El Reloj del Tiempo
Los asiáticos, buscan disminuir en lo posible el
avance de Brasil en el universo global de la industrialización, tratando de
vincularse con la política y los negocios que están fuertemente vinculados con
México, la Cuenca del Caribe y los países del Sur. La idea es tratar de cerrar
los cabos para amarrarlos a Venezuela que refleja ante el mundo ser el antiguo
y nuevo Dorado. Sin duda, esto, permite una vorágine electoral entre las
organizaciones políticas venezolana y el directorio del Psuv, cuyo coordinador
general, es el mismo presidente de la República Bolivariana de Venezuela,
Nicolás Maduro Moros
A sabiendas del tsunami que viene en año y medio,
hay una supuesta campaña contra la corrupción, pero, sabemos que los chinos
desean sacar a Brasil de futuras concesiones, haciendo juegos de sombras y,
penetrar el mercado de la construcción, sabemos que están licitando y necesitan
bailar samba, como lo hicieron con Estados Unidos de Norteamérica.
. Notemos que empresas chinas, van a participar en
las licitaciones para la edificación del cuarto puente sobre el Canal de Panamá,
la Línea Tres del Metro capitalino y demás proyectos de generación eléctrica en
ese país, donde jóvenes ingenieros eléctricos venezolanos serán contratados por
su capacidad laboral y, como sabemos, se marcharon de nuestra tierra
bolivariana. Tampoco hay que ir muy lejos. En Colombia y Costa Rica, hay
vinculaciones con empresas chinas.
Esperemos que la entrada de consorcios chinos no
se convierta en otro gran fiasco. Como el político Ojo. Que no nos pase lo
ocurrido en Nicaragua, donde un supuesto grupo asiático se propuso construir un
“gran canal interoceánico” allá, pero ni siquiera han arrancado con la primera
piedra. Hace unos días, por curiosidad,
para conocer las estadísticas de los casos que más se querellan, los
consumidores revisamos el ‘Tablero de quejas’ que la Acodeco mantiene en su
página web y nos sorprendió que el incumplimiento ocupe el primer lugar, desde
un tiempo prudencial, hasta septiembre del presente año.
Veremos
qué pasa en el camino.
Necesitamos, una alternativa ante la crisis y,
estructurar un movimiento de verdadera voluntad política para hacer los
correctivos, pero, los egos, no permiten esa unificación. Se podía pensar que
el caso Odebrecht daba esa oportunidad de unificación. Pero el sistema es tan
sólido y los que lo manejan saben qué hacer, que no hay unidad. En el caso
venezolano, muchos pseudolíderes de la oposición se reunían con el oficialismo,
a espalda de sus dirigentes y militancia.
Por eso digo que necesitamos un verdadero hombre
socialista ya sea persona o situación que unifique a los más íntegros, los más
aptos y los más ilustrados para barrer a los pillos y cambiar el sistema.
Tendrá la oportunidad de acompañar al presidente Maduro, en una de esas
decisiones.
Dicho esto, ¿cuánto hacemos antes los ojos de
todos, sin medir que el vaso se llena con cada gota? Lo que proyectamos como
imagen personal, no es más que un cúmulo de acciones que crean una especie de
marco referencial. Pero a veces, involuntariamente, caemos en todo tipo de
reacciones y para ponerlo simple hablemos de los diputados. ¿Cuántos hay que aun
siendo reelectos cada cinco años, vienen demostrando una falta de solvencia? Aceptando
negociados, ¿buscando recibir beneficios de quién esté de turno e incluso
cambiando su afinidad política cuando sea necesario? Luego nos quieren dar
cátedra de ética y moral, con el supuesto argumento de que no sabemos de
política. Ese, por más que se reelija y se reinvente, será un
oportunista.
Bueno,
así es en nuestra vida personal. Lo que hacemos tiene que guardar relación con
lo que decimos, de lo contrario somos una falsedad, un personaje creado, pero
no caemos en cuenta del mal manejo que tenemos de nuestra imagen, hasta que
creemos que alguien más lo puede hacer. Algo así como que yo construyo una mala
imagen diurna por años, pero cuando alguien me señala por algo, considero que
esa persona está dañando mi imagen... ¿Qué imagen? ¿La mala o la que puede ser
peor?
Y es un fenómeno del que no
escapamos los que somos públicamente expuestos por nuestras profesiones o
actividades.
En
ese sentido es mejor evaluar lo que hemos venido haciendo con esa imagen que de
un momento a otro nos empieza a preocupar, antes de pretender culpar al
momento, la situación o a una persona cuando nos percatamos de que estamos
metidos en tremendo revolú- apátrida. Ahora, si lo que nos gusta es llamar la
atención y jugar a ser polémicos o construir ese tipo de imagen, no pasa nada,
el camino de la falsedad, el oportunismo y los dramas, es el correcto, porque
hay de todo, pero que no sea ese el norte y luego se busque lavar la cara con
argumentos de pulcritud y persecución, porque hay delirios de persecución.
Aunque vamos, siempre habrá quiénes se coman el cuento.
El
escenario político nacional aparece muy empantanado para reflejarnos en la
próxima elección municipal. Lo que implica, una alta intensidad negativa para
el futuro de la nación y sus regiones.
La
postura de nuestros políticos criollos es de ignorancia ante el país y, el
manejo de sus discursos implica una utopía universal, porque sus realidades son
falsas, convertidas en verdad. Así que, los políticos venezolanos, poco tienen
oportunidad para hablar de los signos del tiempo, los falsarios poco pueden
mostrar una cultura de identidad. Tenemos que, éste progreso es completamente
falseario, donde los partidos políticos cumplieron ya su tiempo y, no tenemos
ya, una patria boba.
Ya no hay
excusas para permanecer callados, el tiempo del silencio ha concluido, así que,
sin cortapisas, la MUD, debe irse junto a los izquierdistas falsos que se
nuclearon alrededor de Chávez, no cumplieron con el país.
La
democracia, implica compromiso con la ciudadanía y debemos tener fuerza en la
palabra. La historia, nos habla de grandes decisiones y, en Venezuela, tenemos
que asumir una posición que descarte a los traidores de la derecha y del
movimiento revolucionario.
Es tiempo
de resituar la justicia social y los derechos humanos en el centro de los
partidos políticos. Y las mensajerías económicas del que fueron erróneamente
desplazados por las leyes del mercado, con el lamentable resultado que la
crisis actual- financiera, medioambiental, alimenticia, democrática, ética-
reflejan.
Es tiempo
de avanzar, desde una economía de guerra a una economía de desarrollo
sostenible global. Hay que ir, de espectadores a actores que participen y se
comprometan con su comportamiento citidiano a la gran transición, desde una
cultura secular y no militar, de imposición, violencia y guerra a una cultura
de diálogo, conciliación, alianza y paz


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