La
Tecla Fértil
Rachel
Carson, en su libro sobre los gorriones expresaba. “«la osadía de
creernos capaces de manipular impunemente la vida y la naturaleza nos ha llevado
a activar una guerra silenciosa cuyas consecuencias no somos capaces de
imaginar y mucho menos prever». ¡Quién hubiera podido imaginar o prever esta
primavera silenciosa! “. Pero estos animales, aparecen de pronto en nuestras
casas y edificios, no importando su tamaño, para anidarse cerca de las antenas
electromagnéticas y de telefonía móvil.- GMS- para perturbar sus ondas,
reflejando allí su presencia ante los grandes pueblos, comarcas y caseríos.
Dos biólogos, Balmori y Hallberg, concluyeron en el artículo publicado
en la revista ‘Electromagnetic Biology and Medicine’ que la población de
gorriones disminuye donde la fuerza de los campos electromagnéticos es mayor, Si
esto están haciendo las radiaciones de las antenas a los gorriones ¿qué no nos
estarán haciendo a nosotros? Decía Rachel Carson en su libro.
El gran problema mundial es la desaparición de los animales depredadores
y la proliferación de alimañas rastreras que ya proliferan en nuestros centros
urbanos como viviendas.
La ausencia de gorriones nos lleva a una extraña ‘primavera silenciosa’
como aquélla que describiera ya en 1962 Rachel Carson en su libro ‘Silent
Spring’ a propósito de la aniquilación de las aves por los pesticidas. Los
gorriones están desapareciendo de las grandes ciudades a un ritmo tan rápido
que podrían llegar a extinguirse en pocos años. Los científicos han hecho
saltar las alarmas: ¡la población de gorrión común en Europa y otros
Continentes, ha caído un 63% en sólo 30 años! En ciudades como Londres es
prácticamente imposible ver ya un gorrión. En España el porcentaje es menor
pero ya en algunas zonas se han perdido el 20% de los ejemplares. Los datos más
actuales hablan de una reducción de 8 millones de ejemplares en los últimos 10
años.
Estamos, ante una espiral del silencio que es una teoría de las Ciencias
de La Comunicación en su fórmula científica. Básicamente la alemana Noelle-Neumann
plasma un episodio muy humano por el que se empuja hacia el silencio a quienes
tienen opiniones divergentes respecto a los que consiguen vestir las suyas como
mayoritarias. Me vinieron a la memoria esos viejos estudios de facultad, estos
días a la luz de una sucesión de episodios.
En la calle, palpamos esas visiones, la Ley del Odio esta presente, después del Mega Apagón II. Todos, prendieron sus aires acondicionados, luces de la vivienda, el gobernado Rafael Lacava, mediante su secretario vial, tomó la Avenida Las Ferias prendió todas las luces públicas para pintar de amarillo los semáforos. En los bancos, los viejitos cobraban su pensión y bonos, pero, maldecían al presidente Maduro. Al transcurrir las horas, hubo pérdida de carga y se fue de nuevo la luz por dos horas
Pero la necrofilia ideológica se encuentra presente, esa persistencia en
las ideas muertas o lo que e
s peor en las que matan, se atisba también en el
revisionismo histórico del populismo de México hoy y de Zapatero en España
cuando era primer ministro y, dejo entrar a los musulmanes. Y en esas ansias de
retoque a la Constitución sin decirnos el qué ni el para qué. Elvis Amoroso, líder
del Psuv, lo tiene claro: «Son pocos los que quieren reformarla, pero dan
muchas voces Y Guaidó está inhabilitado».
Cuando niño, en el pueblo, además de estudiar siempre había que ayudar
en las labores de casa. Ir a la huerta, atender a gallin
as, ovejas, cerdos,
vacas, pastorear en prados y montes, acompañado por adultos que siempre
aprovechaban las largas horas para contarte, para explicarte, para hacerte
crecer. En verano la siega, de yerba primero, del centeno después, en el pajar,
en la era, calor, sudor, cansancio, agotamiento, pero crecías y te formabas
física y mentalmente. Había juegos, como no, también había juegos, muchos,
muchas horas, en el monte, en el río San Esteban o Ciudad Ojeda en la finca de
mi tía Mélida., jamás en lugar encerrado, ni, aunque cayeran chuzos de punta,
siempre al sol o bajo el agua, con el viento en el rostro y las llagas en las
rodillas. Pero ibas creciendo. Los gorriones y urracas están allí, lanzándoles picotazos
a uno y sus cantos.
