Asidero
Donald Trump debe cumplir con una estrategia de gobierno que, no solo abarca a Asia, Europa y América Latina, sino a la vez a América del Norte, de allí la importancia de México para asuntos bilaterales a nivel comercial. Porque este país milenario tiene millones de consumidores abastecidos por los Estados Unidos de Norteamérica y debe en los próximos años depender del capital financiero del norte en el sentido de la producción y la sociedad mexicana debe producir más y crear menos problemas políticos.
Nos encontramos, ante
una guerra enteramente comercial y el fin es reducir el ritmo de crecimiento de
la comida china en el mundo y observar las reacciones del mercado, por lo
tanto, la producción industrial de crecer en bienes de exportación y los importados
cancelar sus aranceles. Es de vital importancia para los procesos de niveles de
compra- venta. Ya es sabido, que los países pobres, ya afectados por el cambio
climático deben cargan con una gran desocupación de sus empleados y obreros y,
no se encontrará una válvula de escape
de la emigración, debido a las medidas racistas y xenófobas de los
países imperialistas y presidencialistas como Turquía
Añadamos que la
guerra de tarifas iniciada por Washington y la anulación de tratados
internacionales rompen el multilateralismo y abren el camino a una guerra
comercial y a la ley de la selva en escala internacional.
El rearme y la guerra de tarifas, según los
planes de Estados Unidos, buscan reducir el ritmo de crecimiento de la economía
china y crear de ese modo problemas sociales y políticos al gobierno de Pekín
que sin duda alguna reaccionará, como siempre lo ha hecho. Al mismo tiempo, en
todas las naciones, la pérdida de independencia, la crisis económica, la
disgregación del Estado y las consecuencias de los crecientes y cada vez más
costosos desastres ambientales (huracanes, sequías e inundaciones) causarán
movilizaciones sociales y migraciones internas que los gobiernos carentes de
consenso y a cargo de Estados cada día más débiles intentarán reprimir.
En los
próximos años, por tanto, cualquiera que sea el presidente de México, deberá hacerse cargo de una semicolonial capital, con una economía semidestruida y que será aún más golpeada, y de un Estado en disgregación y controlado por el gran capital extranjero y, a escala de muchos estados, por la delincuencia organizada que forma parte integrante del capital financiero internacional.
No estamos, por consiguiente, frente a la clásica elección dónde cada
seis años los ciudadanos escogen quién los va a oprimir y explotar durante ese
sexenio. No se trata de alternar el equipo de capitalistas en el poder. Debemos
enfrentar una crisis de civilización producida por el capitalismo que no
encuentra el modo de salir de una crisis que comenzó en la década de los años
80 del siglo anterior y se prepara a tratar de superarla mediante una guerra
que elimine cientos de millones de personas, destruya bienes e industrias
obsoletas y concentre como nunca el poder y la riqueza en un mundo bárbaro. Hoy
estamos ante la alternativa: superar el capitalismo o vivir como esclavos en un
mundo de ruinas cada día más insostenible. Vote por quien vote, vote o no, lo
esencial es prepararse para lo que se viene y para una dictadura férrea de un
capital que no admitirá limitación alguna.
México, debe aprender a desarrollarse y comenzar desde un principio una
etapa porque varios de los objetivos de unos u otros tendrán que desarrollarse
o seguirse desarrollando, después. Para
esto, existe una periodización de la industria
El ejemplo más reciente fue la reunión de López Obrador (AMLO) con
Cuauhtémoc Cárdenas. Este último ha sostenido, igual que muchos otros y un
sector importante de la izquierda, que se revierta la llamada reforma
energética que, lo he dicho en este mismo espacio, meses atrás, es en realidad
una contrarreforma.
Hasta el momento, AMLO únicamente ha ofrecido revisar los contratos
firmados y ha advertido que, si en ellos hay algún acto de corrupción, tomará
las medidas pertinentes.
Un grupo importante relacionado con Petróleos Mexicanos (Pemex) y el
sector petrolero ha planteado la necesidad de realizar, incluso, una nueva
expropiación petrolera. Por lo menos, de un proceso de desarrollo intensivo de
la empresa paraestatal, empezando por una refinería en Poza Rica, Veracruz,
planteado incluso por una muy amplia reunión en esa ciudad, de la que ya se ha
hablado.
Del contenido de la reunión entre López Obrador y Cuauhtémoc Cárdenas no
se ha hablado hasta el momento, pero este último ha hecho planteamientos sobre
el petróleo.
El marco
internacional va a jalar más a la izquierda. La política de Donald Trump se ve
cada día más aislada internacionalmente. Están tomando acuerdos en su contra en
lo económico no sólo con China, México y otras naciones latinoamericanas, sino
incluso países como India y otros de Asia y ahora también de la Unión Europea,
con más impuestos de importación a productos en cantidad importante, de Estados
Unidos. Se suman a Rusia y a otros como Irán, que ya
estaban bloqueados y respondieron a ello.
López Obrador tiene aliados procedentes recientemente del PRI y el PAN,
que le han dado más votos. Pero una buena parte de los que ya lo apoyaban desde
antes quieren que se vaya al frente, de manera especialmente clara, en la
política energética. Y este cuadro nos marca dos etapas: primero, ganar las
elecciones presidenciales, como lo hizo, evidentemente tomar el poder, y al
mismo tiempo seguir adelante con las otras demandas, de las que las mencionadas
son parte importante.
Debemos recordar que, con Lázaro Cárdenas de presidente, también hubo
dos etapas. Primero se repartió tierra acumulada, se dieron otras reformas no
tan grandes y luego, como secuencia de toda la lucha en el sector, se dio la
expropiación petrolera, con otras variaciones.
