Aventis
Los venezolanos,
ignoramos de la tragedia que aún tenemos, desde la vieja partidocracia hasta
hoy. Lo que más preocupa es la participación de España que utilizando a un
grupo de pseudosocialistas disfrazados, incluyendo a Podemos buscan aprobar una
gestión que ha enloquecido por controlar el poder, luego de la desaparición física
de mi comandante Hugo Chávez Frías, algunos desean deformar nuestra realidad y
es inquietante, como el papa y Zapatero inciden en experimentar una receta
única en el país.
Hay un eje temático
y utilizan la expresión Paz, para engañar a unos cuantos tontos que, por un
fanatismo distorsionan su credibilidad. Solo, queremos más justicia en la
equidad y distribución de los alimentos, aplicación de la ley centrada en el
Código Civil Venezolano y Penal, a su vez, que los venezolanos tengamos una
verdadera vida en común y entender a ejercitar la Paz.
La democracia que
puede posibilitar paz social es aquella que se define por los derechos humanos
y tiene al menos cuatro características: primero, la celebración de elecciones
libres e imparciales, que posibiliten el derecho a la participación política;
segundo, la existencia de medios de difusión libres e independientes, que pueden
contribuir al ejercicio del derecho a la libertad de expresión, pensamiento y
conciencia; tercero, la separación de los poderes del Estado, que ayude a
proteger a los ciudadanos de la violación de sus derechos civiles y políticos;
y cuarto, el fomento de una sociedad civil abierta que haga efectivo el derecho
de reunión y asociación pacíficas, orientadas a fortalecer el poder de la
ciudadanía como condición para que la democracia fundamente la libertad
individual y los derechos humanos en la justicia social y en la equidad
económica .
Hay que entender
las cosas, ser severo en la interpretación de las ideas y prestar atención a
las realidades concretas para tener gobernabilidad política. Debemos, en este
sentido, aminorar la desigualdad social para desinflar los conflictos
estructurales del Estado y, por tanto, de crisis permanente, como estamos hoy,
no es de guerras económicas, es de mala aplicación de la ley en una diversidad
de escenarios, donde los protagonistas son los mismos y nos ocasiona crisis e
imposibilita a un grupo de personas a ser libres.
Hay que analizar
para encontrar la paz y tener ideología política. La Asamblea Nacional Constituyente,
poco me ha mostrado seriedad en la consecución de algunos hechos nacionales e
internacionales. Necesitamos la instauración de un orden justo para legitimar
aspiraciones y tener acceso a la verdad. De esa manera, la libertad personal se
encuentra garantizada y estaremos dispuestos a los desafíos de una historia
cambiante. Terminamos este párrafo con una acotación: el lema escogido por las
Naciones Unidas para acompañar la celebración del Día Internacional de la paz
es “Haz oír tu voz”. Este llamado nos trae a la memoria dos reflexiones. La
primara tomada de Aristóteles, quien afirma en uno de sus escritos que el ser
humano es aquel ser que tiene palabras y no sólo voz. Los animales tienen solo
voz para expresar el placer y el dolor; los seres humanos tienen palabras
porque pueden, conjuntamente, deliberar entre ellos sobre lo conveniente e
inconveniente, sobre lo justo y lo injusto. Y, por otra parte, más cercano a
nosotros, Ignacio Ellacuría, exhortaba a que el pueblo salvadoreño hiciera
oír su voz, que reflexionara sobre la situación del país, que exigiera ser bien
informados, que hicieran sentir la urgencia de un desarrollo económico profundo
del país, y la resolución del problema de la injusticia. Así queremos en
Venezuela
“Haz oír tu voz”
¿qué debe significar ahora mismo este lema para alcanzar la paz y fortalecer la
democracia? Al menos debe
implicar despertar de la indolencia o de la indiferencia ante las cuestiones
públicas (la injusticia, la impunidad, la depredación,.); debe llevar a
defender los derechos de los empobrecidos, la muerte por hambre de los
habitantes de Somalia, Venezuela, por
ejemplo, debería generar indignación y solidaridad; debe conducirnos a
denunciar enérgicamente los abusos y las injustas consecuencias de las
inequidades extremas entre ricos y pobres; debe orientarnos al compromiso por
una democracia incluyente que valora la necesidad de promover las
organizaciones de la sociedad civil, los medios de difusión pluralistas, y la
política económica centrada en el desarrollo de las personas; debe llevarnos a
renovar el compromiso con la no violencia y con la justicia, convencidos de que
la paz es, en definitiva, es fruto de la justicia. Tal como lo expresa mi presidente, Nicolás Maduro Moros.
La pobreza es efecto de un
modelo de desarrollo local que, en complicidad con los intereses
económicos y los distintos grupos que ostentan el poder en la
ciudad, conduce a una escandalosa concentración de la riqueza,
produce y reproduce las desigualdades y acrecienta la fragmentación
social. Pero, también es consecuencia de un acumulado histórico de
inequidades y desventajas sociales vinculada a problemas de
explotación y subordinaciones tanto económicas como de género y
étnica que benefician el crecimiento económico
Hoy por hoy, el resultado del modelo
promovido bajo los conocidos “principios rectores” que se promueven
en cualquier región o ciudad del
mundo: gobernabilidad, competitividad, seguridad, desarrollo social y
sostenibilidad; y el fomento de las clásicas políticas públicas
fragmentadas, focalizadas y de carácter asistencial y reduccionista
sobre la llamada población “vulnerable”, sólo consiguen profundizar y
multiplicar la brecha socioeconómica sin alcanzar logros
significativos en los objetivos sociales propuestos. y superar las exclusiones
y discriminaciones existentes.
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