Aventis
.
Emiro Vera Suárez
Estados Unidos desea
provocar un pánico atroz sobre el cielo latinoamericano para afianzarse en el
poder globalizado y compartir las atrocidades de un Estado Delictivo que
corre paralelamente con el Estado
militante- el caso venezolano- y que revela un carácter bolivariano. Cada fin
de semana el derramamiento de sangre es progresivo y la alarma se difunde en
cada comunidad junto al robo de vehículos en los centros comerciales. El lunes,
la prensa revela las cifras alarmantes de la violencia en sus páginas de
sucesos. Pocos, rinden cuentas ante la justicia, por la impunidad, a pesar de
las documentaciones recabadas y archivos recibidos.
Algunos políticos de
oposición salieron del país, pero otros, se dedican a organizar guarimbas en
vez de resguardar sus comunidades y
territorios donde ejercen influencia.
Empresas fantasmas, en
medio de la corrupción son favorecidas por los organismos estatales encargados
de verificar la entrega de dólares y el pueblo debe permanecer largas horas en
colas para beneficiarse de algunos productos regulados. El pueblo bolivariano
no puede olvidar el pasado, como sí tal cosa. Lucha vehemente para que los
enchufados y corruptos sean enjuiciados y de una vez, se ejecute el pacto para
restablecer la moral de la sociedad. no basta, reconocer en foros
internacionales la realidad de nuestro
territorio, es esencial restablecer la justicia en ellos.
Es necesario
restablecer la justicia y reformar la ley judicial y es imperativo aprobar la
cadena perpetua y la pena de muerte en algunos casos significativos, para darle
seguridad a la nación como tal. Cada fin de semana observamos y percibimos como
ocurren algunas masacres y sicariatos en algunos hogares humildes de nuestro
país. Ante todo, debemos superar los dolores de nuestro pasado, solo deseamos
que se haga justicia y reine la equidad.
Octubre, empieza
abrirse paso. Hay un repunte de la violencia con carácter delictivo y muertes
inesperadas. Existe en algunos territorios una vinculación estreche entre el
acto hamponil y la percepción policial, hay vacíos muy contundentes que dan
paso a la delincuencia juvenil.
El Estado, no puede
seguir siendo indiferente ante lo que
sucede en el país, existen grupos
individualizados que desean crear falsas alarmas en el país para motivar de
nuevo las guarimbas. No podemos seguir viviendo de criterios argumentativos
proveniente del sistema político
imperial.
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