La Tecla Fértil.
Tayyip Erdogan,
enmarca la crisis de la moneda turca en una verdadera batalla nacional entre la
inversión, ciudadanía y los enemigos económicos, el bloqueo económico prosigue
en una ciudad, acostumbrada al amanecer. El dólar, se inmiscuye en el comercio
y los turcos tienen que sacar sus reservas de oro, agua y aluminio para vender
y sobrevivir., la devaluación es un tercio a un cuarto de su valor y la divisa
cae de un 19 a un 21 %, este fin de semana.
Hay nerviosismo
en los mercados internacionales, por efecto de la globalización. Las sanciones impuestas por los EEUU
interfieren en el gobierno turco y su contexto geopolítico, lo que obliga a
tener un mínimo histórico para hacer frente al consumo interno de comestibles
y, las divisas son muy controladas para limitar los tipos de interés.
El
Gobierno de Estados Unidos anunció hace una semana la imposición de sanciones
económicas contra los ministros turcos de Justicia, Abdülhamit Gül, y de
Interior, Suleyman Soylu, por su papel en el arresto en Turquía del pastor
protestante estadounidense Andrew Brunson. La Fiscalía turca pide hasta 20 años
de cárcel para el pastor estadounidense al considerar que tiene lazos con el
proscrito Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), la guerrilla secesionista
kurda de Turquía, y que está vinculado también con la red del predicador
islamista Fethullah Gülen, exiliado en EE.UU., al que Ankara achaca el fallido
golpe de Estado de 2016.
La tensión entre Turquía y Estados Unidos, acrecentada
con los últimos días por la situación de Brunson, alcanzó hoy otro nivel con el
anuncio del aumento de los gravámenes de Trump sobre el acero y aluminio turco.
Ya en 1992, el inversor Georges Soros ganó celebridad
por haberse ganado 1000 millones de dólares a costa de hundir la libra
esterlina, luego, la pinza Trump- Erdogan puede emularle con la lira turca, hay
un desplome y un mínimo histórico frente al dólar y aires de gran desafío.
Todo, el que invierte en Turquía, extiende su
inquietud por las principales plazas bursátiles del continente europeo y latino
y, ese dinero parece evaporarse, el mercado de divisas recoge sus tentáculos.
Según el Financial Times, el Banco Central Europeo ya ha
mostrado su inquietud por la exposición del sector financiero a Turquía. El
francés BNP Paribas, el italiano Unicredit, y el español BBVA, tres colosos de
la banca europea, mantienen fuertes inversiones en entidades de la zona. Sus acciones estuvieron este viernes entre las más golpeadas.
Los tres bancos europeos
sufren en Bolsa por esa exposición, sin que Erdogan, que llamó a los ciudadanos
a buscar dólares y oro incluso "bajo el colchón", para cambiarlos por
liras, lograr controlar y aplacar la desbancada y el nerviosismo y la ira, solo
acumula devaluaciones progresivas y, esto, sin subir las tazas de interés, lo
que implica una total desconfianza por las políticas de Trump hacia el choque
con los demás Nación- Estado.
el mercado financiero
europeo, ha madurado mucho y los argumentos reflejan una lógica abrumadora y
arriesgada, porque en el antiguo imperio otomano, todo está asegurado y las
instituciones nos dan un parecer muy débil ante un estado de derecho estable,
porque, el sistema financiero europeo y turco se dedica más a la construcción,
buscan formar económicamente a los países emergentes.
Los riesgos
políticos han cambiado la Turquía en la que BBVA, Unicredit, BNP Paribas y
otras compañías invirtieron. Antaño precursora
de la alianza de civilizaciones y, es candidata
a entrar a la Unión Europea, pero, se plasmará ya, cuando las naciones se alineen
en la espera del Mesías Jesús. El creciente intervencionismo del presidente
Erdogan en el Banco Central, su negativa a subir tipos de interés pese al
aumento de la inflación y el rifirrafe con Estados
Unidos han generado la tormenta perfecta para su divisa. Al
frente del timón, Erdogan ha intercambiado el pragmatismo y el discurso de la
conquista del bienestar por los grandes dogmas: "Ellos tienen los dólares,
nosotros tenemos a nuestro pueblo y a Dios", ha afirmado en plena crisis.
