados Unidos o manipulado a través del dólar, la
diplomacia, la política. Con extraordinaria habilidad se ha aprovechado de las
debilidades humanas: ambición, notoriedad, inclinación a la corrupción e
inclusive la traición a sus patrias y pueblos, y hasta de la ignorancia y el egoísmo
de políticos y militares, para imponer el dictado imperial.
Nikándrov en RT afirmaba que Estados
Unidos ha intensificado los esfuerzos para desestabilizar a los países
latinoamericanos que hayan conducido una política independiente exterior, lo
que la Casa Blanca considera un desafío.
“A
Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua igualmente [EE.UU.] las acusan de
promover el autoritarismo, desmontar la democracia, oprimir a la oposición y a
los medios independientes, de hacer la vista gorda al narcotráfico y la
corrupción”, recuerda Nikándrov en el portal de la Fundación de la Cultura
Estratégica.
De manera un poco diferente se hace lo
mismo con los dirigentes de Brasil y algunos países caribeños, sostiene el
autor. “El uso de acusaciones, pruebas falsificadas y desertores no tiene fin
en el afán por desacreditar a los políticos indeseables desde el punto de vista
de EE.UU.”, destaca Nikándrov. El mayor objetivo de estas actividades,
coordinadas por el Departamento de Estado, la CIA, la NSA y la Agencia de
Inteligencia de Defensa, es remplazar a dichos dirigentes por otros
“democráticamente orientados e inclinados a un diálogo” con Washington”. Esta
tesis se demuestra con la política de Estados Unidos en Argentina gobernada por
la derecha que puso en el poder a Macri, visitado y alabado por Obama.
En el Gobierno de Obama hay partidarios
de escenarios radicales para la región, incluido el “escenario libio”. Los
intentos de eliminación física de políticos extranjeros considerados
indeseables, practicados por la CIA y los demás servicios secretos
estadounidense, en numerosas ocasiones en el pasado, continuarán sin duda
alguna, asegura Nikándrov.
Los montajes de derrocamiento de los
políticos que ponen trabas a la hegemonía estadounidense en América Latina
tienen en cuenta la situación operativa en dichos países. Según él, los lacayos
de EE.UU., de “los cuales hay suficientes en América Latina”, procurarán
también socavar las actividades de los BRICS e implicar a los países de la
región en la guerra de sanciones contra Rusia.
Ha utilizado la doctrina Monroe, la de
la zanahoria y el garrote, o la Alianza para el Progreso, el Plan Colombia, el
Plan Patriota, la Iniciativa Mérida, la guerra contrainsurgente, la guerra
contra el terrorismo internacional, la lucha en defensa de la democracia,
libertades y derechos humanos, y hoy la “ayuda humanitaria” para penetrar en
América Latina y el Caribe, imponer gobiernos y saquear los recursos naturales
y liquidar sus diversas formas de convivencia política, social y cultural. En
cualquier lugar en el que intervenga Estados Unidos ha habido y habrá muerte,
regueros de sangre, destrucción, cárceles y torturas para los patriotas y
revolucionarios, riqueza y poder para los traidores, al tiempo que han
liquidado los avances socio-políticos y los esfuerzos para abandonar el
subdesarrollo y las desigualdades impuestas por el imperio en sus afanes de
neocolonización.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
No se publicarän notas que contradigan o reflejen un criterio contraetico