Aventis
El Vaticano quiere
que las tierras pertenecientes a la Iglesia Católica sean canceladas en su
totalidad, para esto, viene motivando a un grupo de jóvenes a que contribuyan
para poner la casa religiosa en orden. A la vez, retomar sus tierras agrícolas,
para adecuarlas y evitar la explotación infantil.
Sobretodo, el
África, donde hay mucha incidencia religiosa, después de los años 90 y, los
jóvenes eran y son recluidos en grandes galpones para descansar, cultivar la
tierra y estudiar. En la tierra de Uganda, hay muchos niños trabajando el campo
y son explotados y se encuentran bajo el perfil de puestos laborales, donde
trabajan desde los diez años en plantaciones de té. Negocio que beneficia a la
Iglesia Católica y es exportado a grandes fábricas transnacionales y el dinero
sirve para abordar los gastos comunes de los sacerdotes. En estas haciendas,
unen a los adultos con grupos de quince, (15) menores.
Niños de esa edad
trabajando en un negocio que es administrado por la Iglesia en conjunto, con
una corporación ejemplifican lo complejo de lo que el papa Francisco llama una
"auténtica plaga" para los más pequeños del mundo.
Pero, él lo
patrocina, como jefe del Vaticano, es una doble faz, para justificar sus
acciones de administrador de tierras, regidas por Bulas papales.
La Iglesia, posee
una multiplicidad de empresas, regadas por el mundo y está metida en programas
de supervisión adecuada a esas empresas.
En el mundo, el
establecimiento de los Estados Pontificios le proporciona a la Iglesia Católica
Romana una base territorial y jurídica de gran importancia. Tiene a nivel
mundial regidores jurídicos de tierras que aplican una política cada vez, más
audaz dirigida a la adquisición acelerada de posesiones adicionales y, esto
viene desde Constantino Los recién nacidos, Estados Papales, eran demasiados
pequeños para el Papa y los beatos de San Pedro, llegándose a una conclusión
con los Señores Feudales para lograr un gran Imperio Espiritual que coincidiría
con la propiedad de los reinos y, sería presentada la Carta de Donación de
Tierras de Constantino. Todo, surgió de la nada. Entonces, se les dio poder a
todas las tierras, de hecho, a todos los países del planeta.
El
documento era una suma de las falsificaciones anteriores, pero a diferencia de
fabricaciones pasadas fue definido, preciso y hablaba en términos muy claros de
la supremacía espiritual y política otorgada a los papas como su derecho
inalienable. El significado y las consecuencias de su aparición fueron
portentosas para todo el mundo occidental
La estructura social y el marco político
de la Edad Media fueron moldeados y determinados por su contenido. Con
ella el papado, habiendo hecho su intento más audaz en el dominio del mundo,
tuvieron éxito en la colocación de por encima de las autoridades civiles de
Europa, que afirma ser el poseedor real de las tierras gobernadas por los
potentados occidentales y el árbitro supremo de la vida política de toda la
cristiandad.
La captura de Jerusalén y el éxito de la
primera cruzada dio prestigio incalculable a los pontífices. Mientras las
naciones de Europa atribuían esta victoria al poder sobrenatural, los
Pontífices Romanos fueron rápidos para transformar los grandes movimientos
marciales de las Cruzadas en poderosos instrumentos que se utilizarán para
expandir su dominio espiritual y temporal.
Esto se hizo empleándolos como palancas militares y políticas, que nunca dejaron de producir ventajas territoriales y financieras durante toda la Edad Media.
Esto se hizo empleándolos como palancas militares y políticas, que nunca dejaron de producir ventajas territoriales y financieras durante toda la Edad Media.
Estas políticas fueron un paso más
allá cuando, basándose pretensiones papales en una interpretación aún más
atrevida de la Donación, se dijo que los gobernantes seculares debían rendir
homenaje al papado.
