Aventis
La oposición venezolana mantiene una retórica que juzga a los nuevos liderazgos y busca mantener a sus viejos dirigentes en el poder a pesar de los viejos fracasos en la IV república desde sus curules del extinto Congreso Nacional. Sólo les ha servido su poder mediático para complacer algunos sectores sociales, siendo evidente las contradicciones de los distintos entes partidistas. Es una larga cronología de diez años que marca el enfrentamiento entre grupos anarquizados que solo buscan su provecho personal.
Algunos grupos obvian la democracia de nuestro tiempo, ya que estamos viviendo una verdadera lucha de clases sociales, donde los esquemas nos llevan a enfrentar diversas paradojas que nos descubren la realidad política del país. Una de ellas, es la transición del gobierno que determinará una postura política hacia nuestro país, luego del 2012. Por eso, los movimientos políticos no pueden permitirse una nueva derrota, todos buscan triunfar en los comicios venideros para consolidar imágenes como partidos políticos.
El primer papel de trabajo a favor del socialismo del siglo XXI, comenzó en el programa económico 1999- 2000, donde se dictarán las líneas generales para nuestra economía y lo social. La idea era cambiar la fase rentista por la productiva, con la única idea de luchar contra la pobreza, la desigualdad social. Un drama que los votantes siempre han ejecutado buscando que el capitalismo responda a las actividades económicas preconizadas por el chavismo.
Sin duda, hay torpezas de liderazgos en ambos grupos políticos, por una parte, nos encontramos con la ineptitud de la oposición en presentar caras nuevas, siempre los mismos rostros. Por el otro lado, tenemos el oficialismo donde muchos de sus dirigentes no desean mancomunarse para idealizar al hombre nuevo.
Ahora, el mundo esta cambiando con la única esperanza de adaptarnos a los nuevos tiempos. Ambos grupos se sostienen por los movimientos estudiantiles que determinan una postura ideológica en el tiempo y espacio venezolano.
Venezuela ha de volver a las urnas y los diputados que sean considerados para una reelección tienen que poner a prueba de fuego su sinceridad política, porque los cuadros políticos se están cerrando tras la búsqueda de quién maneje bien las riendas del poder sea oposición o gobierno.