Esto me encamina a una reflexión. Ninguna de las ocupaciones que he
tenido ha sido más importante que otra. En todas aporté lo que sabía, en todos
he intentado aprender, nunca he estado en un lugar que produjera menoscabo de
mi persona. Un trabajo es digno si tú lo dignificas y no permites que nadie te
menosprecie por la labor que haces.
Ahora, tenemos un buen grupo de gorriones que chupan nuestras riquezas,
todo lo que era un pasatiempo es una realidad, hasta los rusos llaman a guerra
en nuestro país, lo que no hicieron en Europa. Buscan su escondite en
Latinoamérica, quieren huir de las dificultades de su tierra, verse libre de
los ataques químicos como fitosanitarios. La tierra rusa, china y del Medio
Oriente están calcinadas por la muerte.
Yo no la entiendo, nunca la he entendido, aunque acepto que bien pudiera
ser yo quién estuviera equivocado. No considero la caza como parte del ocio ni
mucho menos del deporte. Busquémosle otro adjetivo, pero no el deportivo.
Justifíquese su existencia, si así se quiere, en los aportes económicos que
suponen para algunos territorios. Los números no se discuten, como mucho se
analizan, y si muestran que las economías rurales se benefician, todos a
callar, si acaso. Pero olvídense de alabar los, supuestos, beneficios
ambientales. No son reales, no son más que el maquillaje que oculta las razones
verdaderas. Hay quien encuentra placer en apuntar con arma de fuego a un
animal, y lo que es aún más sorprendente al menos para mí, encuentra placer en
disparar y abatir a uno de esos animales. Allá ellos. Quienes la justifican
como control zoosanitario y eliminación de los ejemplares más débiles, bien
harían de dejar esa labor en manos de profesionales.
Ahora, solo escuchamos términos como Palestina, resistencia, Israel,
Isis, Gaza, Hezbola. Estamos a miles de kilómetros de esa región y tenemos una
diversidad de problemas en este, nuestro Continente que estos gorriones u
urracas desean acabarlo. Creen que somos un pinocho. Allá ellos, con su amistad
con los narcotraficantes del poder y las riquezas.
Esperemos que las cumbres ‘históricas’ hagan honor a su adjetivo y de
soluciones a la altura. Las peleas de gorriones machos fueron siempre la
primera imagen de la llegada de la primavera. Encelados, los gorriones, se
enzarzaban en luchas multitudinarias y ruidosas. Esta ave, muy adaptada a vivir
junto al hombre en la ciudad, fue durante mucho tiempo el pájaro más frecuente
y conocido para el urbanita. El gorrión no tenía un canto precioso como el
jilguero, ni un color vistoso como los petirrojos, pero sin duda la ciudad
ahora echa de menos a este pajarillo glotón y alborotador.
Ya tenemos muchos problemas, para que un presidente nos envuelva en una guerra
que él solo encauzo y motivo por escuchar a voces no autorizadas en un
idealismo en plena decadencia.
«El nacionalismo se obsesiona con borrar el tiempo y convierte largos
siglos en paréntesis y salas de espera en las que no sucedió nada relevante,
sólo se acumuló el polvo y la porquería, hasta que llegó el restaurador con su
trapo y sus soluciones de amoníaco», escribe Sergio Del Molino. Leer esto es
muy sano para el juicio. Para contrarrestar la indigestión mental que provoca
la exaltación de algunos discursos, tampoco va mal lo siguiente: «no pierdo
nunca de vista que los países son también invenciones».
Educamos a nuestros hijos para que se vayan y
no miren atrás. Que vuelvan al pueblo como mucho, para el día de la fiesta
grande y ver si a algún entierro de uno de esos paisanos entrañables. Porque
los comunistas venezolanos estarán en países que propiciaron la guerra desde
nuestra tierra apoyados por ancianos decrépitos que hacen colas para hablar del
presidente y cobrar los bonos que él le das, Estos, son los verdaderos
traidores de la patria y algunos, nunca han trabajo y hacen sus necesidades en
el mudalar u orinan, todavía en bacinillas.
El daño que nos hace la corrupción es muy grande y esta en
todos los niveles, bajo la complacencia de toda autoridad.
Un
sindicalista europeo dio a los estudiantes un consejo: «Escuchad siempre varias
opiniones. Tened amigos, pero no seáis pandilleros, los problemas no se
solucionan a golpes». Necesitamos su doble franqueza sin etiquetas: inteligente
y muy humana.
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