Aventis
En estos días, las noticias reflejan en sus casas
matrices y noticieros, un conjunto de informaciones que nos reflejan
inundaciones, desastres, violencia, destrucción y muerte y, a las aunado a
esto, terribles terremotos y huracanes que vienen azotando el Caribe y dejando
Las Bermudas y Puerto Rico arrasadas, siendo un hecho, la globalización de
desastres que se inició años atrás con el ataque a la economía latinoamericana
y el cáncer provocado a varios presidentes progresistas del Continente Sureño.
Lo cierto, es que por una parte, la naturaleza está reaccionando frente al
abuso hecho por las personas, al destruir su entorno y teñir de grises los
paisajes, destruyendo sus bosques y contaminando los aires y agua. Es por ello
que hoy, la naturaleza nos está pasando factura, por los daños que el hombre le
ha causado.
Por otro lado, observamos con asombro cómo la violencia
se ha entronizado como una cultura en todo el mundo, la cual nos lleva a
los tiempos de Noé (Génesis 6:11) donde la corrupción y la violencia
reinaban en todo el planeta, razón por la cual vino el diluvio. Hemos visto
cómo personas descabelladas, influenciadas por una ideología, o arrastradas por
un trastorno mental, arremeten contra personas inocentes, las cuales son
vilmente asesinadas, destruyen la vida, así como la propiedad.
Todos estos acontecimientos juntos han dado lugar a que
personas especulen para pronosticar que son las señales de los últimos tiempos,
y que el fin del mundo está cerca. Estos mensajes apocalípticos son pura
especulación de personas que, arrastrados por las profecías bíblicas mal
interpretadas, ven en las señales el fin de los tiempos, pero quiero decirles
que todo esto que está pasando no es nada más que el principio de dolores
(Mateo 24:8), y que se están creando las condiciones para que una verdadera
globalización ponga freno a todas estas calamidades que no se pueden comparar
con las cosas que están por ocurrir.
Nuestra humanidad está desquiciada, y cosas terribles
vamos a contemplar en los próximos años. La Biblia nos advierte que las
calamidades que aparecerán crearán un caos mundial, lo cual dará lugar a la
unidad de todos los países, para enfrentar una crisis inimaginable. Esta
unidad traerá un personaje aparentemente maravilloso en los momentos de crisis,
el cual pondrá orden en el caos. De él se ha hablado mucho en películas. La
Biblia lo identifica como el anticristo (1 Juan 2:22).
No podemos decir cuándo, dónde y cuál será la próxima
crisis, pero, aunque no podemos precisar con exactitud qué podría ser, sabemos
que va a pasar. Al respecto existen varias hipótesis, tanto bíblicas como
científicas respecto a esta crisis. Sea lo que sea, estos
acontecimientos, presentados en películas y documentales como algo inminente,
llevarán al mundo a una unidad que impondrá el tan mencionado “Nuevo Orden
Mundial”, dando paso a los siete años de tribulación que culminarán con el
milenio. Así que no tenga temor del fin del mundo, primero nos acabaremos
nosotros, pero eso sí, debemos de estar preparados para afrontar las crisis que
vienen, porque como dice la Biblia “estamos en los últimos tiempos del
surgimiento del anticristo”.
Por lo pronto, debemos hacer un análisis de los sistemas
políticos estructurados que ponen en peligro, la estabilidad política en la
Región Centroamericana y Sureña. Los grupos financieros a nivel mundial se han
venido reciclando y creando las bases para tener el control bursátil mundial y
organismos como el Fondo Monetario Internacional, (FMI), acosan a los países
miembros para empobrecerlos y, existe una persistencia de las corporaciones de
no confiar en nadie y seguir creyendo que son protectores de los países
tercermundistas o subdesarrollados.
Hay que dejar atrás, los discursos contestatarios. Hay
presidentes del área del Caribe y de potencias extranjeras que amenazan a los
ciudadanos afectos a su doctrina política y adversarios, indicando su
compromiso con los intereses, bienes, ahorros, empleos y oportunidades que se
les ha dado. Pero, olvidan, que, éstos ciudadanos carecen de ideología política
y el individualismo que muestran, es único. Sobre todo, en el uso del lenguaje.
