Aventis
Mariano Rajoy, de
nuevo es acechado por las viejas huestes del Partido Socialista Español, -
PSOE- ´y José Luis Zapatero, para volver a encontrarse con la Monarquía y los
Reyes. De modo, que le ha ido bien sus viajes a Caracas y dominicana, para
asesorar al presidente Nicolás Maduro Moros de como guarecerse de las lluvias
opositoras.
Es que, en la esencia
del mundo español, hay una anarquía para separar y dividir España en pequeñas
comarcas, comenzando por Catalunya. Es un desafío separatista que no le da
estabilidad al sector industrial, al campesinado y aquellos que desean tomarse
unas vacaciones.
Ningún gobierno conservador ha tenido
en España un camino de rosas en su mandato,
Ni siquiera la legislatura inicial de Aznar, que en ausencia de una
oposición en recomposición se enfrentó al volantazo económico necesario para
entrar en el euro. Respecto a la segunda, todos recordamos lo ocurrido en las
calles. Y a Rajoy se le había escrito en su carnet de baile de presidente que
el suyo sería un mandato con dolor por la magnitud de la crisis, lo que
convirtió sus primeros años en una depresión insoportable y en medidas de muy
difícil digestión. El primer año los sindicatos le organizaron dos huelgas
generales. El último, la oposición le ha organizado dos mociones de censura.
Pedro Sánchez, estaba agazapado en el
parlamento, esperando que Ciudadanos y Podemos hablasen y organizaran la
trifulca, pero, Pablo Iglesias esta muy ocupado con Venezuela y Monedero es muy
parco, todos, desean residenciarse en el Castillo de Los Reyes, necesitándose buenos
contratos y muchos dólares y pesetas para tocar a la vez, los portones de La
Moncloa.
Así, que los dragones empiezan a
despertar en España, Los corruptos desean salvar sus pellejos y el adversario
verdadero es José María Aznar, quién en Lima- Perú- preparó la gran escapada de
venezolanos a través de una migración fortuita para obligar a Maduro a
negociar, mediante los líderes religiosos. Ahora evangélicos.
No son coincidencias, es una hoja larga
de trabajo y estrategias políticas, sin ideología. Lo importante es el viejo
Dorado, el punto de motivación española desde la colonia.
Las dudas que surgen una vez presentada
la moción de censura de Pedro Sánchez son numerosas. Comprobaremos si acepta
ser presidente de un país apoyado por partidos que han tratado de
descomponerlo. Y a España.
Es un coctel de particularidades, donde
sigue primando las acechanzas de cada organización política y sus intereses.
Claro, son actitudes lucrativas con una gran trama corrupta, las filas
socialistas se han disipado para no entrar en sospechas, pero atizan con
verdadero fuego, porque, en el fondo desean que la moción prospere y, de esta
manera convocar a nuevas elecciones. Quieren la estabilidad de España, pero, lo
deseado es su destabilización, lo lucrativo prevalece ante, un debate público.
Pedro Sánchez,
defiende la iniciativa de moción y pide el apoyo de todos los diputados para
defender esta iniciativa, su primer objetivo será dotar de estabilidad al país
y después -sin concretar plazo- convocar nuevas elecciones. Las ejemplares
condenas de la sentencia por Gürtel y el hecho de que el PP haya sido condenado
a pagar en calidad de partícipe a título lucrativo de la trama volvieron a
traer al debate pública la idea de la moción.
Sin embargo, federaciones y dirigentes
cercanos al líder le animaron a impulsar una moción que le devolvería al
púlpito del Congreso y que reforzaría la línea argumental seguida en Madrid con
Cristina Cifuentes. En la Asamblea el socialismo madrileño no dudó en impulsar
una moción contra la ya expresidenta debido a sus escándalos.
