Escritor- Filósofo


"La niebla es un paso del camino entre una certeza y otra certeza, jamas he caminado entre cargas y visiones falsas, debemos aprender a caminar en el umbral del camino con nuestro maestro espiritual o gurú. Debemos aprender a desafiar a la muerte y dominarla. Amar es un desafío espiritual." Emiro Vera Suárez

Todo cambia tan abruptamente. El tiempo y la vida con su paso solo develan la crudeza, solo caminan para agotarse, para hundirse ante nuestros fallidos intentos de entender algo.

Juan Carlos Vásquez Flores

domingo, 18 de febrero de 2018

Reunidos a la toma del Té.

Fuente Literaria/ Relato de Ciencia Ficción 2:38

Las fogosidades de las cosas terrenas se suceden rápidamente y el espíritu de la princesa siempre será un fiel acompañante. Los ciudadanos, ante cualquier acto, acuden a las oraciones fúnebres y, ese recital constituye una ofrenda para esparcirlas entre los familiares enfermos. Er monje es estar en un escenario de combate y adoptar el estilo de la escuela de combate, constituye el acercamiento de una amistad, que, siempre tendrá su misión y, las rosas en las tazas de los clientes, constituyen un performance.
En casa de Don Abigail Sequera, siempre rodeamos la larga mesa y su esposa en cada tarde, se disponía a servir el té. Siempre, fue mi costumbre visitarle con Elicerme Sequera, antes de iniciar los actos espirituales de ofrendar a Dios, mediante el culto, donde se predicaba, oraba y de una manera puntual, siempre hay una lectura de La Biblia.
Canoabo, es un pueblo a plena montaña en el Estado Carabobo.
Mi familia se dedicó al comercio. Mi abuelo y tíos apretujaban, unas con otras, las burras, ante de viajar por los callejones de la montaña y el café, como cacao venezolano es el mejor de la república. Muchos viajantes iban a San Esteban, pueblo para adquirir estos rublos y la pequeña callecita del pueblo servía para dialogar e intercambiar piezas de telas por comida.
Nuestras vidas- así sean de familiares- se hacen distintas al ir madurando, hasta distanciarse. Ahora, he aprendido a comer arroz solo y suelo, sentarme cerca de la estufa a ver televisión. Los ojos. Se humedecen al mirar atrás, mi difunta esposa ya cumple dos años de su viaje al Tercer Cielo. Ya, las lágrimas no caen, restan los recuerdos, siempre me acompañaba a todo lugar. Así que, nada es para asombrarse.
Cuanto tiempo, tenemos que pasar por manos de los vendedores. No, valemos absolutamente nada., de allí, la importancia de los jardines y huertos. El comunismo, es la peor historia de una humanidad que desea prosperar.
Siempre he regresado a la casa familiar a tomar el té, con poca azúcar y me siento cerca del estanque de agua para ver a los patitos aletear hasta el atardecer. Llegaban muchos pájaros de afuera, todos muy disciplinados venían a silbotear junto a mi cuatro.
Montaña arriba, los troncos de los árboles son muy gruesos. Pero, es bueno desnudar la hierba y sentarse para ver la hermosura del firmamento, hileras de hormiguitas trabajando sin descanso, cuando nosotros, ya no queremos cumplir funciones laborales.
Muchos de estos troncos, sirven de descanso y el rostro en el campo se hace recio. Por esto, se debe comer bien, para evitar las fatigas y la altura.
Los campesinos o los amigos del campo, cocinan para dos veces diarias. Al atardecer aparece el colado esparciendo su olor. Aquí, no hay pared, la cocina está afuera y todo, se prepara libremente. Cucharas de madera y tenedores.
El.  atardecer es muy amigable, nos sentamos alrededor de la mesa y el molino de maíz para preparar las arepas para el atardecer.
En Venezuela, mi planeta terráqueo hay buena atmósfera, clima, ríos y todos los minerales posibles. Pero, estamos estancados en la miseria y el hambre, porque sus residentes poco desean utilizar su memoria e inteligencia, a pesar del dinero en inversión dado por sus gobernantes, desean la vida fácil y te observan cargando agua y al rato, un ejemplo, te manda a pedir un tobo de agua, te ven llegar con un combo del mercado y te piden un paquete del comestible comprado, pero, jamás. Te lo cancelan.
Menos, desean vivir en libertad, no escucharon la voz de un agente preparado por el bolivarianismo, ficha patriótica rebelada y no supieron cubrirlo cuando iban a buscarlo para ejecutarlo.  Los venezolanos, somos de sentimientos perversos.
Es la hora de tomar el té.
Antes de darnos cuenta, Chuico se dio cuenta que empezaba a granizar, en la noche anterior una lluvia tenue cubrió la montaña y la nave se topó con granizo. Un ruido tenue se escuchaba y, un extraño me envió un mensaje sí una residente de otro planeta, extraño al mío, fue mi pareja, que pregunta y mensaje tan imbécil
De verdad, la gente no razona y hace traspiés en su andar. En mi andar, yo no me pregunto, ni pregunto por mis hermanos, cada quien dará una razón de sí. Es asunto de suma conciencia y, los venezolanos poco la tenemos, un país tan rico y tan arruinados que estamos y los dirigentes no elevan su espada contra el caudillismo. Aquella noche de llovizna tenue se convirtió en granizo por el cambio climático y en Ciudad de México acaba de ocurrir un terremoto.
