Para el
ingeniero Víctor Poleo, el gobierno resuelve con
“chapucerías cubanoides” la grave crisis de la electricidad en el país. Autor
de libros sobre el tema y profesor de Ingeniería Petrolera en el postgrado de
la UCV, Poleo asegura que detrás de los apagones se oculta una gran corrupción
y cree más que hay un propósito deliberado de destruir y con ello a la sumisión
de la sociedad, que a las políticas erráticas del ministro Jesse Chacón.
–¿Por qué
se fue la luz hace días en Caracas?
–Mira, el
racionamiento eléctrico data desde 2007, aunque lo predijimos en 2004; y hoy,
siete años más tarde, es creciente e irreversible. Vale destacar que la oferta
eléctrica es insuficiente, plagada de proyectos termoeléctricos fallidos e
inmersos en grosera corrupción por sobrecostos que triplican sus precios de
procura y construcción, tales los casos Derwick, TermoZulia IV,
Bachaquero-Tamare, Sidor. Porque la demanda eléctrica ha sido asfixiada manu
militari, como pasó con las industrias de Guayana –hierro, acero y aluminio–,
las 5 mil empresas de manufactura mediana y pequeña cerradas en
Maracay-Valencia y los casos de la demanda residencial, cuyas tarifas han
triplicado este año. Así las cosas, estamos ante una oferta inútil que no
satisface la disminuida demanda.
–¿Y lo que
pasó el 4 de diciembre?
–Esta
falla, que afectó la mitad de Caracas, es arquetipo de la mala praxis operativa
y gerencial en Corpoelec. Recordemos que hace 10 meses la sub-estación Boyacá,
en San Bernardino, justo al sur de la Cota Mil, fue presa de un incendio que
destruyó los cables a 230 mil voltios que la alimentan desde el anillo de
líneas que nutren a Caracas desde el Ávila. Un accidente que se explica por
carencias de mantenimiento en la subestación Boyacá, la cual a su vez, alimenta
en 69 mil voltios las subestaciones El Conde (Liceo Andrés Bello); Punceres
(esquina de Punceres) y Delicias (Sabana Grande). La solución de
ingeniería hubiera sido la de reemplazo de la infraestructura dañada. Pero la
chapucera "solución" cubanoide fue alimentar directamente la
subestación Boyacá desde las líneas que vienen del Ávila y sin protección de
sus transformadores, algo tonto como "un puente" en una conexión eléctrica
casera. Era previsible en consecuencia que la subestación Boyacá fallase y
seguirá fallando recurrentemente para mayor sufrimiento de los caraqueños.
–¿Quiere
decir que no se cumplirá la promesa que en julio hizo el ministro Jesse Chacón
de que estaba a punto de resolver el tema de los apagones?
–El
teniente Chacón, carente del oficio de ingeniería de sistemas eléctricos,
falsifica la realidad minimizando de forma mediática la crisis eléctrica,
inducida por el mismo gobierno, como quiera que desde 2007 la propiedad de las
empresas eléctricas fue “gobiernizada” y sus instalaciones fueron
militarizadas. Mal cabría entonces endosar el racionamiento y las fallas
nacionales y regionales a una fabulada conspiración terrorista. Del teniente
Jesse, podría decirse como afirmaba Juan Nuño que “es como las criadas: cree
tener ideas propias". Los apagones se resuelven con ingeniería y
profesionalismo. La electricidad no obedece órdenes cuartelarias del tipo:
“soldado kilovatio-hora, despliéguese y muévase a la frontera, y entre en
batalla contra el enemigo”.
–Pero,
usted fue viceministro de Energía, de modo que durante su gestión debió haber
hecho algo para mejorar el servicio de electricidad ¿Qué pasó?
–Durante
los dos primeros años de la administración del “gran timonel” estuvimos
al frente del Sector Eléctrico Nacional (1999-junio 2001), y formulamos la
primera Ley Eléctrica en 100 años de industria eléctrica en Venezuela. Esta
ley, que extensamente le fue explicada a Alí Rodríguez y que entendió "a
su manera", no estableció la propiedad por el gobierno del Sector
Eléctrico, como así ocurriera en 2010 con una nueva ley, cuando se creó
Corpoelec y el mismo Rodríguez fuera nombrado titular del creado
minpopoeléctrico. La ley de 1999, en aras de consolidar una centenaria historia
eléctrica con coexistencia de capitales privados (Electricidad de Caracas, de
Valencia, Zulia, de Nueva Esparta) y estatales (Electrificación del Caroní y
Cadafe), quiso remover ineficiencias corporativas, fundamentalmente en Cadafe pero
nunca propugnó la creación de una mil veces más ineficiente Corpoelec,
monopolio estatal del servicio eléctrico. Es el usuario la razón de ser del
servicio eléctrico y no los gobiernos ni las empresas eléctricas. Por eso,
Corpoelec es esencia del fiasco eléctrico.
