Aventis
Las operaciones
militares de Estados Unidos de Norteamérica siguen su curso. Son eventos muy
bien planificados y con excelente logística, única. Ya que cuenta con la orientación de un solo
comandante, pero con la asesoría de siete generales que tienen sus puestos de
mando en el Comando Sur, antes de esto, según documentos ya publicados por
algunas ONG, que hacen trabajos de espionaje en las principales ciudades
latinas, buscan una acción de propaganda, manejo de medios, guarimbas y, sobre
todo, incidir en un ambiente lleno de protestas.
Washington, tiende a
lograr la motivación de religiosos que presten sus Iglesias a opositores del
gobierno para hacer vigilias y bajo una figura carismática instrumentar
políticas que conlleven al deterioro del Estado.
La escalada, incluye
sanciones a países latinos que no contribuyan con el imperio en el
sostenimiento de su economía.
La Iglesia venezolana a
través de su principal voz, el arzobispo de Caracas, Jorge Urosa Savino, viene
retomando ese papel desde el año 2002, en deterioro de la Fe del pueblo criollo
y extranjero, residente del país, que, ahora asiste de una manera regular a las
Iglesias protestantes y católicas a hacer vigilias.
Estados Unidos, en una
de sus injerencias, sancionó a Venezuela e incorporó a éste país en la lista
negra de países catalogados como terroristas y a enviado a figuras políticas de
la socialdemocracia alemana y española para incitar a grupos de venezolanos,
contrarios al voluntariado nacional y al presidente Nicolás Maduro Moros.
Maduro, como presidente
bolivariano, capitaliza el dividendo político del país y esta desplegando el
escudo bolivariano hacia las fronteras y moviliza sus tropas para asegurar la
tranquilidad del país.
El Caribe y América
Latina, como el archipiélago de Malvinas, ocupado colonialmente por Gran
Bretaña, es un entramado que los
norteamericanos quieren de nuevo conquistar por las riquezas que nuestro
Continente abriga en sus plataformas continentales y naturales.
Con la excusa
antidrogas, militariza el Continente y busca apoyo en países traidores, como
Colombia y Perú, para asentar bases de vigilancia como de inteligencia, pero
esto, ha dejado su estela de muertes y niñas violadas en Colombia, sin que los
derechos humanos actúen con celeridad para ayudar a familias afectadas por la
actuación de militares provenientes de las colonias estadounidense.
El Comando Sur, ya
tiene presupuestada una gran inversión, en una nueva base naval en plena Cuenca
del Caribe por un valor aproximado de 1,9 millones de dólares, todo promovido
desde Washington, cuyo fin es estimular revueltas populares para colocar
presidentes títeres que beneficien a industriales de ese país.
Sin embargo, en
Perú, Tía María es el nombre que eligió la transnacional Southern para
edulcorar con una marca cálida un proyecto minero de extracción de cobre que
viene depredando los recursos naturales del valle de Tambo, en Arequipa. En esa
zona del sur peruano solían cultivarse productos primarios como azúcar,
hortalizas, papas, alfalfa o ajos. Pero, medio siglo atrás, la matriz
productiva regional cambió radicalmente cuando la multinacional Southern
Copper, perteneciente al Grupo México, desembarcó en el lugar para explotar las
enormes reservas de cobre existentes con la polémica extracción conocida como
tajo abierto. “La minería a tajo abierto es la más peligrosa del mundo porque
contamina con emanaciones de cianuro, óxido de nitrógeno, dióxido de azufre,
entre otros gases. Además, produce grandes desequilibrios hídricos al elevarse
el nivel de sedimento de los ríos producto de los residuos sólidos muy finos
que pululan en el ambiente”, explican los investigadores peruanos Carlos Bedoya
y Víctor Torres.
Los proyectos
mineros a gran escala pueden verse contemplando la parte medio llena del vaso,
o deteniendo la mirada en su hemisferio vacío. En pocas palabras, es un negocio
de alta rentabilidad, pero que suele requerir la utilización y desviación de un
gran volumen de recursos hídricos, ya sea de acuíferos o ríos. La disyuntiva
del oro o el agua parece un aforismo pero es la dura realidad: el negocio
aurífero en el yacimiento binacional de Pascua Lama o el del cobre en Arequipa,
por ejemplo, requiere secar lagunas o dinamitar glaciares para lubricar su
marcha productiva. En el Valle del Tambo la historia se repitió. A medida que
Southern producía toneladas de cobre de alta pureza, desaparecían cultivos
originarios y, con ellos, el sustento cotidiano de agricultores e indígenas.
Pero, además, la firma que hoy intenta comenzar a explotar un nuevo
megaproyecto extractivista, el mencionado Tía María –1000 millones de dólares
de inversión, 18 años de operaciones–, hizo pie en Arequipa de una forma
salvaje y cruda. Southern colonizó la biodiversidad del Valle de Tambo como si
fuese un virrey decimonónico. “Secar ríos, modificar cuencas hidrográficas,
crear un río artificial de relaves, hacerlo desembocar en el mar, desaparecer
valles agrícolas, reducir áreas de pasturas; cambiar el color del océano, matar
su flora y fauna, dejar sin agua a una ciudad, esparcir humos sulfurosos,
multiplicar las enfermedades locales. La bronca de los pobladores del valle del
Tambo va a cumplir 60 años, y se inició cuando el viento hizo que los humos de
la Refinería de Ilo giraran de sur a norte, cubriendo sus cultivos con una capa
amarillenta de polvo sulfuroso”.
Cuando
hablo de bases militares extranjeras nos referimos a las bases de varios países
de la OTAN y no solamente a las de Estados Unidos. Otra aclaración es
necesaria: no todas las bases tienen un tamaño similar, algunas son muy
pequeñas y otras de gran extensión; unas son bases militares de las fuerzas
armadas del país sede, las cuales, por convenio o de facto, son utilizadas por
las potencias de la OTAN. Pero todas forman parte de un mismo entramado bélico
capitaneado por Estados Unidos.
La
presencia militar extranjera presenta formas muy variadas. Por ejemplo, la
militarización de la lucha antidroga en México o Guatemala. Por otra parte,
estamos iniciando un estudio acerca de las maniobras militares conjuntas que se
realizan con participación de EEUU en territorio continental o incluso en alta
mar en unidades de la IV Flota (por ejemplo las maniobras gringo-gaucho)..
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