Todo esto fue lo que cambió el país, incluso con presidentes de
posiciones muy distintas. Y, en 1982, hubo una radicalización, incluso sindical
Se dio una alianza entre sindicatos, principalmente del sector público, en
especial del Sindicato Mexicano de Electricistas, el de los telefonistas y el
petrolero. Uno de los acuerdos en común era solicitar la nacionalización de los
bancos.
Se dieron señales de división en el Congreso del Trabajo. Cuando el
líder del Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República
Mexicana se desistió de una huelga que había sido concertada de manera conjunta
con otros sindicatos, sobre todo del sector estatal, y entonces el secretario
general del sindicato petrolero lo acusó de traición (10 de noviembre de 1982).
El primero de septiembre de 1982, con el presidente saliente José López
Portillo, se tuvo la nacionalización de la banca. Entonces vino el principio de
la contrarreforma, con la toma de posesión de la Presidencia, el primero de
diciembre de ese mismo año, por Miguel de la Madrid.
Como parte de la reversión, fue desmantelada, por ejemplo, la refinería
de Poza Rica, en cuyo lugar se pretende ahora construir una nueva, por la gente
y por las autoridades locales.
De hecho, la siguiente etapa no empieza el primero de diciembre, sino a
partir del reconocimiento de la victoria para el nuevo gobierno federal.
De modo que las
movilizaciones que sacuden al país no terminan el 1º de julio ni el día en que
se reconozca el resultado positivo de las elecciones. Como la hubo. Se inicia
un proceso en defensa no sólo del presente político, sino de nuestro futuro.
La disputa que Estados Unidos provocó con sus socios comerciales
más cercanos al imponerles aranceles al acero y aluminio ha comenzado a pasar
la factura. Los productores de carne de cerdo ya resienten una caída de precios
y menores ingresos desde que China aplica un arancel de 25 por ciento a la
carne de cerdo estadunidense en represalia por los gravámenes que Trump dispuso
para los metales.
Jim Heimerl, presidente del Consejo Nacional de Productores de
Cerdo, subrayó que ellos dependen del creciente mercado de China. Los precios a
futuro de la carne de cerdo se desplomaron desde el inicio de las tensiones con
Pekín en marzo. La situación implica una pérdida para los productores de cerdo
de 2 mil 200 millones de dólares anuales, según el economista Dermot Hayes, de
la Universidad del Estado de Iowa.
China es un mercado importante para nosotros, dijo
Heimerl. Ellos se llevan muchos productos que Estados Unidos no consume:
corazones, pulmones, intestinos, estómagos y cabezas.
Recordó que los productores agrícolas estadunidenses tardaron años
para recuperarse después de que el presidente Jimmy Carter impuso un embargo de
granos a la Unión Soviética en 1980 y canceló un mercado crucial. En este
momento ya tenemos una grave sangría.
A partir del 6 de julio Estados Unidos tiene previsto aplicar
aranceles por 34 mil millones de dólares a productos chinos para castigar al
país por obligar a compañías estadunidenses a ceder tecnología a cambio de
acceso al mercado de China.
Pekín anunció represalias. Y la está aplicando.
En la próxima tanda de aranceles está en la mira la soya
estadunidense, una exportación económicamente vital para los agricultores del
centro norte de Estados Unidos que han brindado su apoyo político a Trump.
El mandatario estadunidense ha advertido que responderá, de nuevo,
con aranceles por 450 mil millones de dólares sobre importaciones procedentes
de China, casi 90 por ciento del total.
La amenaza de aranceles eleva precios a los consumidores, infla
costos a las compañías que dependen de partes importadas, pone nerviosos a los
mercados y paraliza inversiones mientras los ejecutivos ven si Estados Unidos
puede alcanzar una tregua con sus socios comerciales.
La economía de Estados Unidos está en peligro de entrar en fase de
recesión con una guerra comercial total, advirtieron economistas del Bank of
America Merrill Lynch.
Los países a los que Estados Unidos impone aranceles a sus importaciones
ya han tomado represalias, en una señal de la escalada de las disputas
comerciales a nivel global, ya que la administración del presidente
estadunidense no muestra ningún signo de hacer concesiones.
El viernes la Unión Europea (UE) comenzó la aplicación de
aranceles a mercancías estadunidenses por 3 mil 400 millones de dólares –desde
whiskey y motocicletas hasta cacahuates y arándanos.
Ese mismo día Trump amenazó con un arancel de 20 por ciento a los
vehículos importados de la UE, si los aranceles y barreras
comerciales del bloque impuestos contra Estados Unidos no se echan
abajo y se eliminan pronto. Un mes antes anunció una investigación para
determinar si las importaciones de vehículos representan una amenaza para la
seguridad nacional.
La Unión Europea responderá a cualquier iniciativa de Estados
Unidos para subir los impuestos a los automóviles fabricados en el bloque, dijo
el vicepresidente de la Comisión Europea, el finlandés Jyrki Katainen. Si
deciden aumentar sus aranceles, no tendremos otra opción, nuevamente, sino
reaccionar, dijo al diario francés Le
Monde.
Canadá, que junto con la UE y México están sujetos a los aranceles
estadunidenses, anunció que desde el primero de julio impondrá
aranceles dólar por dólar contra los productos importados de Estados
Unidos por valor de unos 12 mil 800 millones de dólares.
A principios de junio, México empezó a imponer tarifas de 25 por
ciento a mercancías estadunidenses incluyendo manzanas, productos de cerdo,
quesos, materiales de acero y aluminio, entre otros.
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