–¿Sirve
para algo el anuncio del ministro de eliminar bombillos amarillos para
sustituirlos por ahorradores?
–Los
bombillos ahorradores son neurotóxicos al ser humano (vapores de mercurio) y
dañinos al ambiente, al disponerlos en vertederos cuyos lixiviados van al agua
y la tierra. Los bombillos ahorradores fueron en su momento una creativa
propuesta cubana para triangular su venta con fabricantes del sureste asiático
a un costo de $0,5 y su reventa a Venezuela por 3 dólares. Unos 2 millones de
bombillos ahorradores fueron instalados en el país en 2008-2010 con efecto
transitorio en neutralizar la demanda residencial. Hoy, irónicamente, el
gobierno prohíbe su importación por las razones ambientales antes
denunciadas. Extraño fin de uno más de los negociados habaneros.
–¿Por qué
la gestión de Jesse Chacón es tan errática e improvisada?
–Nadie da
lo que no tiene y el teniente Jesse mal puede esconder su indigencia
intelectual y sus carencias éticas, al igual que Alí Rodríguez y Héctor
Navarro. En apariencia son erráticas e improvisadas las decisiones en materia
eléctrica, pero en su naturaleza conjeturamos que son intencionales, y ello con
un doble propósito. El primero es contribuir a la destrucción del país y a la
sumisión de la sociedad. Sin electricidad no hay bienestar social ni actividad
económica, es el camino a la barbarie, tal es el caso de la submetrópolis que
es Cuba como desideratum para Venezuela. El segundo propósito es transvasar la
renta petrolera a "gobiernos amigos" y a la nomenklatura criolla,
valga decir: a robar dineros eléctricos bajo la coartad de crisis eléctrica. Un
caso ostensible es el de la presa Tocoma en el Bajo Caroní, la última presa de
cuatro precedida por Macagua (1960), Guri (1969-1978) y Caruachi (2003). Tocoma
está detenida desde hace casi dos años, alegando los contratistas, Odebrecht
(Brasil) e Impsa (Argentina), que el gobierno "no les paga”. El punto es
que la presa Tocoma (2.200 MW) cuesta hoy $10 mil millones, cuando su costo
original era de $3 mil millones y su finalización prevista para septiembre del
2012.
–Hace dos
años fue publicado en Últimas Noticias un reportaje que relataba cómo en
febrero de 2010, Derwick, KCT Cumaná y Ovarb recibieron de Bariven órdenes de
compra por $767 millones con sobreprecio de $403 millones. El mismo director
del diario, Eleazar Díaz Rangel, pidió a la Contraloría una averiguación que
nunca se hizo. ¿Cómo fue ese escándalo?
–El
periodista César Batiz, antes en Ultimas Noticias, realizó una notable
investigación sobre el caso Derwick, investigación premiada en el Foro
Latinoamericano de Prensa. Todo está dicho y sustanciado ahí, lo cual Derwick
no ha logrado desmentir sino que, por el contrario, ha colocado su turbia
riqueza en ostentarla en España y EEUU; y en agredir a periodistas y analistas
del sector eléctrico. Más que nunca la información es un bien público, asesinada
por la hegemonía comunicacional del socialismo XXI.
–Se ha
dicho que mientras la electricidad estuvo en manos privadas no se registraron
apagones con tanta frecuencia, pero también se afirma que La Electricidad de
Caracas no hizo los mantenimientos debidos, razón por la cual estalló esta
crisis.
–Ciertamente.
En el pasado hubo fallas en el servicio eléctrico regional y en el sistema
nacional interconectado. Pero pregunte usted a un caraqueño o a un zuliano si
aquellas fallas de antaño son en duración y frecuencia las fallas de hoy. La
Electricidad de Caracas fue comprada en OPA (oferta pública de acciones) hostil
en 2000 a sus accionistas naturales, sus usuarios y trabajadores, con minoría
accionaria de 7% de la familia Zuloaga, legataria de su fundador Ricardo
Zuloaga, quien la fundara en 1898. Entonces adversamos esa írrita compra-venta,
aun estando en el Ministerio de Energía y a pocos meses de la promulgación de
la Ley Eléctrica de 1999, la cual taxativamente vetaba la propiedad de la
empresa que surte a la Capital por capitales extranjeros, como era el caso de
la compradora de la estadounidense AES. Tengo para mí que Alí Rodríguez Araque
y el Gran Timonel con su permisividad y complicidad ensayaron su primer golpe a
la "oligarquía", ignorando que los Zuloaga no eran ya dueños de la EDC.
La AES durante sus 7 años de tenencia de la propiedad de la EDC no invirtió un
céntimo en mantenimiento y expansión de redes eléctricas de distribución
alegando "baja tarifas" y, por el contrario, liquidó terrenos urbanos
para nuevas subestaciones y corredores eléctricos, a la par de vender las
filiales eléctricas de la EDC en Venezuela, Colombia y Centro-América. Gran
negocio hizo AES con la revolución.
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