El petróleo y maíz mexicano, sigue siendo el aporte
principal de la región. Los maiceros norteamericanos y mexicanos vienen aplicando
un presupuesto adecuado a sus tierras para impulsar la exportación de este
rubro e imponer un costo moderado a los costos de producción, Trump ha llamado
a sus agricultores para duplicar su producción y, ha instado al presidente
Enrique Peña Nieto que favorezca a los sectores agrícolas, que, se encuentren
muy cerca de la frontera.
En el ámbito comercial, México sigue registrando en la
balanza agroalimentaria, un orden de 3 a 4 mil millones de dólares anuales,
como consecuencia de importaciones recurrentes de granos (maíz amarillo, sorgo)
y oleaginosas que complementan la demanda nacional. México importa el 40% de la
carne, el 85% del arroz, el 95% de la soya y ha pasado a ser un país que ha
incrementado aceleradamente su dependencia alimentaria, sacrificando a la
pequeña agricultura y beneficiado a los productores de la agricultura comercial
que fundamentalmente obtienen sus ganancias al comprar barato en el mercado
internacional y vender caro en México porque son los beneficiados en el TLC.
Pero, todo ha mejorado en este último semestre y, poco a
poco los aranceles se vienen liberando, y el frijol y el maíz viene llegando
con más frecuencia al plato t mexicano y, quienes desean compartir sus cultivos
El Banco Mundial ha advertido que el sector
agropecuario nacional debe acoplarse a las condiciones de competir en el
mercado vecinal y con la liberación gradual de aranceles, la política
agropecuaria tendrá cierta incidencia en el consumo poblacional mexicano.
Para los antiguos mexicanos, el maíz era la materia misma con la que el
género humano fue creado, lo cual le otorga un valor simbólico que trasciende
su importancia como alimento. El mismo significa un principio vital y un
elemento fundamental de la cosmovisión de los pueblos indígenas. Para los
mexicanos, el maíz sigue siendo un dador de vida y un elemento fundamental de
identidad.“El maíz ha sido fuente de vida espiritual y material. Hoy, en este siglo XXI, este cereal es en México…historia y es leyenda, es tradición y está vivo”.
En la actualidad, buena parte del maíz que se consume en México se produce “aplicando tecnologías de gran racionalidad ecológica”: El maíz no se cultiva de manera aislada, sino en una parcela de tierra llamada milpa, donde también se cultivan otros productos tales como, calabaza, frijol, chiles, quelites; esta multiplicidad de cultivos reproduce un ecosistema en el que hay un intercambio entre unos y otros y conviven en armonía utilizando las ventajas de esta relación. Otra gran aportación de los pueblos indígenas, es la nixtamalización que es una tecnología que enriquece sustancialmente las cualidades del maíz. Este es un proceso mediante el cual se cuece el maíz mediante la reacción físico-química que se produce al añadir cal viva al agua en que se remojo el maíz, esta reacción genera calor contribuyendo a suavizar y desprender la cascarilla del maíz. “Mediante esta misma reacción, las partículas del interior del grano se aglutinarán durante la molienda, debido a que, al absorber el agua, los almidones pasan a un estado plástico o de gel. La nixtamalización hace más digeribles las proteínas del maíz y permite disponer de la niacina que se encuentra en el grano, lo que impide enfermedades como la pelagra. Además, la cal agrega calcio asimilable de ahí que los mexicanos crearan fama por sus bellas dentaduras.
Los cultivos de los que México es centro de origen y diversificación
son: Maíz, chile, calabaza, frijol, papaya, guayaba, algodón tabaco, cacao y
tomate, entre otros.La diversidad de razas y variedades de los centros de origen le confieren gran fragilidad, en caso de que se genere una contaminación con transgenes de las variedades criollas a nivel nacional por la polinización abierta, o bien por la conservación y el intercambio de semillas, se pueden acumular varias modificaciones genéticas en los maíces criollos que afecten su capacidad productiva y su naturaleza como alimento. En caso de contaminación, sería imposible recuperar o revertir el daño a razas y variedades acumuladas durante miles de años.
“México como centro de origen posee uno de los niveles más altos del mundo en biodiversidad y su protección es prioritaria.”
México es centro de origen del maíz., El centro de origen
de una especie es la zona donde se inició el cultivo o la domesticación de esa
especie determinada. Los centros de origen cumplen la importante función de ser
las reservas de germoplasma ante eventualidades de plagas y enfermedades o de
otro tipo de eventualidades como ciclones, huracanes o terremotos, que acaban
con las variedades dominantes que suelen sembrarse en otros países. La
diversidad genética existente en los centros de origen permite el desarrollo
continuo de variedades con capacidad de defensa contra las plagas y tolerancia
a factores climáticos como la sequía. “El centro de origen de una especie es
una fuente invaluable e irreparable material genético… Está caracterizado
generalmente por poseer el nivel de variabilidad genética más alto de esa
especie determinada”. La polarización social
en el campo es creciente; la migración de la población rural llega a 300 mil
personas por año en condiciones inhumanas; más de un mexicano muere cada día al
tratar de cruzar a Estados Unidos, y esa realidad no la quiere reconocer la
Sagarpa, porque su único interés es servir a las corporaciones del sector
agroalimentario.
Un buen ejemplo es el caso del maíz. De acuerdo con datos
de diversas fuentes, este grano representa más de 60% de la producción agrícola
nacional, al iniciarse el TLCAN, en 1994, el gobierno acordó el ingreso de 2.5
millones de toneladas métricas de maíz libre de aranceles. Estas importaciones
se ampliarían a un interés compuesto de 3% anual hasta llegar a la
liberalización total del mercado, en 2008. Sin embargo, desde el principio la
cuota de importación fue rebasada. Así, millones de toneladas de este grano
ingresaron al país sin cubrir arancel alguno y sin que el gobierno diera una
explicación al respecto. A pesar de su
relevancia histórica y cultural, la disminución de producción del maíz palomero
es drástica. Hoy México no produce ni un 2.3 por ciento de las palomitas que
consume; e importa, por el contrario, es de Estados Unidos. Los factores que
explican esta situación son múltiples. Por un lado, las zonas donde se
concentraba la siembra y venta de este maíz palomero, como el estado de
Tamaulipas, al norte del país, son hoy unas de las más azotadas por la
inseguridad y el acecho del narco, lo cual ha ocasionado que se abandone su
siembra.
Por otra parte, el TLCAN
permitió la entrada de maíz palomero libre de arancel, lo que desincentivó la
producción local. A eso se sumó la progresiva desaparición de una gran cantidad
de apoyos del gobierno en toda la cadena productiva del maíz, , que afectaron
principalmente al pequeño productor: la producción de fertilizantes,
el almacenamiento de cosechas y la producción de semillas, entre otros.
Para revertir en parte el
peligro de desaparición de razas de maíz nativo como el palomero, Peña
Nieto lanzó a fines del año pasado una campaña de recolección de fondos, para
financiar la búsqueda de esta semilla en los campos mexicanos, así como a
productores que estuviesen dispuestos a sembrarlo y resguardarlo.
La idea que presentó en
Kickstarter fue la de realizar expediciones a las regiones agricultoras
del país donde aún puedan existir estos maíces y, al recobrar la producción
comercial de palomitas mexicanas, ofrecer un cultivo de alto valor que se pueda
traducir en un ingreso atractivo para sus productores.

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