El Partido Popular, el más afectado, es
sin embargo quien parece que menos tiene que decir. Tiene que manejar estas
presiones con muy poco margen de maniobra; una de ellas, la de sacar a Rajoy de
la Presidencia no se les pasa por la cabeza. Y la otra, la de convocar
elecciones por el momento tampoco está sobre la mesa en Génova.
Las maniobras políticas de gente que se
llaman de izquierda traerán consecuencias económicas para España y Rajoy ha acusado
a Sánchez de carecer de autoridad moral y ha venido ironizando con Cantaluya.
Desde el PP, el coordinador general del
partido, Fernando Martínez-Maillo se ha empleado con bastante dureza contra
Sánchez afirmando que "no se es más hombre de Estado por ponerse la
corbata". Maillo se ha quejado de que los socialistas presenten una moción
en pleno momento de recuperación económica y de debate sobre la aplicación del
artículo 155 de la Constitución en Cataluña.
El PNV, partido clave en la geometría
parlamentaria, como se ha visto con los Presupuestos, ha expresado su
disposición a hablar con Sánchez sobre la moción para conocer "cuál es su
planteamiento". El portavoz parlamentario de la formación, Aitor Esteban,
ha dicho que para ellos es clave saber si Sánchez "tiene soluciones para
la crisis a la que se enfrenta el Estado español".
Parece ser que, tras el
impresionante choque de locomotoras producido por la frivolidad del
expresidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, y la mesetaria
torpeza de su homólogo en el Gobierno de la nación, Mariano Rajoy, va a
reeditarse otro desastre político, pero con otros tres máximos protagonistas.
Los líderes de Ciudadanos y PSOE, Albert Rivera y Pedro Sánchez y el nuevo
inquilino de la Generalitat, el recién nombrado Quim Torra.
El señor Torra pretende continuar con un
proyecto independentista catalán cargando con la pesada mochila de sus pasados
escritos xenófobos. Este numantino catalán, obcecado e insensato, no quiere
darse cuenta de que está reforzando las tesis de quienes de manera rigorista y
torpe mantienen en la cárcel a compañeros y correligionarios de la causa
independentista catalana.
Tras lo que se ha vivido en los últimos meses,
el proyecto, políticamente legítimo, de una República Catalana es cada vez más
inviable, al menos con esta reedición del mito de la carga de la caballería
polaca contra los acorazados nazis.
El señor Albert Rivera ha encontrado un filón
electoral en la defensa a ultranza de la aplicación del artículo 155 como
permanente espada de Damocles sobre la Generalitat de Catalunya. Seguramente
cree que "cuanto peor mejor"; pero para él y la cosecha de votos que
el extremismo patriótico parece producir. ¿Qué modelo de Estado defiende?
¿Piensa en algo más allá del horizonte electoral de 2019 y 2020?
El señor
Pedro Sánchez, también abducido por la fiebre electoral, no ha querido perder
comba y se ha sumado con una propuesta de choque que, cual Triaca Magna, acaba
con el veneno y también con el envenenado. Viene a proponer que los contenidos
que tipifican el delito de Rebelión sean sustituidos por otros que encajen así
con los deseos del juez Llarena, la Fiscalía y tutti quant consideran que el fin justifica
los medios.
Su propuesta, a todas luces guiada por la
apetencia de participar en el cuerno de la abundancia de los votos procedentes
del mismo "patriotismo", que a finales del siglo XIX se lanzó a las
calles de España para exigir la declaración de guerra contra Estados Unidos, no
solo es torpe sino suicida y, también, de doble filo. Van a conseguir que Cataluña
acabe yéndose.
Mientras todos sigan presos de las dinámicas de
confrontación que les son rentables a corto plazo, seguirán instalados en un
conflicto sin visos de solución alguna a corto y medio plazo. ¿Hasta cuándo?
Va a
reeditarse otro desastre político, pero con otros tres máximos protagonistas.
Los líderes de Ciudadanos y PSOE, Albert Rivera y Pedro Sánchez y el nuevo
inquilino de la Generalitat, el recién nombrado Quim Torra.
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