Cartas a Arthemis.
Algunas veces, la vida
nos lleva a una explosión de sus actos y
vemos como una ilusión se convierte en sombras, pero, Dios siempre
bendice a Dios y su propia esencia. Solamente basta, estar en la calle y certificar
éstas certezas, hasta vernos ahogados en la tristeza o alegría.
Ya mi alma se endurece,
también el cariño y amor por la humanidad, más siento, que esa sociedad afuera
que desconoce la lucha de clases, desconoce su identidad y atosiga su existencia
en ignorancia.
Aquella mañana, llegué
a Barquisimeto a las 9.30 de la mañana y espere en la gran puerta hasta que
abrieron. Ella, llegó a las 11.35 y nos sentamos a degustar un café, era un
mundo desconocido para mí, porque busque sincerarme de nuevo, pero el mundo es
completamente desconocido.
Reconozco, en ese
tiempo cuidaba mejor mi apariencia. No tengo vicios ni fumo, menos tomo
alcohol, pero, es el momento de afrontar un nuevo camino y realidad, siempre lo
que sé, lo he aprendido de mis profesores, todos filósofos y me llevaron al
estudio de la fenomenología del espíritu, no permito que nadie me controle y
perjudique, tiene que ponerse en el camino para proseguir en paz hasta la meta
fijada.
Fueron cinco años
viajando, sin conocer a sus hijos y durmiendo en un hotel de la calle Vargas,
muy cerca del Sambil. De vencer, éste estado de ánimo ha costado, no tanto por
la distancia, sino por el extravío de la realidad, porque ese elemento se
constituye en una amenaza para nuestra cotidianidad. No se, como una persona
puede engañar a sus hijos tanto tiempo y luego, como ella, se esconde en una
Iglesia Cristiana para expiar sus errores, las causales están dadas para
perdonar de parte de Dios, pero, jamás nadie puede estructurar un criterio para
esconderse de esa verdad.
Me fundamente en la Fe
de Jesús desde los tres años, asistía a clases bíblica en los locales
evangélicos de mi Puerto Cabello natal, luego me bauticé a los diez y seis
años, estudie en el Colegio La Salle y visitaba a los sacerdotes del Seminario
Kermaría en La Grita, como al de las monjas en Tamare, así en ese ambiente
crecí hasta hacerme profesional.
Nadie puede hablarme de
vida cristiana, expansionismo de la fenomenología del espíritu o asuntos
cósmicos, he estudiado algo y Los Vedas, hasta
aprobar en dos años una especialización en Filosofía moderna, semántica
del lenguaje jurídico y parapsicología.
Digo esto, no por el
yoismo o ego, sino que me quebranta que muchas personas se escudan en la
religión para engañarse a sí misma y no hay confesión sincera en lo personal.
La mentira los arropa.
Así que, de defectos no
hablemos, lo tenemos todos. Somos criaturas ante los entes superiores, con Jesús, nuestro Salvador.
Hay silencio, hay
soledad. No, por los hechos, sino porque el mundo se alimenta bajo las sombras
de éstas personas falsas que engañan a su propio núcleo familiar y saber al
morir, que, la vida no es un sueño.
Barquisimeto, siempre
ha sido luz para mí, desde pequeño. Mi papa en su viaje al Zulia, paraba su
vehículo junto al mirador y descansaba un momento para proseguir el viaje, hoy
tengo familiares allí, he conocido dos personas que tocaron mi amistad y se
alejaron, sin saber lo exacto de una amistad, Nadie, puede vivir con la burla
en su corazón todo el tiempo. Algunas veces, lo sombrío se presenta para
hacerse sentir por la crueldad de un sentimiento.
Los días pasan, pero,
debemos llenarnos de amor, compartir siempre y aprovechar lo bonito del día.
Ya es domingo, debo
regresar a la Valencia de siempre, los recuerdos y un sueño queda, pero una
decisión es un camino trazado, sintamos el éxito trazado, Jesús y la Iglesia no
es el escondite de una realidad pasada, cuando la mentira y el engaño hacia los
hijos y nieto son presentes.
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