2 de septiembre de 2013
Suyai Edith Moncada, Valparaiso Chile
Desde mi ventana observo el parque, veo los arboles desnudos agitándose con la brisa que al pasar los mueve sin piedad.
La tarde esta gris, es otoño y me siento triste. Los senderos tapizados de marrón cobrizo me ponen melancólico. Imagino crujir las hojas bajo las pisadas indolentes de algunos transeúntes que pasan apurados. Nadie mira a nadie. Estoy solo invisible ¡Cómo cuesta sobrevivir!
Las hojas marchitas se esparcen entre cada ráfaga de viento que las encumbra por los aires, danzan y caen desordenadas formando una alfombra digna de pintar.
Mi tristeza aumenta a cada minuto, estoy en completa orfandad. Las horas son lentas, dolorosas.
A mi mente surges tú, angelical, etérea. Tus ojos esmeraldas, y esa mirada que cautiva penetra, como descubriéndome, tratando de conocer mis secretos, que no tengo, porque tú eres mí secreto. Te veo venir a mi estudio, silenciosa, tímida, alborotando mi vida. Sin embargo disfruto cada momento que tengo tu compañía. Tú viniendo a mí, yo ansiando que las horas se detengan y no te vayas pronto. Amo tus largos silencios, tu calidez que se ha hecho mío.
Llegas, te sientas aquí, donde hoy parado al ventanal , miro el mundo de afuera. Descorres las cortinas, abres y dejas entrar el aire fresco. Juegas con tu pelo, absorta por unos instantes, y yo hago como que no te miro. Te mueves coqueta, con ese aire de ausencia que me encanta. ¡Te sabes bella!
Posas ingenua frente a mí, tu boca, tus ojos inquietan, no puedo pintar, tu belleza me deslumbra.
Tienes ese magnetismo que adquieren las mujeres que se sienten admiradas, amadas.
Sonríes y el perfume de tu silueta me envuelve, embelesado me acerco, te acaricio, te beso. Muerdes mis labios con suavidad, te ocupas de mi boca, la recorres toda y me haces tu prisionero.
_Nadie te besará de esta forma_ dices, Porque mis besos los he creado para ti.
_Mis besos en tu boca, llevan mi sello._ Y mordisqueas mis labios hasta hacerme gemir. Tienes esa manía deliciosa de llevar mi labio a tu boca y morderlo. Te enojas cuando digo que me has dado un beso sádico, entonces ríes con esa risa tan tuya que envuelve el estudio y lo transforma en un laberinto lleno de ecos de amor y seducción. En esos momentos la felicidad me inunda, nos inunda.
Esos besos tuyos tan atrevidos, dulces como almíbar subyugan, alteran. Nunca me habían besado como lo haces tú, tus labios me convierten en tu esclavo, lo sabes y haces de mí lo que deseas. Te enlazas a mi cuerpo como serpiente encantándome, y pierdo la noción del tiempo. La pintura y el trabajo carecen de importancia , tú eres lo único que deseo. Mi respiración se precipita y la agitación hace presa de mí, tus manos me palpan, moldean mi piel y vas pellizcando mi espalda. Mi cuerpo temblando de pies a cabeza. Te sulfuras, dices: que es preciso que gobierne mis impulsos, que debo aprender a controlarme y es que cada beso tuyo, cada palabra me enciende y ya no puedo tener calma. Alargas tus manos y recorres con las yemas de tus dedos mi cara. Cierra los ojos dices, y ronroneas detrás de mi oreja, besándome, la nariz, el cuello. Bajas por el pecho mordiéndome con suavidad, sigues bajando y me susurras palabras inconexas. Me doy vuelta, te tomo de los hombros y te dejo inmovilizada Te hago el amor incansablemente, mis deseos de ti son insaciables. Tu entrega es indefinible. Juramos amarnos hasta el fin, y tú dices; hasta el fin del hechizo, y ríes.
_Píntame con los colores del amor _ dices. El canela de tu piel, me quedará bien en la sombra de los ojos. _Píntame de rojo carmesí los labios, has que tus pinceles hagan derroche en mi piel. Tu risa retumba en mis oídos, ríes y todo en ti es magia y alegría.
Me pides que escriba mi nombre en cada espacio de tu piel. Que marque huella. Cantas viejas canciones de amor en mi oído “Nunca, nunca te dejaré”, “Si tú no estás, la vida no puede ser.” Me embriagas con tu canto de musa angelical, la felicidad me envuelve.
Al anochecer te marchas, me lanzas un beso, tus ojos tienen ese brillo de picardía e ingenuidad, te sonrío . _Volveré mañana susurras, cuando el sol esté alto.
Vuelvo a mis pinturas, me dejas ensimismado y una parte de ti se impregna en mí. Tu belleza queda plasmada en el lienzo. Mi mejor obra de arte eres tú.
Tu olor de almendra permanece en mi boca inundando la habitación.
Los días pasan, y pasan. No vienes, mi vida carece de sentido, pintar se me hace agónico, un dolor agudo me atraviesa el pecho. Sin tu presencia las horas son tan largas y tediosas.
Es imposible ser feliz, cuando se ha bebido el amor y luego mueres de sed.
¡Qué agonía me produce no verte! No sé dónde buscarte. ¿Por qué me has dejado?
¿Fuiste sueño o realidad?‘
Creo verte venir, y no llegas….tus pasos los escucho y al llegar a la puerta se pierden en la nada, no estás.
Miro por la ventana, la calle tapizada de hojas cobrizas, alguien canta en susurros.
“Nunca te dejaré”.”Si tú no estás la vida no puede ser”
Pero acá no estás,me envuelve la melancolía, no viniste y no sé si volverás.
