Fuente Literaria/ Relato
de Ciencia Ficción/I-40
En la tarde, ya llegando a
la población a la población de Flor Amarilla, mi acompañante, el hermano Juan Rodríguez
y mi persona nos dirigimos a la población de Guigue a predicar la Palabra de
Dios en la Asamblea Congregada del Señor en esa población. Pasando frente a la
industria de químicos, Resimón, le dije al hermano y amigo que se preparase
porque íbamos a pasar un agujero negro.
Así, como la vida está
dividida en ciclos y dimensiones, este código existe para el universo, primer
cielo, segundo cielo y tercer cielo. Es como dar vueltas en círculos y ascender.
Siempre, desde pequeño entre a la dimensión espiritual de Dios, Jehovah, mi
padre. Y oraba para que abriese mis sentidos y fuese entendido cada una de las
cosas pedidas fue respondida y me han servido en el campo de la experiencia y
aprendizaje
Mis acompañantes últimos
en esta larga travesía fue el hermano Elicerme Sequera y como le mencione
anteriormente, Juan Rodríguez. Fuimos corroboradores de La Palabra y los
sábados, nos dedicamos a repartir tratados en el Occidente del Estado Carabobo
y visitar los hermanos de otras congregaciones o, simplemente ir al ministerio
mensual en los Estados Aragua, Carabobo y Yaracuy.
La Biblia, es el mejor
libro para comprender el universo y entender las tres dimensiones del espacio en
el tiempo, lo importante en este caso, es ubicar nuestra mente en Dios en cada espacio
y plano físico, la razón y la inteligencia harán el resto.
Así que, el cosmos tiene
su devenir, solo resta explicar su estructura y origen, que esta en los seis
primeros libros de La Biblia.
Las teorías, no bastan. Nos
pueden llevar forzosamente a la falsedad del conocimiento y por ende de las
ideas y, nos pueden llevar a la confusión. Jamás, seremos autosuficientes,
estamos obligados a saber diferenciar entre ciencia y fe. Ya que el conocimiento
nunca se nos presenta de una manera disociada, sino como la aglomeración de una
diversidad de partículas llamadas átomos que conforman un conjunto de ideas que
llamaremos átomos.
Las concepciones de
realidades que nos llegan a través de la imagen visual y cuya continuidad nos
llevan a concebir la memoria, determina un acto de conciencia que se reduce a
hechos o actos de nuestra actividad diaria.
Así, de este modo,
tenemos una idea necesaria de Dios para explicar el origen de nuestras vidas y
el universo. Sí, damos una vuelta al proceso histórico y hacemos un periplo,
mediante el pensamiento humano, veremos que hubo una
etapa, iniciada en la antigua Grecia, en la que la filosofía analizaba
íntegramente la existencia en todas sus dimensiones. Con el advenimiento del
método científico, poco a poco fuimos confundiendo conocimiento (con
mayúsculas) con conocimiento científico, entendido como aquél obtenido al
aplicar el método hipotético deductivo básicamente a la información recibida
por los sentidos y por los instrumentos y métodos que amplían su capacidad de
observación.
Por suerte, a caballo
de los siglos XIX y XX, surgieron las voces discrepantes que nos han llevado a
un nuevo paradigma. En efecto, la ciencia tiene su parcela, el mundo sensible,
y su método. Pero la crítica a su forma de conocer y a la validez y
racionalidad de su conocimiento no le corresponde. Le corresponde a la
filosofía, con lo que así se recupera una de las parcelas que siempre le habían
caracterizado: la crítica del conocimiento.
De aquí, parte Sthepen
para diseñar un paradigma que Dios no existe, para llegar a la hora de su
muerte para que ejecutemos sus teorías y nos demos cuenta de la perfectibilidad
del universo y por ende de la existencia del Supremo Creador, que es una evidencia
latente en nuestras almas, al ser resucitados por fe en su Hijo Jesús.
El papel de la ciencia,
es elaborar modelos sobre una realidad en base a diversas perspectivas y, encontrándolos
datos y teorías que justifican esos motivos, nos damos cuenta de un grupo de artilugios
que pueden poner en duda a la filosofía actual y dejando una huella indeseada,
pero, humana de la subjetividad y del entorno social y sus ideas, en el aparente corpus aséptico de la ciencia.
Pero el factor
decisivo en este tipo de reflexiones no viene de la crítica interna a la propia
ciencia, la que, por su evidente capacidad de permitirnos operar sobre la
realidad, adquiere a mi entender una sobrevaloración cognitiva, sino que
proviene del análisis multidimensional de la realidad.