Anochece lentamente, llegan los recuerdos. Me asomé por la ventana y vi tu mente abrirse, era y es la manera de abrir mi corazón e iluminarlo. Escucho, el canto de una voz de mujer, luego de tres o cuatro damas ya madura. Es difícil acertar y conocer las voces chillonas      de estas mujeres que dolorosamente fueron engañadas en su vida y, solo se les permite escuchar el repicar del tambor y las mismas rosas dorarse, ante todos. Las hojas de las violetas en tu jardín son las muestras de tus afectos hacia mí.
Por supuesto que la oí.
Una de esas voces, de esa mujer encriptada en el cielo es de mi esposa Thais. Es la segunda vez que le escucho gritar, me manda que huya del valle sombrío que nos arropa. Jamás he hecho comentarios, pero, la desobediencia trae muchos latigazos fuertes, la mujer ya despoja de su cuerpo y en su éter grito desde el puente, que no jugara con la vida y que los instrumentos de apocamiento se habían sacado del panel de ajedrez para ser utilizado en otro cuerpo y, yo no puedo, por los momentos transmutarme en otra realidad. Me buscara otro alberge y que dominara mi impaciencia.
Los dragones, lanzaban destellos a la luz de esos enormes fuegos que ardían siempre para asustar a la banda del carnicero. Querían extender sus ideas malignas a toda la galaxia y el imperio sucumbía. Ya nadie, los apoyaba y las bestias acechaban a cada seguidor del carnicero sobre los árboles para lanzarles fuego. Por eso, la ciudadela siempre permanecía iluminada, todos eran culpables y se acusaban entre sí de su traición
Soy un legionario., enseñado en un gran estadio por las casas de los Imperios y que hoy, dominan el dinero, como capital para negociar. El maligno mayor quiere posesionarse de Venezuela y alimentarse de nuestros niños, todos, quienes presiden el gobierno pertenecen a una logia santera, puros satánicos, pero el espíritu de mi Dios combate y los vencerá con la muerte. Hay que acabar con los puercos.
Los guardias pretorianos pasaban en sus modernas naves y motos, pero, el cielo luce apagado y, la historia de los hombres se repite, pero, debo ubicar a Merona, una mujer de pelo largo y fuerte que una vez acaricie, ella ha de enterrarme para poder vivir.
Tenemos líderes que no operan en las dificultades, los jóvenes rastreadores caen en emboscadas y las dificultades se desvanecen por sí solas, las bocas de los ríos, algunos de los cuales son grandes se tragan la putrefacción de las grandes urbes. Todos se quejan y forman su berrinche, pero, nadie lucha por reconquistar la gran ciudad. Todo, lo que escuchamos son teorías, nuestras historias, incluso peleas y disputas por las mujeres.
Quejas, lágrimas y problemas. Nadie, busca soluciones, prefieren estar esclavizados y convertir los bosques en un gran desierto, no aman su libertad y, lo único que hacen es pedir y pedir.
Hay que avanzar y bombardear desde las costas. Colocar cuerpos viriles sobre las montañas y conciliar los grupos en una sola motivación, sin la participación de dirigentes antiguos.
Persia o Irán, está muy lejos de nosotros. Es como un atardecer, los dragones con sus llamas y lenguas de fuego absorberían nuestro éter en corto tiempo y, estaríamos mucho tiempo en las cuevas y, debemos ir a rescatar a los chiquillos que se encuentran escondidos en un pasaje del Castillo Azul, junto a los minotauros y las tres guerreras de seis que conforman mi equipo cerrado. Una es vidente, otras es tele transportadora y Kashua, la parapsicóloga.
Debo ir a recogerlas, porque las seis deben estar conmigo para recomponer mis tejidos nerviosos y el cuerpo emocional. Al físico, aportarle más energía con productos marinos. Allá me espera, Maeve, cuya sabiduría se extiende por todo el horizonte y duerme cerca de los troncos de los árboles, su figura es como una línea de luz y se estira en la distancia. Su vida es como un relámpago, cabe en una idea y emprende contigo cualquier tarea, sus ojos nunca descansan me acompañan hasta el amanecer. Siempre, por su capacidad de extenderse, visualiza con su luz a los niños en la cueva, es un haz que va por encima de los acantilados y su aullido es conocido de cueva en cueva.
Ese haz de luz entra en tu cueva, es tu pensamiento. Te domina y, oye el sonido de las gaviotas y te atrae con su mirada fija. Es pequeña, anclada en el pasado y, tiene la particularidad de acercarse o alejarse de la playa.
Es difícil estar en el laberinto, rodeado de lenguas de fuego. Donde el hambre toca nuestras vísceras, poco escuchamos a Oscar Alberto Pérez, antes de morir destellos de escarlata salían de su cuerpo anunciando un nuevo grito de lucha, nadie le escucho, hoy, sufrimos de esa circunferencia negativa que nos bordea.
El sol, ya se pone en el mar. Recuerdos, una taza de té en la mano, leo las poesías de María Cristina Resca, ella en su pileta de Argentina y yo, junto al mar de Patanemo, usar la palabra en lo profundo. Los mares mudan a las sirenas y el existir es un árbol de hojas cálidas, algunas veces heridas por las llamas del hombre, es una explosión de voces, de mujeres que escriben poesía y dan brillo a tus pensamientos y divisamos, la otra colina. Ya es el amanecer.






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