El Vaticano, necesita petrodólares y, quiere
asentar su figura en Latinoamérica junto a China y Rusia., ya viene controlando
y estabilizando a la vieja Europa. Desea abrirse a otros campos de
industrialización desea imponerse en la explotación de plátanos y bananos,
pero, paga poco y acá en nuestro Continente no puede utilizar la mano de obra
de niños, como en el África, Con los norteamericanos poco negocia, solo se
dedican al oficio religioso, porque los norteños son Baptistas y Pentecostales.
El Papa Francisco, quiere entrar en la cultura del petróleo, que no es,
sino decir, el capitalismo, Y el Socialismo del Siglo XXI, tuvo que seguir esta
tendencia, todos necesitamos de la savia negra para asegurar la ruta del
transporte y el control de yacimientos, que, en Venezuela es una reserva
fabulosa. Pero, hay una circunstancia grave, los gobiernos de los Estados Unidos y otras potencias
capitalistas necesitan las empresas petroleras para garantizar el
combustible necesario para su capacidad de guerra global.
La desgracia para Venezuela es que las reservas de petróleo que
no están bajo suelo estadounidense, para Washington es como si estuvieran.
Dicho de otra forma: la prosperidad de la principal potencia capitalista
necesita esas reservas al costo que sea. Eso explica la volatilidad suprema del
Medio Oriente, con un Israel que juega el papel de “sucursal hiper armada” de
Estados Unidos (con poder nuclear no declarado oficialmente), las continuas e
interminables guerras en África sub-sahariana, y la agresividad sin par
demostrada contra Caracas. ¿Por qué? Porque ahí está parte del reaseguro de esa
forma de vida (irracional e irresponsable) que generó el capitalismo. Que la
degradación ambiental generada por los gases del efecto invernadero negativo
producto de la quema de petróleo nos estén ahogando, al capitalismo no le
importa
El Vaticano, quiere entrar en el negocio, pero, con Venezuela,
no es como los franceses que se dan al primer postor. Y, que mejor papel de
moderar un dialogo con un dominicano, un español y por último un panameño. Los
beneficios serían muy bien aprovechados para captar el control, a su vez, de
las tierras papales en nuestro país, acuérdense del fraile Bartolomé de Las
Casas, todo lo llevaba escrito.
El
analista político colombiano-venezolano Ramón Martínez lo dice claramente: “Hay
una intención de la derecha internacional de detener cualquier proceso de
democratización popular, de avance hacia planteos sociales que le den
protagonismo a los trabajadores, por lo que se hace cualquier cosa para detener
esos cambios, tal como vemos que se está realizando en Venezuela (…). La idea es sacar de en
medio cualquier proceso que se plantee soberanía nacional. Sabemos que ninguno
de estos son gobiernos socialistas en sentido estricto; no son marxistas en
sentido clásico, pero sí impulsan mejoras para las grandes mayorías populares.
No son gobiernos que llegaron a través de una revolución socialista, pero sí
están en contra de las políticas imperiales. Esto le duele a la derecha, y aquí
en Venezuela, aunque las grandes empresas mantienen sus negocios, han salido de
la dirección política del país. Eso es algo que no perdonan, y por eso mismo el
imperio también reacciona”.
La
estrategia de Washington no repara en nada para lograr su objetivo. En
Venezuela, salvo la opción militar, ya ha probado de todo: intento de golpe de
Estado, sabotaje petrolero, violencia callejera, desabastecimiento y mercado
negro, caos social, desinformación mediática. Desde hace un tiempo se está
intentando crear una “crisis humanitaria” generalizada. En realidad, el país no
vive la situación caótica que la prensa comercial presenta, pero es sabido
–siguiendo al ministro de Propaganda nazi Joseph Goebbels– que “una mentira
repetida mil veces termina transformándose en una verdad”, por lo que la
matriz de opinión lanzada al público hace de Venezuela un “desastre
inhabitable”.
Seguiré
con el tema religioso, aquí nadie es santo, menos monaguillo.
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