Aventis
Emiro Vera Suárez
El fracaso de las políticas
neoliberales a nivel mundial, viene creando una libre corrida de capitales que
genera desastres a los economistas, tanto de derecha como de izquierda. La
moneda nacional de cada país, resiste ante la avalancha de la inflación y
especulación provocada por el corredor financiero y los sectores populares han tenido
poco acceso al Estado, porque, la dualidad del gobierno entre Socialismo y Democracia,
crea una dicotomía de términos que fortalece de manera indirecta al Capitalismo,
cuando la lógica universal busca la participación ciudadana para afianzarse y
fomentar su interés en conformar pequeñas empresas tras la ruptura de la
globalización a través de los Consejos Comunales y el Estado Comunal.
París,(Francia), Buenos
Aires,(Argenta), Madrid,(España), Jerusalén, (Israel), y los británicos,(Gran
Bretaña), han resistido a las presiones bancarias. Gracias a esos pequeños
núcleos productivos que activan al pueblo a cerrarse en resistencia contra las
mafias y reformas fiscales.
Debemos tocar la
campana de alarma hacia la austeridad y, ya es hora de quitarse los disfraces,
se debe romper los latinos con el juego de los Estados Europeo e ir hacia una
verdadera transformación de la sociedad, es necesario concertar a los pueblos
hacia la desglobalización. Pero, hay que actuar contra esa bomba de tiempo
llamada economía global. Para esto, deben articularse la construcción de
movimientos sociales que rompan con las alarmas de provocación hacia los
conflictos sociales. Las tendencias económicas, nunca son mecánicas o lineales,
al contrario tienen niveles de apertura que deben ser apreciadas en forma
gradual para profundizar los cambios de signos monetarios y unificar el dólar
en una sola imagen, aún cuando en el pasado era necesario dualizarlo. Pero, no
se respetaron los criterios y los ruteros históricos, nos pegaron contra la
pared, algunos factores políticos internos dentro de gobierno y fuera de él.,
favoreciendo la crisis.
Las indicaciones
reflejan que en el primer semestre de 2016, el comercio se contraerá en un
diez(10%) por ciento, aunque los grandes exportadores – Alemania, Japón y
China- prácticamente ofertaron más y buscan captar un coeficiente porcentual de
más euros, pero, Grecia e Italia deben apuntalar su equilibrio económico y el
Papa Francisco tiene que intervenir de manera urgente viendo a América Latina
para fortalecer la esperanza de los pueblos, ante la realidad por venir.
La austeridad es un
gran túnel que implica el análisis de los fondos de comercio y romper con la
pugna presidencial y ese deseo loco de ser diputado, sin estar preparado.
Los temas políticos hay
que sofocarlos en base a debates y foros públicos. Quienes han atentado contra
el estado deben ir detenidos con penas de prisión máxima, sí son causantes de
muertes a grupos familiares o militantes de una tolda política. Ya no es tiempo
de reformar o ir a una constituyente, ya es hora de afianzar al Estado hacia
una realidad común sin globalización.
La soberanía nacional
es única, no fragmentada.
En nuestro país, la crisis
mundial nos contagió y no llegó por la vía financiera, sino por el comercio
internacional y los paramilitares. La conformación de empresas del maletín a
ojos de organismos de control tributario y posterior entrega de dólares, nos
destrono lo que se pensó que era algo momentáneo, tuvo una tendencia lógica
hacia el capital y en nada benefició a nuestra sociedad.
Ahora América del Sur
debe unirse y cooperar entre sí, abrirse a un espacio público y construirse a
sí misma para la cooperación. Claro, Chile, Perú y Colombia son puntos
delicados tratar junto a Paraguay..
Los signos monetarios
se movilizan, más en la producción limitante, lo que hace un caldo de cultivo
para las multinacionales, como ejemplo Nestlé que busca privatizar el agua y la
Exxon Móvil – Chevron atizan para que las franquicias ofrezcan combos
apetecibles, observan que caen el intercambio mundial de mercancías y servicios.
La crisis en los países
subdesarrollados deterioran los pilar de a globalización y las arengas contra las
campañas de as transnacionales y los gritos del pueblo, ya no reflejan la misma
autoridad, porque las comunidades están sometidas por el hampa común y
paramilitares. El hombre normal no entiende estos mundos y, solo sabe que debe
levantarse a las de la mañana, según su cedula de identidad para comprarse un
pollo, un kilo de leche, un paquete de arroz, dos kilos de azúcar uno de pasta y
una mortadela en las bodegas de Mercal o Pdval.
