Fuente Literaria/
Relato de Ciencia Ficción 2:38
Las fogosidades de
las cosas terrenas se suceden rápidamente y el espíritu de la princesa siempre
será un fiel acompañante. Los ciudadanos, ante cualquier acto, acuden a las oraciones
fúnebres y, ese recital constituye una ofrenda para esparcirlas entre los
familiares enfermos. Er monje es estar en un escenario de combate y adoptar el
estilo de la escuela de combate, constituye el acercamiento de una amistad,
que, siempre tendrá su misión y, las rosas en las tazas de los clientes,
constituyen un performance.
En casa de Don
Abigail Sequera, siempre rodeamos la larga mesa y su esposa en cada tarde, se
disponía a servir el té. Siempre, fue mi costumbre visitarle con Elicerme Sequera,
antes de iniciar los actos espirituales de ofrendar a Dios, mediante el culto,
donde se predicaba, oraba y de una manera puntual, siempre hay una lectura de
La Biblia.
Canoabo, es un
pueblo a plena montaña en el Estado Carabobo.
Mi familia se
dedicó al comercio. Mi abuelo y tíos apretujaban, unas con otras, las burras,
ante de viajar por los callejones de la montaña y el café, como cacao
venezolano es el mejor de la república. Muchos viajantes iban a San Esteban,
pueblo para adquirir estos rublos y la pequeña callecita del pueblo servía para
dialogar e intercambiar piezas de telas por comida.
Nuestras vidas-
así sean de familiares- se hacen distintas al ir madurando, hasta distanciarse.
Ahora, he aprendido a comer arroz solo y suelo, sentarme cerca de la estufa a
ver televisión. Los ojos. Se humedecen al mirar atrás, mi difunta esposa ya
cumple dos años de su viaje al Tercer Cielo. Ya, las lágrimas no caen, restan
los recuerdos, siempre me acompañaba a todo lugar. Así que, nada es para
asombrarse.
Cuanto tiempo,
tenemos que pasar por manos de los vendedores. No, valemos absolutamente nada.,
de allí, la importancia de los jardines y huertos. El comunismo, es la peor
historia de una humanidad que desea prosperar.
Siempre he
regresado a la casa familiar a tomar el té, con poca azúcar y me siento cerca
del estanque de agua para ver a los patitos aletear hasta el atardecer.
Llegaban muchos pájaros de afuera, todos muy disciplinados venían a silbotear
junto a mi cuatro.
Montaña arriba,
los troncos de los árboles son muy gruesos. Pero, es bueno desnudar la hierba y
sentarse para ver la hermosura del firmamento, hileras de hormiguitas
trabajando sin descanso, cuando nosotros, ya no queremos cumplir funciones
laborales.
Muchos de estos
troncos, sirven de descanso y el rostro en el campo se hace recio. Por esto, se
debe comer bien, para evitar las fatigas y la altura.
Los campesinos o
los amigos del campo, cocinan para dos veces diarias. Al atardecer aparece el
colado esparciendo su olor. Aquí, no hay pared, la cocina está afuera y todo,
se prepara libremente. Cucharas de madera y tenedores.
El. atardecer es muy amigable, nos sentamos
alrededor de la mesa y el molino de maíz para preparar las arepas para el
atardecer.
En Venezuela, mi
planeta terráqueo hay buena atmósfera, clima, ríos y todos los minerales
posibles. Pero, estamos estancados en la miseria y el hambre, porque sus
residentes poco desean utilizar su memoria e inteligencia, a pesar del dinero
en inversión dado por sus gobernantes, desean la vida fácil y te observan
cargando agua y al rato, un ejemplo, te manda a pedir un tobo de agua, te ven
llegar con un combo del mercado y te piden un paquete del comestible comprado,
pero, jamás. Te lo cancelan.
Menos, desean
vivir en libertad, no escucharon la voz de un agente preparado por el
bolivarianismo, ficha patriótica rebelada y no supieron cubrirlo cuando iban a
buscarlo para ejecutarlo. Los
venezolanos, somos de sentimientos perversos.
Es la hora de
tomar el té.
Antes de darnos
cuenta, Chuico se dio cuenta que empezaba a granizar, en la noche anterior una
lluvia tenue cubrió la montaña y la nave se topó con granizo. Un ruido tenue se
escuchaba y, un extraño me envió un mensaje sí una residente de otro planeta,
extraño al mío, fue mi pareja, que pregunta y mensaje tan imbécil
De verdad, la
gente no razona y hace traspiés en su andar. En mi andar, yo no me pregunto, ni
pregunto por mis hermanos, cada quien dará una razón de sí. Es asunto de suma
conciencia y, los venezolanos poco la tenemos, un país tan rico y tan arruinados
que estamos y los dirigentes no elevan su espada contra el caudillismo. Aquella
noche de llovizna tenue se convirtió en granizo por el cambio climático y en
Ciudad de México acaba de ocurrir un terremoto.
Anochece
lentamente, llegan los recuerdos. Me asomé por la ventana y vi tu mente
abrirse, era y es la manera de abrir mi corazón e iluminarlo. Escucho, el canto
de una voz de mujer, luego de tres o cuatro damas ya madura. Es difícil acertar
y conocer las voces chillonas de
estas mujeres que dolorosamente fueron engañadas en su vida y, solo se les
permite escuchar el repicar del tambor y las mismas rosas dorarse, ante todos.