Es el momento de debatir con ideas de consenso y, tener
capacidad de derrotar el contrario en cualquier proceso electoral, solo las
urnas revelan las fuerzas del elector y por eso, debemos debatir con espíritu
verdaderamente nacionalista,
Necesitamos limpiar la República Bolivariana de Venezuela
de tantos excretores falsos del socialismo, quienes expresan ser sus
representantes legales, sembrando la anarquía del país y no escuchar la voz de
su máximo representante, Nicolás Maduro Moros, quién en este momento direcciona
la República.
Durante varios años hemos venido detectando los vacíos de
poder, y la ausencia de liderazgos, en las esferas regionales y mundiales, lo
cual hemos expresado en nuestros artículos, ensayos y conferencias. A la par de
las ausencias de liderazgo hemos verificado los vacíos intelectuales, sobre
todo en la esfera de la producción de pensamiento. No necesitamos que otros
autores de otras partes lo digan o lo repitan. Nosotros, es decir,
individualmente, desde las coordenadas de la periferia más periférica, lo hemos
anticipado y subrayado muchas veces. Ahí están nuestros escritos desperdigados
en periódicos amarillentos y revistas. Después aparecen los “gurús” en economía,
en historia económica, en gramática y en filosofía de las metrópolis del norte,
diciendo lo mismo que nosotros ya habíamos predicho,
como si se tratara de una pura novedad. Con el agravante
que ellos (y ellas) nunca citan a los escritores de la periferia, aun cuando
nosotros hemos escrito, aquí en Venezuela, para solo poner un ejemplo y
contrariando un poco al maestro Hegel, que la “Historia” nunca se repite, sino
que procede por analogías. Hay que reconocer, sin embargo, que quizás el
primero en utilizar el concepto de “analogía” fue Aristóteles, un filósofo
poderoso de la Antigua Grecia, quien frente a los reiterados anatemas
viscerales continúa teniendo presencia conceptual, abierta o subterránea, sobre
los grandes pensadores de los siglos diecinueve y veinte, cuando menos hasta
mediados del siglo próximo pasado, amén de los tremendos decaimientos
intelectuales en las últimas cuatro o cinco décadas, que han generado
orfandades de pensamiento, a pesar de la proliferación de profesores, tecnócratas
e ideólogos superficiales por doquier.
Si hablamos de la nación judía-israelita, estamos
hablando del “pueblo del libro” por excelencia, con la mayor conciencia
histórica posible. Si hablamos de Alemania aludimos a la nación de la filosofía
más profunda de la época moderna y contemporánea. Si mencionamos a los
británicos, el utilitarismo inglés ha sido poderoso. En América Latina
podríamos mencionar las avanzadas de los intelectuales de México, de Argentina
y actualmente de Colombia y República Dominicana. Pero ello sólo es el comienzo.
En Venezuela, tenemos a un Sebastián Francisco de Miranda, Simón Bolívar, Hugo Chávez
Frías, quién se atrevió a ser la voz pública de la izquierda, ante los miedosos
y temerosos comunistas de la época 60-80, quienes se atrincheraron en cuevas y
no dieron a conocer las voces de hombres que determinaron una nueva época en
esos momentos para detener al gran monstruo norteño, representado por los
Estados Unidos de Norteamérica, poco confío de los chinos y rusos, menos de los
árabes.
Vale apuntar, por nuestro lado, que en 1949 John Boyd Orr, Nobel de la
Paz, puntualizaba: “La historia de la dominación de la tierra y de la
explotación de los pueblos y de los recursos naturales de las naciones débiles
por las naciones de Europa Occidental en los últimos 300 años, y desde la
guerra hispanoamericana por los Estados Unidos…, es la historia de una
implacable lucha en pos de la riqueza sin contemplaciones contra los derechos y
el bienestar de las razas inferiores”.
