Asidero
La facilitación de un
dialogo, cuando se cuenta con imprecisiones, resulta una experiencia
absolutamente negativa, porque el proceso revolucionario de Venezuela perdió
sus estribos y, los intereses intelectuales son otros y, solo el pueblo debe
juzgar dichas actuaciones. Es completamente difícil, hacer política sin
principios metodológicos, las polémicas siempre van a existir, como las
expectativas. Es decir, nuestra política exterior no existe y, vamos más allá
de los sueños. En Venezuela, no se respetan las estructuras políticas y, cada
dirigente político procede como marca sus intereses y no el Estado. Se supone
que, el pueblo se encuentra excluido de esas realidades.
La desigualdad social, es
la causante de esos principios proteccionistas y neoliberales que convierten a
Latinoamérica en una dependencia directa de la banca globalizada y sus mafias,
que controlan el uso del dinero electrónico.
En cuanto al papel de
EE.UU. en Sudamérica, opino que siempre ha sido "importante” su
participación comercial, pero ahora
China tiene más peso en términos económicos y la actual ausencia del
'soft power' (poder blando) de Washington es una oportunidad para avanzar en la
integración sudamericana. Lo más difícil es el deslastre inflacionario.
Existe una ola neoliberal
que aflora un neoliberalismo fluctuante y no hay manera de adecuar los índices
económicos, sobre todo, en Venezuela. No cesaran los conflictos y lo sucedido
con el Ara San Juan, es solo el inicio de un conjunto de mecanismos para
confundir el ala izquierdista, integrada en su mayoría por imberbes en la
política tradicional.
En otras palabras, no hace falta
retroceder demasiado en el tiempo para encontrar quiebres democráticos en la
región.
Estamos en un proceso de retroceso
socialista, donde la democracia, su columna vertebral, luce endeble e inestable
que ha provocado una hambruna y desolación muy terrible., entonces, que
debatiremos, absolutamente nada.
Hablar de izquierda, resulta una
curiosidad y una pregunta obligada. En Buenos Aires, atacan a Macri y éste, a
Cristina. Pero, hay muchos venezolanos desconocedores de nuestra realidad
latina, viviendo allí.
Pero, lo más fatigoso, es la manada de
militares que buscan iluminarse con el Estado y, poco resguardan la ética moral
de la izquierda como tal, muy simple, provienen de la derecha y son el látigo
fuerte de Mauricio Macri y Maduro hacia el pueblo. Sin duda, el mundo castrense
debe ser castrado y regresarlo a sus fuertes y bases navales, ya han jugado a
la política y todo se obscurece, cuando pensamos en Maldonado, Cristina, Ara
San Juan y los Mapuches.
En América Latina, hay muchas contiendas
electorales y para ganar, debe hacerlo con una margen suficiente y, por lo tal,
la victoria debe ser contundente, el gobierno, solo debe ganar, tiene el CNE a
su favor, es un combate, donde la oposición, tiene todas la de perder y, para
que va a una mesa de negociaciones en un país extraño y colonia, porque siempre
ha sido avasallada.
De verdad, que estoy muy escéptico con la
izquierda venezolana y sureña, estamos votando por payasos.
Todo un pueblo, sufraga por un candidato
y, el resultado es otro. Luego, vienen las especulaciones y el juego populista.
La “marea roja” está menguando. ¿Por qué
ahora? y ¿qué puede aprender la izquierda mientras se aleja del poder?
Desde 1998, cuando se
eligió a Hugo Chávez en Venezuela, partidos, movimientos y líderes de centro
izquierda moderada o de línea dura han gobernado en la mayoría de América
Latina. Se reeligieron los gobernantes de izquierda, o sus remplazos,
cuidadosamente seleccionados, ganaron por un amplio margen. Con contadas
excepciones, estas administraciones gobernaron bien, mejoraron la vida de sus
electores y promulgaron políticas macroeconómicas prudentes.
También tuvieron suerte. De 2003 a 2012, América Latina experimentó
uno de los mayores auges en el mercado de materias primas de la historia
moderna. Los gobiernos que pudieron exportar de todo, desde petróleo hasta
soya, recibieron ingresos extraordinarios que, en la mayoría de los casos,
se gastaron en programas sociales bien diseñados y accesibles.
El problema es que ninguno
ahorró para las inevitables vacas flacas. Cuando los precios comenzaron a caer
y Maduro, viene donando y regalando dinero, una forma extraña de no resguardar
el dinero.
Esperemos, otros
resultados.
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