Las hojas de las violetas en tu jardín son las muestras de tus afectos hacia
mí.
Por supuesto que
la oí.
Una de esas voces,
de esa mujer encriptada en el cielo es de mi esposa Thais. Es la segunda vez
que le escucho gritar, me manda que huya del valle sombrío que nos arropa.
Jamás he hecho comentarios, pero, la desobediencia trae muchos latigazos
fuertes, la mujer ya despoja de su cuerpo y en su éter grito desde el puente,
que no jugara con la vida y que los instrumentos de apocamiento se habían
sacado del panel de ajedrez para ser utilizado en otro cuerpo y, yo no puedo,
por los momentos transmutarme en otra realidad. Me buscara otro alberge y que
dominara mi impaciencia.
Los dragones,
lanzaban destellos a la luz de esos enormes fuegos que ardían siempre para
asustar a la banda del carnicero. Querían extender sus ideas malignas a toda la
galaxia y el imperio sucumbía. Ya nadie, los apoyaba y las bestias acechaban a
cada seguidor del carnicero sobre los árboles para lanzarles fuego. Por eso, la
ciudadela siempre permanecía iluminada, todos eran culpables y se acusaban
entre sí de su traición
Soy un legionario.,
enseñado en un gran estadio por las casas de los Imperios y que hoy, dominan el
dinero, como capital para negociar. El maligno mayor quiere posesionarse de
Venezuela y alimentarse de nuestros niños, todos, quienes presiden el gobierno
pertenecen a una logia santera, puros satánicos, pero el espíritu de mi Dios
combate y los vencerá con la muerte. Hay que acabar con los puercos.
Los guardias
pretorianos pasaban en sus modernas naves y motos, pero, el cielo luce apagado
y, la historia de los hombres se repite, pero, debo ubicar a Merona, una mujer
de pelo largo y fuerte que una vez acaricie, ella ha de enterrarme para poder
vivir.
Tenemos líderes
que no operan en las dificultades, los jóvenes rastreadores caen en emboscadas
y las dificultades se desvanecen por sí solas, las bocas de los ríos, algunos
de los cuales son grandes se tragan la putrefacción de las grandes urbes. Todos
se quejan y forman su berrinche, pero, nadie lucha por reconquistar la gran
ciudad. Todo, lo que escuchamos son teorías, nuestras historias, incluso peleas
y disputas por las mujeres.
Quejas, lágrimas y
problemas. Nadie, busca soluciones, prefieren estar esclavizados y convertir
los bosques en un gran desierto, no aman su libertad y, lo único que hacen es
pedir y pedir.
Hay que avanzar y
bombardear desde las costas. Colocar cuerpos viriles sobre las montañas y
conciliar los grupos en una sola motivación, sin la participación de dirigentes
antiguos.
Persia o Irán,
está muy lejos de nosotros. Es como un atardecer, los dragones con sus llamas y
lenguas de fuego absorberían nuestro éter en corto tiempo y, estaríamos mucho
tiempo en las cuevas y, debemos ir a rescatar a los chiquillos que se
encuentran escondidos en un pasaje del Castillo Azul, junto a los minotauros y
las tres guerreras de seis que conforman mi equipo cerrado. Una es vidente, otras
es tele transportadora y Kashua, la parapsicóloga.
Debo ir a
recogerlas, porque las seis deben estar conmigo para recomponer mis tejidos
nerviosos y el cuerpo emocional. Al físico, aportarle más energía con productos
marinos. Allá me espera, Maeve, cuya sabiduría se extiende por todo el
horizonte y duerme cerca de los troncos de los árboles, su figura es como una
línea de luz y se estira en la distancia. Su vida es como un relámpago, cabe en
una idea y emprende contigo cualquier tarea, sus ojos nunca descansan me
acompañan hasta el amanecer. Siempre, por su capacidad de extenderse, visualiza
con su luz a los niños en la cueva, es un haz que va por encima de los acantilados
y su aullido es conocido de cueva en cueva.
Ese haz de luz entra
en tu cueva, es tu pensamiento. Te domina y, oye el sonido de las gaviotas y te
atrae con su mirada fija. Es pequeña, anclada en el pasado y, tiene la
particularidad de acercarse o alejarse de la playa.
Es difícil estar
en el laberinto, rodeado de lenguas de fuego. Donde el hambre toca nuestras
vísceras, poco escuchamos a Oscar Alberto Pérez, antes de morir destellos de
escarlata salían de su cuerpo anunciando un nuevo grito de lucha, nadie le
escucho, hoy, sufrimos de esa circunferencia negativa que nos bordea.
El sol, ya se pone
en el mar. Recuerdos, una taza de té en la mano, leo las poesías de María
Cristina Resca, ella en su pileta de Argentina y yo, junto al mar de Patanemo,
usar la palabra en lo profundo. Los mares mudan a las sirenas y el existir es
un árbol de hojas cálidas, algunas veces heridas por las llamas del hombre, es
una explosión de voces, de mujeres que escriben poesía y dan brillo a tus
pensamientos y divisamos, la otra colina. Ya es el amanecer.
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