Vigencia de Bolívar
Estados Unidos, China,
India, Rusia y la Unión Soviética- Europea, son ejemplos paradigmáticos del
quehacer absolutista en éste siglo XXI, de haber materializado su protagonismo,
como Estados Industriales Continentales. Pero, México y Venezuela con su Golfo
y gran Cuenca del Caribe, constituyen la
gran frontera hispanoamericana frente al mayor poder hegemónico de la historia,
México, geopolíticamente se ubica afuera de la isla continental sudamericana, a
tal punto que el ochenta y nueve(89%) de su mercado externo se halla totalmente
vinculado a los Estados Unidos.
La República
Bolivariana de Venezuela, a partir de su independencia en 1811, se encontró
ante tres alternativas geoestratégicas. Las dos primeras fueron realizadas por
Simón Bolívar durante las guerras de independencia. En la primera, entre 1810-
1817, actuó en el área antillana durante la Primera República Venezolana,
siendo derrotado parcialmente, se exilia en las islas de Jamaica y Haití, donde
repiensa su Proyecto Unificador. En la segunda, 1817- 30, con la ayuda del
presidente de Haití, Alejandro Petión, recomienza su acción, sentando la base
de operaciones en Bogotá. Reincia su
camino victorioso hacia la instauración de La Gran Colombia- actual Colombia,
Ecuador y Venezuela-. Esta segunda ruta geoestratégica es el Camino Andino que sustituye el Camino inicial
Antillano, ambos inventados por Bolívar y que encuentra su punto culminante al
hacerse cargo de la conducción general de las Guerras de Independencia ante el
retiro de San Martín por la falta de asistencia del centralismo de Buenos Aires
y que en diciembre de 1824 llegan a la victoria final de Ayacucho en el Alto
Apure, (actual Bolivia).
La posterior
fragmentación de La América Hispánica encorsetó geográficamente a Venezuela en
el arco andino- caribeño, es decir, donde había desarrollado su acción, según
lo analizado, El Libertador Simón Bolívar. Esta es la explicación de la
participación de Venezuela en el Pacto Andino en 1969, año de su fundación,
El presidente Chávez, como heredero del unionismo bolivariano en la
concepción geoestratégica de conformar una "Nación de Repúblicas"
reinventa la tercer ruta geopolítica de Venezuela en su historia, no como
ruptura sino como continuidad de las dos anteriores en el objetivo de la
unidad, y encuentra el camino estratégico del Atlántico Sur para Venezuela, con
una originalidad inédita para la historia de ese país. Geopolíticamente - gravitación
del espacio, tecnología y poder en la formulación de la política exterior de
los Estados -, por primera vez la República Bolivariana de Venezuela se vincula
con la Cuenca del Plata, única frontera real lusohispánica donde se juega la
unidad real de América del Sur, conformando como novedad un espacio
geoeconómico que va desde el Caribe hasta Tierra del Fuego, por lo que podemos
observar los primeros indicios de lo que podría ser en un futuro un Estado
Continental Sudamericano.
La elección de Chávez a la presidencia de Venezuela en diciembre de 1998
marcó el primer caso en que la rebelión popular latinoamericana contra el
neoliberalismo consiguió hacerse con el gobierno e influir en el surgimiento de
otros procesos no siempre tan radicales como el venezolano pero cuyo
denominador común era el rechazo a las políticas del Consenso de Washington.
Estados Unidos y las oligarquías locales se opusieron siempre a esta tendencia
pero no fue hasta años después que consiguieron montar una ofensiva contra los
gobiernos progresistas y las fuerzas populares de América Latina, iniciada con
la agresión yanqui-uribista a la soberanía territorial de Ecuador en 2008,
continuada con el golpe de Estado en Honduras y profundas medidas de
militarización. La VIII cumbre de la Alba celebrada en La Habana en diciembre
de 2009 condenaba “la ofensiva política y militar de Estados Unidos sobre la
región de América Latina y el Caribe, manifestada fundamentalmente por los
acuerdos promovidos con naciones de la región para el establecimiento de bases
militares… la amenaza más grave a la paz, la seguridad y la estabilidad de
América Latina.
La disposición de las bases militares y despliegue de tropas yanquis
desde América Central y el Caribe hasta América del Sur, sobre todo después del
acuerdo para instalar siete de ellas en Colombia (ahora echado abajo durante un
año por acuerdo de la Corte Constitucional de ese país), sumadas a las de Aruba
y Curazao, evidencia que están enfiladas fundamentalmente contra Venezuela. Sin
perjuicio, por supuesto, de actuar en cualquier momento contra gobiernos como
los de Ecuador, Bolivia o Nicaragua. Estados Unidos ha desplegado diversas
formas de lucha contra la revolución bolivariana: huelgas patronales, golpe de
Estado, paro petrolero, referendo revocatorio, guarimbas, movilización
de estudiantes clasemedieros, acaparamiento por las empresas alimenticias
privadas, todo regado de mucho dinero para la contrarrevolución. El arma
preferida de los últimos tiempos con vistas a las elecciones del 26 de
septiembre es una intensificación de la atroz campaña mediática dentro y fuera
de Venezuela, manipulando de forma descontextualizada entre otros el real
problema de la inseguridad, que el gobierno está atacando pero no tiene
solución a corto plazo pues hunde sus raíces décadas atrás, si es que no ha
sido exacerbado desde el exterior. Washington continuará intentando otras
formas de subversión y le queda el peligrosísimo recurso al magnicidio pero
dejará la opción militar como la última. Además los descalabros en Irak y
Afganistán y los preparativos contra Irán le dificultan abrir ahora un frente
de guerra en América Latina.
Necesitamos, comprender las mutaciones políticas mundiales en curso y
concentrarnos en un Poder de grandes convergencias, hay que complementar las
economías del Mercosur. La globalización nos obliga a todos a cambiar el
lenguaje y la acción.
Estados Unidos- México, China y Alemania duplicaron sus ganancias bursátiles
solo con las corporaciones, lo que refleja una competitividad esencial en el
mercado, pero el enfoque refleja segmentos en un mercado generalmente
complicado, Estamos en una evolución económica y política que apunta a grandes
indicadores macroeconómicos.
Bolívar inició las Guerras de Independencias en su carácter político,
Chávez le dio continuidad hasta llegar a lo económico y tecnológico
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