Jamás pesará en la producción
y lacase media se desangra pagándoles internamente a los trabajadores de la red
informal.
Así que convivimos
entre cúpulas económicas que se resisten y cubren en los partidos políticos.
Los alimentos, que son
puntos de origen del sector productivo en un Estado, cae en manos de las
multinacionales y los directores de las instituciones agropecuarias se olvidan
del pequeño agricultor o productor. Así que, la lógica del buen vivir e solo un
sueño y refleja un carácter completamente irracional. Al hombre de izquierda,
luce desencantador en la práctica política y vive en una profunda desconfianza
hacia sus dirigentes.
Sin embargo, el poder
político se manifiesta junto l sector financiero y manipula por los medios, a
las familias humildes. Exijo respeto para la imagen del Comandante Chávez,
nunca ha sido figura de la Socialdemocracia, meno amigo del injerista Felipe González.
Los norteamericanos
siguen cumpliendo con su perfil de intervenir países de la Región y el Medio
Oriente, ya fuerzas irregulares atacan zonas urbanizadas y someten a mujeres y
niños, lo más sensible de éste movimiento, ahorra se adentran en Damasco para
derrotar al gobierno de Siria y los comandantes norteños afinan su corta fuego
contra Venezuela, El Estado Islámico irrumpe en las arenas del Medio Oriente
para derrotar con el presidente de esa población, luego tiene Venezuela, la IV
Flota de Norteamérica .
Si resulta
urgente «revolucionar» la casa Europa, es necesario comenzar por el principio:
atacar el poder del capital restringiéndole su libertad de movimientos,
refundar la fiscalidad, los servicios públicos, la protección social, el
trabajo decente; atacar el productivismo y sus variantes. Las movilizaciones
sociales contra la austeridad que aumentan en Europa son una palanca para
encarar una verdadera transformación de la sociedad. Será entonces necesario
que el o los gobiernos que quieran romper con el neoliberalismo, romper el yugo
de los tratados europeos, amenazando si es preciso con hacer volar el euro en
pedazos, de manera concertada con otros pueblos y movimientos sociales. Esto no
tendrá seguramente el mismo sentido que el repliegue nacional que se perfila
detrás de la noción.
Como suele decirse, ante una urgencia debemos cuidarnos de tirar al bebé
junto con el agua de la bañera. Una cosa es la necesidad imperiosa de acabar
con los excesos del neoliberalismo económico vigente hasta hace poco y otra muy
distinta es pretender abolir “par
décret du peuple”, un fenómeno histórico cultural en curso. Más que
“desglobalizar”, de lo que se trata es de “mundializar”. Esto quiere decir que
se requiere crear mecanismos de regulación económica a escala global,
transformando todo el orden normativo e institucional .no sólo económico sino
político a escala mundial.
Es lo de lo que se trata actualmente, retomar y profundizar la oposición
a la bifurcación planteada en 1983 que sacrificó los adelantos sociales en aras
de la construcción europea. Magnífico debate cuyo desafío no se centraba ni
sobre personas ni sobre puestos y que ha sido relanzado hoy en día por las
crisis de 2008 y su actual contragolpe alimentado por las deudas soberanas, la
incertidumbre sobre el euro y las preguntas sobre las formas de imaginar la
construcción europea. Y si la des-mundialización interpela fuertemente a
Europa, es porque está región del mundo se ha convertido en un concentrado – un
laboratorio – de la des-globalización y que en lugar de ser apacible concentra
todos sus excesos. No hay lugar para el asombro. Es en ese espacio adonde se ha
desarrollado más el comercio de cercanía
Se nos explica que es necesario ser pacientes y que nuestros males
procederían de una situación de entre dos en las que estaríamos inmersos. El
Estado-Nación se halla herido, pero aún respira mientras que la economía
mundial no habría llegado aún a establecerse y estaría haciendo esfuerzos para
dotarse de un gobierno global (o europeo) De modo que acumularíamos los
defectos de la erosión de las fronteras sin estar aún en condiciones de
beneficiarnos con las ventajas de haberlas superado. Esta “transición” que se
viene desarrollando desde hace treinta años por el momento solo ha alumbrado
crisis y cada vez se encuentra menos en condiciones de probar que la expansión
del neoliberalismo a escala mundial sería salvadora.
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