El ministro de
Justicia, Abdulhamit Gul, y el del Interior, Suleyman Solu, han sido castigados
por el Departamento del Tesoro de EE UU por orden directa de Trump, según la
Casa Blanca. Se congelará cualquier propiedad o activo que tengan en EE UU y no
podrán hacer negocios con sus ciudadanos. Los ministros afectados reaccionaron
asegurando que la medida no les afecta porque no tienen bienes de ningún tipo
en EE UU. La cancillería turca calificó las sanciones de “intervención
irrespetuosa” y aseguró que la “agresiva actitud” de Washington será
“respondida sin demora”.
DT, quiere a
Brunson libre cuanto antes y Turquía le está haciendo esperar. Ya en abril el
presidente protestaba en su cuenta de Twitter porque el pastor estuviese
“perseguido en Turquía sin razón”, y agregaba esta extraña frase: “Dicen que es
un espía. Pero yo soy más espía que él”. Hace dos semanas recuperaba el tema
con otro tuit en el que afirmaba que la postura de Ankara era “una desgracia” y
enseñaba los dientes a Erdogan diciendo que Brunson llevaba ya “demasiado
tiempo como rehén”. El jueves pasado advertía de las sanciones por venir y
hablaba del pastor como “un cristiano formidable, hombre de familia y
maravilloso ser humano”. Washington enfoca el tema como una “persecución
religiosa”, en palabras del vicepresidente Mike Pence, de fe protestante como
Brunson y como millones de conservadores cristianos que son una base electoral
clave para Trump.
La semana pasada
Trump habló por teléfono con Erdogan y le pidió que soltara a Brunson. Según
afirma The New York Times citando una fuente anónima de la Administración,
Trump se quedó convencido de que había llegado a un acuerdo con su par turco
para que dejase en libertad a Brunson a cambio de que Israel excarcelase a una
turca acusada de financiar al palestino Movimiento de Resistencia Islámico
(Hamás). A la postre, ella salió de prisión, pero no así Brunson. Trump se
sintió estafado por Erdogan.
Pese a las
sanciones de EE UU, los canales diplomáticos siguen abiertos. “Estamos
negociando con nuestros colegas de EE UU y de momento el ambiente es positivo”,
ha explicado una fuente de Exteriores turca citada por el diario Habertürk.
Pero la relación entre estas dos naciones aliadas de la OTAN no tocaba tal
fondo desde que en 1974 Washington impuso un embargo de armas a Turquía por su
invasión de Chipre y por su vuelta al cultivo de adormidera. Ankara es clave
geopolíticamente para EE UU y un socio imprescindible en la lucha contra el Estado
Islámico. Sin embargo, su cercanía con Rusia y sus oscuridades en materia de
derechos humanos escaman a Washington. Turquía, por su parte, no acepta la
protección de EE UU a Gülen ni su apoyo a las milicias kurdas en Siria.
El pastor afronta
una condena de hasta 35 años de cárcel. Brunson, de 50 años y natural de
Carolina del Sur, casado y con tres hijos, lleva viviendo en Turquía más de dos
décadas. En el pasado dirigió una iglesia protestante en Esmirna (Mar Egeo). Ha
rechazado las acusaciones y su abogado sostiene que los cargos contra él se
apoyan en testimonios infundados. En julio fue trasladado de prisión a arresto
domiciliario por motivos de salud, según el Gobierno turco. Su próxima cita
judicial es el 12 de octubre. El pastor es una pieza en un juego diplomático
mayor y su destino dependerá de la crisis entre Trump y Erdogan.
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