La Tecla Fértil
El debate que genera el Aquarius nos desvela a la perfección casi todo:
el nuevo gobierno de Italia cierra sus puertos a los desesperados, reforzando
así la posición de los países más feroces como Hungría, Eslovaquia o Polonia, e
incendia la política alemana (Merkel a tortas con sus aliados históricos de
Baviera y otros) Austria, Chequia, Francia... y, en general, de todos los
países de Europa. Porque lo cierto es que ni Europa ni cualquier otro poder en
el mundo, por enorme que sea, tiene respuesta para las grandes avalanchas
humanas. Y África y el oriente musulmán, que se despedaza en guerras, lo son.
El ministro de Exteriores, Josep Borrell, ha alertado de lo que se nos viene
encima en las primeras horas de su mandato: «O ayudamos a África a que se
desarrolle, cree empresas y empleo masivo, o Europa no podrá soportar la
presión de tanta hambre».
Latinoamérica, en este caso, Venezuela. También padece de hambre, aunque
existen índices de crecimiento agrícola, pero, los cultivos son controlados por
las mafias oficialistas, muy mal llamados colectivos y un ala militar que
corresponde a la GNB y Policía Nacional Bolivariana- PNB- recién creada y con
un cuerpo académico autónomo, pero sus jóvenes funcionarios, ya tienen
problemas con la sociedad venezolana.
Hace varios años que la diplomacia, viaja a las grandes capitales
políticas africanas en busca de acuerdos con sus autoridades, que ayuden a
detener la invasión humana. Pero no basta con la ayuda humanitaria urgente o el
parche de las sacrificadas oenegés. Es la hora de la inversión y la empresa. El
socorro de la ONU, a través de sus grandes agencias, o el Banco Mundial no
basta, y menos aún la acción del capitalismo depredador neocolonialista que
aplican en el continente, países como China y otros.
España recibe a las familias del Aquarius y los medios de comunicación
pueden confundirse, como el caso del submarino Ara en tierras argentinas en un
simulacro de guerra no convencional, el objetivo era la oficial y sus marineros
especializados en asuntos de triangulación marina, al tratar con
sensacionalismo este episodio, que también es el gesto del gobierno español que
mejor diferencia de las actuales autoridades italianas. Pero se trata solo de
un barco. A diario llegan centenares de migrantes o refugiados a las costas
europeas: casi 30.000 solo en España en el año 2017, el doble que 2016. Pero el
problema principal no es el esfuerzo económico y humano de su acogida y
encaminarles hacia su integración en nuestras naciones, sino el debate
corrosivo que crece en Europa con la coartada de su llegada constante. Quizás
sea este el encargo más difícil que la historia reciente hace a Europa.
Pero, José Luis Zapatero, tiene la última voz, ahora se parece a los
esposos Clinton. Hillary y Bill Jefferson quienes a través de una ONG controlan
el Atlántico y Pacifico Sur. Están instalado en República Dominicana con el ex
presidente Leonel Fernández, ahora resulta que los ex presidentes son asesores
de los nuevos líderes, pero, cuando fueron presidentes no les preocupo el
pueblo y el desarrollo de sus naciones. Tuvieron la oportunidad de hacer
inversiones en base a modelos productivos, pero, les falto iniciativas y un
gran espíritu de servicio hacia sus comunidades y, el tiempo cobra fractura.
El desplazamientos y cambios de residencia de grupos
humanos de unas zonas a otras, han sido constantes desde la remota prehistoria.
Nomadismos, invasiones, peregrinajes, expediciones comerciales y colonizaciones
han construido el mundo que hoy conocemos. El Mediterráneo no escapa a ello, el
gran interrogante es la religión islamita y las concepciones mulsumanas. El
Corán arremete contra La Biblia Católica y el cristianismo, regresa a la Edad
Media, un nuevo tiempo para una realidad global, el regreso al colonialismo y
la sociedad esclavista, dogmatizada por un concepto de origen religioso, el problema
es la ambivalencia, diferentes costumbres bajo un solo signo, Javeh o Mahoma.
Nuestros ancestros, hicieron la primera migración
originaria desde el África. Fueron diferentes oleadas para expandirse por el
mundo, hasta la llegada de los bergatines españoles y los cayucos de pequeños
pobladores circundantes a Italia y Grecia. ¿Qué les empujó a emprender tan
colosal viaje? Probablemente aquellas
primeras avanzadillas de Homo Ergaster, acuciadas por el hambre y por un
aumento de la población aprovecharon una bonanza climática hace 1,7 millones de
años para entrar en Asia y colonizar nuevos territorios. Después, sucesivas
oleadas de homínidos cada vez más evolucionados siguieron avanzando en busca de
mejores oportunidades de caza, hasta alcanzar Europa, donde la presencia humana
(Homo antecessor) está fechada hace unos 700.000 años.
Los chinos, mongoles y rusos, aventureros naturales
siempre despreciaron la raza negra, ahora, por asuntos energéticos buscan
ligarse en núcleos familiares, son acuerdos y acomodatos para sobrevivir en el
cambio climático por venir, oleadas de frio y tiempos muy calurosos,
contaminados esos vientos por el exceso de plástico, que ya se encuentra presente en los alimentos
procesados que crean enfermedades cancerosas y pulmonares- renales en el hombre
contemporáneo. Una vez asegurada la ocupación de África y Eurasia, ya en
tiempos del hombre moderno (Homo sapiens sapiens), tuvo lugar el
poblamiento del continente americano, uno de los episodios del pasado que más
controversia suscita. La tesis más aceptada por los antropólogos es la de que
los primeros americanos eran cazadores asiáticos que llegaron desde las tundras
siberianas hace unos 15.000 años a través del estrecho de Bering, buscando
grandes mamíferos,
Esto fue posible porque durante los periodos de glaciación, Siberia y Alaska formaban un solo territorio emergido
por el que se podía pasar andando de un continente a otro. Las otras teorías
sobre la penetración humana en América, como la de la travesía del Pacífico por
australianos o polinesios, o la navegación del Atlántico por europeos, resultan
menos verosímiles. Alrededor de 8000 a. de C., la revolución agrícola del
Neolítico permitió que algunas comunidades se hicieran sedentarias en Asia
Menor y la cuenca del Mediterráneo, foco de las primeras civilizaciones, pero
el impulso viajero no menguó.