La ciencia, con toda su grandeza y
miseria a la vez, nos da un conocimiento útil para intervenir sobre la
realidad. Y, en parte, esto es maravilloso. Y digo en parte porque la ciencia
carece de otra vía de análisis de su ''modus operandi'', que también es genuino
de la filosofía y que no voy a comentar aquí, aunque sí espero que sea objeto de
reflexión en futuros artículos. Se trata de la dimensión ética. Sencillamente
la ciencia nada nos dice del cómo obrar o sobre qué camino seguir de entre las
múltiples vías de que nos provee para intervenir y transformar la realidad.
La Ciencia, en efecto, no es más que
una de las formas de conocer del ser humano. Maravillosa en muchos aspectos y
no cabe la menor duda de que significó la gran revolución de la Modernidad que
ha conducido a la actual sociedad en la que vivimos, mejorando sin duda en
muchos aspectos la calidad de vida de quienes la han podido desarrollar y
disfrutar
Esto no significa por supuesto lo
contrario: Cualquier conocimiento es equivalente al de la Ciencia. Pero no
olvidemos que el análisis filosófico es previo al hipotético-deductivo,
condicionándolo y relativizándolo.
Dios, esta allí, como una vía de
aprehensión del Ser y nos da una visión de su creación, equivalente en cada
dimensión. Solo la madurez del sujeto lo elevara a concebir esta verdad, con su
amor y disciplina al Creador. Se debe enfocar seriamente la relación de nuestra
existencia.
En este sentido, el conocimiento es
consecuencia de una experiencia y un aprendizaje, dándonos tres premisas, una
realidad exterior que es el objeto, lo existente en sí, que es la conciencia y
lo que es en sí y, no puede ser comprendido por ninguna categoría del espíritu.
Cualquiera de las tres manifestaciones
de la realidad, nos permite hacer una descripción de aquello que existe, pero
la descripción completa, siempre es imposible. Este término, solo corresponde a
Dios y, por esto, Hawquing no pudo ganar el Nobel, porque sus narrativas ya
observadas, deberían ser cuantificadas por el grupo de científicos que avalan
el Nobel.
Yo tenía al
Dr. Stephen Hawking por cosmólogo, físico y matemático, probablemente uno de
los más grandes del momento, pero, lo que no sabía es que su pensamiento
científico había comenzado a apoyarse en términos y métodos filosóficos
Mi esposa Thais, cuando nos casamos,
por error alquile una habitación de hotel en la ciudad, donde contrajimos matrimonio
por una semana. Luego partimos hacia Ciudad Ojeda y, para ambos fue
impresionante, mis padres se encontraban en el mismo lugar, mi tía Mélida de
Ferrer, su hermana, en esta población me crie y siempre en la finca- lugar de
su residencia abría la portezuela que daba al gran tanque de agua para observar
sus ciclos de crecimiento y como andaban, siempre en línea recta y círculos,
como unos guerreros. Ahora, mi pregunta, ¿Es pura casualidad que mis padres,
estaban allí?
No, son los
agujeros negros que afirma este astrofísico, así como es el universo es nuestra
existencia privada. Son ciclos que se abren y cierra de una manera ascendente y
fortalecen nuestra esencia, somos parte del gran diseño de Jehovah, nuestro
Dios.
Ahora,
debemos buscar la pureza del alma y ver resultados. Buscar premisas filosóficas
primarias preconcebidas en el contexto geopolítico y poder avanzar.
Pienso que
son las investigaciones y los resultados los que nos deben llevar a las
conclusiones, acertadas.
Aquí, en el
Siglo XXI, nadie es antirreligioso. Es necesario rectificar y pedir sabiduría para
obtener un resultado muy concluyente, la ciencia y la filosofía corren en una
sola verdad, el existir.
Entendamos,
la vida es predictiva y perfectible. Nadie esta equivocado, solo, debemos salir
de esos átomos que fragmentan nuestros sentidos y dañan el raciocinio hasta la
extuanación de nuestro cuerpo físico.
El universo
y nuestro Ser son obras de Dios, esto no es una afirmación filosófica, sino una
realidad científica, porque formamos
también parte de la creación o, como decimos,
del diseño. Pero, si hay un
diseño, debe haber un diseñador, las leyes físicas pueden explicar el diseño,
y, porque no, quizás también el diseñador. La casualidad no puede explicar el diseño, las leyes
existentes en el mismo sí. Quizás, con la capacidad de nuestro cerebro, ahora
no podamos explicarlo, aunque si intuirlo. Sabemos que nuestro cerebro está en
plena evolución y cada vez se desarrolla más y, a lo mejor, llegara el día en
que podamos comprender lo que ahora nos es incomprensible. La entelequia y la
telepatía, es parte de ese diseño.
Tenemos una inteligencia superior, solo, debemos desarrollarla Quizás el
Diseñador lo haya diseñado así. Es Dios manifestado en espíritu y carne, Jesús
el Salvador.
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