Al Cuji.
Emiro Vera Suárez
Verdiazul de las aguas
del malecón porteño,
Tus olas bañan las
rocas, con blancas y brillantes espumas.
La arena, extraña las
tibias gotas que caen en sus imensas
Playas, eres mi luz,
mi norte y tu mi luz, mi Puerto Cabello.
Mi espíritu nació
rebelde, no deja que me oculte.
Jamás, el amor será para
someter un alma, solaridad, acompañamiento,
Que puedo sentir por ti. Lo vivido, lo doy por entendido. Nunca
lo fue, los girones quedaron n un desdichado sentimiento. Se aperturó.
El mar porteño, es
total y presente. Nos retorna al origen, espera.
¡Ser mar!. Ser
espuma!.
El rocío en el mar,
cubre nuestras mejillas, mi rostro siente tu aliento.
Al mio. Y se
confunden, es un traslado a la luz del infinito.
Es el canto de las
aves que se unen a mi vida.
Brilla el aura con la
luz de la conciencia, estas y siempre estarás.
No habrá ausencia,
aunque los cuerpos no se toquen, sueños
Siempre serán.
Es una triste
experiencia, No hay nada que hacer. De lejos. Nadie es virtual,
Es una enfermedad, lo
estaré.
Mi amor por ti, no se
podrá borrar, estaré solo, sigo mi esperanza.
Detrás de ti. O tu
amor. Soy humano, quiero a mi mujer. Tu.
Debo serenar mi
espíritu. Prefiero irme de las rocas del malecón..
Deseo, someterme a tu
sentimiento, el amor es verdadero y único,
Lo demás es lisonjería.
Somos la esencia y el
éter de la vida, solo hay una petición.
Eres mi hermana en
Cristo, y no pudo pensar historias, se fue.
Así, son mis
semejantes.
Ámame como yo te amo.
Siempre el Espíritu Santo guíe tus pasos, siempre hacia la luz, éste día será
de bendiciones. Nada es obligado, soy tu gemelo.
Ni quisiera, que
respondas, sí nada tangible hay o entendible.
Quién te curo y
curara. Tuyo siempre.
Soy todo lo que soy.
Ordeno lo que seré, entrégate sin ataduras.
Sin miedos, sin desconfianza.
No hay heridas, lo
cura el mar. Eres bella, sana. Te veré adelante.
El rocío
en el mar,
cubre nuestras mejillas, mi rostro siente tu aliento.
Al mio. Y se
confunden, es un traslado a la luz del infinito.
Es el canto de las
aves que se unen a mi vida.
Adiós amor, no es una
despedida, la soledad sigue entre las espumas.
Nada es obligado, nada
es mendigado. Que puedo, que pienso.
La sal es un Cero. No
puede haber excusas evasivas.
La distancia y el
éter, mi espíritu se llena de ti.
No te alcanzo, que
quieres que te diga, no he sacado a nadie
De mi vida.
Estamos sin conexión
física y espiritual y el humo arropa los cuerpos.
Dios, ilumina mi
mente, con verdad. El amor se cree, no se mendiga.
Lleno mi corazón de
amor, inspira mi voluntad con fuerza.
Enuncie la oración
No he sacado a nadie
de mi vida.
He amanecido, como
todos los días, nadie priva mi libertad, solo tú.
Sin aquel rostro de
lejanía. Acércate al amor y estaré contigo.
Toda la vida.
Parece mar, que
luchas, encuentrate. O porque yo te encuentre.
Estás, como en un
parto, clama las botas en seco.
A sus olas, sin sal
nada las mueve, quedará como sábana y testigo.
Son cuatro o cinco
meses, no es un puñal, deja en la isla el cuerpo,
Cual saliva
inexplicable.
24 de Mayo 2014
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