Desde mi ventana observo el parque, veo los arboles desnudos agitándose con la brisa que al pasar los mueve sin piedad.
La tarde esta gris, es otoño y me siento triste. Los senderos tapizados de marrón cobrizo me ponen melancólico. Imagino crujir las hojas bajo las pisadas indolentes de algunos transeúntes que pasan apurados. Nadie mira a nadie. Estoy solo invisible ¡Cómo cuesta sobrevivir!
Las hojas marchitas se esparcen entre cada ráfaga de viento que las encumbra por los aires, danzan y caen desordenadas formando una alfombra digna de pintar.
Mi tristeza aumenta a cada minuto, estoy en completa orfandad. Las horas son lentas, dolorosas.
A mi mente surges tú, angelical, etérea. Tus ojos esmeraldas, y esa mirada que cautiva penetra, como descubriéndome, tratando de conocer mis secretos, que no tengo, porque tú eres mí secreto. Te veo venir a mi estudio, silenciosa, tímida, alborotando mi vida. Sin embargo disfruto cada momento que tengo tu compañía. Tú viniendo a mí, yo ansiando que las horas se detengan y no te vayas pronto. Amo tus largos silencios, tu calidez que se ha hecho mío.
Llegas, te sientas aquí, donde hoy parado al ventanal , miro el mundo de afuera. Descorres las cortinas, abres y dejas entrar el aire fresco. Juegas con tu pelo, absorta por unos instantes, y yo hago como que no te miro. Te mueves coqueta, con ese aire de ausencia que me encanta. ¡Te sabes bella!
Posas ingenua frente a mí, tu boca, tus ojos inquietan, no puedo pintar, tu belleza me deslumbra.
Tienes ese magnetismo que adquieren las mujeres que se sienten admiradas, amadas.
Sonríes y el perfume de tu silueta me envuelve, embelesado me acerco, te acaricio, te beso. Muerdes mis labios con suavidad, te ocupas de mi boca, la recorres toda y me haces tu prisionero.
_Nadie te besará de esta forma_ dices, Porque mis besos los he creado para ti.
_Mis besos en tu boca, llevan mi sello._ Y mordisqueas mis labios hasta hacerme gemir. Tienes esa manía deliciosa de llevar mi labio a tu boca y morderlo. Te enojas cuando digo que me has dado un beso sádico, entonces ríes con esa risa tan tuya que envuelve el estudio y lo transforma en un laberinto lleno de ecos de amor y seducción. En esos momentos la felicidad me inunda, nos inunda.
Esos besos tuyos tan atrevidos, dulces como almíbar subyugan, alteran. Nunca me habían besado como lo haces tú, tus labios me convierten en tu esclavo, lo sabes y haces de mí lo que deseas. Te enlazas a mi cuerpo como serpiente encantándome, y pierdo la noción del tiempo. La pintura y el trabajo carecen de importancia , tú eres lo único que deseo. Mi respiración se precipita y la agitación hace presa de mí, tus manos me palpan, moldean mi piel y vas pellizcando mi espalda. Mi cuerpo temblando de pies a cabeza. Te sulfuras, dices: que es preciso que gobierne mis impulsos, que debo aprender a controlarme y es que cada beso tuyo, cada palabra me enciende y ya no puedo tener calma. Alargas tus manos y recorres con las yemas de tus dedos mi cara. Cierra los ojos dices, y ronroneas detrás de mi oreja, besándome, la nariz, el cuello. Bajas por el pecho mordiéndome con suavidad, sigues bajando y me susurras palabras inconexas. Me doy vuelta, te tomo de los hombros y te dejo inmovilizada Te hago el amor incansablemente, mis deseos de ti son insaciables. Tu entrega es indefinible. Juramos amarnos hasta el fin, y tú dices; hasta el fin del hechizo, y ríes.
_Píntame con los colores del amor _ dices. El canela de tu piel, me quedará bien en la sombra de los ojos. _Píntame de rojo carmesí los labios, has que tus pinceles hagan derroche en mi piel. Tu risa retumba en mis oídos, ríes y todo en ti es magia y alegría.
Me pides que escriba mi nombre en cada espacio de tu piel. Que marque huella. Cantas viejas canciones de amor en mi oído “Nunca, nunca te dejaré”, “Si tú no estás, la vida no puede ser.” Me embriagas con tu canto de musa angelical, la felicidad me envuelve.
Al anochecer te marchas, me lanzas un beso, tus ojos tienen ese brillo de picardía e ingenuidad, te sonrío . _Volveré mañana susurras, cuando el sol esté alto.
Vuelvo a mis pinturas, me dejas ensimismado y una parte de ti se impregna en mí. Tu belleza queda plasmada en el lienzo. Mi mejor obra de arte eres tú.
Tu olor de almendra permanece en mi boca inundando la habitación.
Los días pasan, y pasan. No vienes, mi vida carece de sentido, pintar se me hace agónico, un dolor agudo me atraviesa el pecho. Sin tu presencia las horas son tan largas y tediosas.
Es imposible ser feliz, cuando se ha bebido el amor y luego mueres de sed.
¡Qué agonía me produce no verte! No sé dónde buscarte. ¿Por qué me has dejado?
¿Fuiste sueño o realidad?‘
Creo verte venir, y no llegas….tus pasos los escucho y al llegar a la puerta se pierden en la nada, no estás.
Miro por la ventana, la calle tapizada de hojas cobrizas, alguien canta en susurros.
“Nunca te dejaré”.”Si tú no estás la vida no puede ser”
Pero acá no estás,me envuelve la melancolía, no viniste y no sé si volverás.
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