Por eso, España confabula siempre y diagnóstica a América Latina como un
mal presagio, pero, ellos, la abandonaron igual que los rusos y, ahora quieren
regresar para explotar nuestras riquezas concedidas en bandejas de plata pura
por nuestro gobierno bolivariano y, Putin, un excelente gladiador con Trump, un
gran financiero, como el grupo de Podemos integrado por Iñigo Erejón, Pablo
Echenique, Pablo Iglesias y Carolina Bescansa. Venezuela fue entregada bajo
convenios a países que en el pasado nos colonizaron, a excepción de China.
Deberemos, a futuro, promover la concertación de un gran pacto nacional
entre todas las fuerzas sociales y políticas de nuestra sociedad, el que
tendría que incluir, entre otras medidas, una reforma a fondo de la legislación
tributaria sobre la base de una progresividad más equitativa y una lucha
implacable contra la corrupción y la impunidad. Además, será necesaria la
movilización y presión de la sociedad a través de sus organizaciones y de las
que surgirán de la inevitable creatividad de los pueblos.
Ese es el papel que debe cumplir la nueva Asamblea Nacional
Constituyente, ANC, que ya luce colapsada por carencia de criterio de sus
expositores, hace falta mucha ideología de base.
Desde el principio, anticipamos que la campaña electoral,
en la medida que pasaran los días, se tornaría apasionada, sectaria; e incluso,
descalificadora. De unos en para los otros. Por ello, no nos extrañamos de lo
que ha pasado hasta ahora, porque solo se trata de palabras. Confiando que se
mantendrá en este espacio, sin llegar a las acciones de daño de unos en contra
de otros. En la creencia que los políticos venezolanos, en términos generales
-al margen de las excepciones que siempre se dan- no perderían de vista, cuál
es la visión que tiene el electorado; de ellos y las preferencias del mismo con
respecto a los líderes pacíficos y ordenados, frente a los violentos
administradores de bajas pasiones y locutores de tormentas.
El electorado no quiere la violencia. Históricamente la
ha rechazado. Las participaciones en las revueltas que se dieron en el pasado,
fueron obligadas. O acciones minoritarias, de personas acostumbradas a la
rapiña que, encontraban en la guerra, la oportunidad para salir de pobres.
Ahora está, el bochinche, el atentado; o las tomas de las calles, no tienen atractivos.
Excepto por las pagas de unos pocos bolívares que, les sirven a los
desesperados, para palear el desempleo. O los que vienen del extranjero, para
hacer bulto en las protestas callejeras. Lo que no quiere decir que, podamos
anticipar, en qué momento todo esto, se venga abajo. Y las pasiones reprimidas,
se desborden iracundas.
Queremos, una Venezuela libre.
Los candidatos deben evitar caer en el infantilismo de
creer, que los problemas se resolverán, con solo que salgan unos, para que los
sustituyan los otros. Y que solo ellos, son los únicos que pueden resolverlos,
autocalificándose como mesías enviados por Dios, para salvarnos de las
desgracias que atravesamos. Sabemos que puede lucir que somos un poco
inocentes, cuando pedimos humildad a los candidatos, cuando la política es el
ejercicio de la arrogancia y los egos desmesurados. Nos corremos el riesgo.
hay que eliminar la corrupción, no con mentiras; ni mucho
menos, con la intervención externa liderándola. Requerimos fortalecer las
instituciones. Desde el respeto de las mismas, eliminar el caudillismo;
asegurar la propiedad privada, y garantizar la seguridad jurídica, para que los
inversionistas sepan que, nadie le quitará sus bienes, excepto que incurran en
violaciones a la ley. Y después que lo decidan los jueces.
Es lo que queremos que atiendan los políticos. No con
palabras, retos o descalificaciones, sino que, con propuestas, que nos permitan
un nuevo relato nacional, un orden imaginado más completo, y un comportamiento
general, serio y responsable.
Hay Biblia para rato. El mundo sigue, le quedan muchos
años de vida, quien está cerca es Jesús, pleno dueño del universo.

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