Escritor- Filósofo


"La niebla es un paso del camino entre una certeza y otra certeza, jamas he caminado entre cargas y visiones falsas, debemos aprender a caminar en el umbral del camino con nuestro maestro espiritual o gurú. Debemos aprender a desafiar a la muerte y dominarla. Amar es un desafío espiritual." Emiro Vera Suárez

Todo cambia tan abruptamente. El tiempo y la vida con su paso solo develan la crudeza, solo caminan para agotarse, para hundirse ante nuestros fallidos intentos de entender algo.

Juan Carlos Vásquez Flores

viernes, 9 de octubre de 2015

NEBLINA EN EL CRESPUCULO.



Fuente Literaria

La niebla, aparece con su olor a muerte, junto a la neblina del espíritu
No hay confusión, mi sueño se hace realidad y hay, un mal sueño.
Mi corazón quería volar y lo atrapaste, eres feroz. Me llevaste con tus alas.

Esa noche, una nube oscura cubrió mi cabeza y la impregnó de tristeza, no estaba tu luz.
Una sombra me tocó la espalda y alucinaciones encontramos en mi luz.

Nunca tuve familia, todos me extraviaron, jamás grite, nadie me escuchaba.
Encontré mi corazón destrozado, no conocía allí a nadie.

Comencé a perderme en la neblina, camine y no supe adónde ir.

En verdad, los muertos no hablan, tampoco duran, volvemos a ser polvo.
Pero, permaneceré en la cueva, preservo mi entierro, no habrá ofrendas,
Los huesos tienen sus historias secretas, son hechos polvo.

La piedra se hizo lava de muerte, anunció mi fuga al más allá, soy un gusano infame, soy la mano que escribe.

No me evoques, ni prendas velas.
Prefiero amasar mi memoria, del barro fui sacado, tu amor conmigo
Se  marchitó y estoy ausente, soy parte de esa sombra de la vida.

Fecundas, tuve una hermana y un hermano que nunca conocí,
Fueron terribles conmigo, nunca me trataron, hipócritas.
No mendigue. Somos un enigma.
No llores, estoy muerto.

Todo, esta muerto.

La belleza y muerte son dos cosas profundas, del barro, nada me separe.
Las campanas, suenan tristes, cada mañana desde el campanario.

Nunca respire, ni hable, estaba muerto, soy muerto.

Olvide el sentido del existir, no hay consuelo, estoy muerto.
Hay un adiós infinito, vivo y muero para vivir.

Adiós, he dado el último combate, el cerco me cierra.

Estoy cerca del Sol y lejos del Mar.
Adiós Barquisimeto y mis sueños.
Adiós Maracay, sigo viajando
Adiós Tovar y San Felipe, sigo viajando.

Cuenta tu ironía y respire, adiós hijos, compórtense
Los amo y quiero.
Adiós Valentina, te tome desde pequeña y te vi crecer,
Son iguales para mí.
Adiós hijo desconocido, te crie desde pequeño, sin importar
Quién era tu padre.
Adiós a todos.
Emiro Vera Suárez, octubre de 2015

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