Por esas fechas, sucesivas partidas de pueblos con
lenguas similares agrupados bajo la denominación de indoeuropeos empiezan a
poblar Europa. Su origen es incierto: pudieron venir de la India, de las
estepas siberianas, del Cáucaso o incluso de Dinamarca. En todo caso, su
paulatina conversión de cazadores- recolectores en agricultores elevó la
demografía y provocó nuevos movimientos de población. Hacia 2200 a. de C.,
estos pueblos se desplegaron por el continente; las migraciones hacia el sur
(Creta, Chipre, Tesalia) dieron origen al mundo grecolatino, mientras que en el
centro y oeste proliferaron las tribus celtas y germánicas.
Regresando, aunque continuare con este tema en dos artículos
progresivos, En términos
generales se considera “migrante” a cualquier persona que emigra desde su país
de origen hacia la UE. Dentro de ese grupo de personas hay distintas
categorías, desde solicitantes de asilo, refugiados y beneficiarios de
protección subsidiaria a inmigrantes en situación irregular o regular. os eurodiputados pidieron a Estados Unidos que
revertiera su reciente decisión de congelar 60 millones de dólares de su
contribución a las agencias de migración en todo el eje del Mediterráneo.
Desde 2004, los ciudadanos de la UE
gozan de libertad de circulación y residencia dentro del territorio
comunitario. En este contexto, cuando se utiliza en la Unión el término
"inmigración" se refiere a la circulación de ciudadanos no
comunitarios.
La política de inmigración a nivel europeo se ocupa tanto
de la inmigración regular como irregular. En cuanto a la inmigración regular,
la UE decide sobre las condiciones de entrada y residencia legal. Los Estados
miembros conservan el derecho a decidir sobre los volúmenes de admisión de las
personas procedentes de terceros países para buscar trabajo.
La Unión Europea también se ocupa de la inmigración irregular, especialmente mediante una política de retorno que respete los derechos fundamentales. En cuanto a la integración de estas personas, no hay armonización de las legislaciones nacionales. Sin embargo, la UE puede desempeñar un papel de apoyo, sobre todo desde el punto de vista financiero.
La Unión Europea también se ocupa de la inmigración irregular, especialmente mediante una política de retorno que respete los derechos fundamentales. En cuanto a la integración de estas personas, no hay armonización de las legislaciones nacionales. Sin embargo, la UE puede desempeñar un papel de apoyo, sobre todo desde el punto de vista financiero.
Pero, el gran problema, es el terrorismo producido por
Yihadistas e islamitas, Zapatero le dio entrada junto a Alemania en Europa. El
Parlamento Europeo participa activamente en la adopción de nuevas leyes sobre
la inmigración irregular y regular. Legisla junto al Consejo de la UE, en el
que están representados los Estados miembros, en estos asuntos desde la entrada
en vigor del Tratado de Lisboa en 2009.
Desde 1999, la UE ha trabajado para crear un Sistema
Europeo Común de Asilo (CEAS). Para que el sistema común funcione, claro, ya
esta en ejercicio y debe tener, normas coherentes entre los Estados miembros y
un mecanismo para determinar responsabilidades ante, cualquier solicitud de
recepción. Asociaciones y cooperación con terceros países. Desde 2005, el
Parlamento Europeo decide en pie de igualdad con el Consejo de la UE sobre legislación
relacionada con el asilo.
El gran inconveniente es que jamás tomaron en cuenta al
pueblo africano y de los Emiratos Árabes y de una manera repulsiva, poco
asumieron los consejos de Muhammad Gadafi y Arafat, ambos muertos sin razones,
al igual que Ernesto Guevara de La Serna, el Che. Ahora, por no escuchar
argumentaciones, tenemos esta realidad geopolítica y territorial.
Desde 2015 hasta 2016, un año apenas, más de 2.5 millones
de personas solicitaron asilo en la UE, más de 2.3 millones ejecutaron cruces
ilegales de fronteras, detectadas vía satelital y personal, con una data de
muerte de 2030 ahogados en el Mediterráneo en los primeros cinco meses de 2017
La actual crisis migratoria es la peor desde la Segunda
Guerra Mundial. La crisis ha puesto de manifiesto las deficiencias del sistema
migratorio europeo. El Parlamento y la UE han tratado de combatir este problema
mediante la reforma de las normas de asilo de la UE y la creación de un sistema
más equitativo de distribución de solicitantes de asilo entre los países de la
UE, así como mediante el refuerzo del control fronterizo de la UE y el control
de la inmigración irregular.
En Europa, el islam se ha convertido
en la segunda religión en cuanto al número de seguidores, lo que hace del Viejo
Continente, desde varios puntos de vista, una nueva frontera del islam.
La presencia musulmana constituye un
cambio cultural radical, para las sociedades occidentales y más aún
mediterráneas (especialmente Italia, España y Grecia), países que, hasta hace
una generación, exportaban –más que importaban– su mano de obra. Además,
teniendo en cuenta la tumultuosa historia entre el mundo islámico y Europa
–especialmente en el Mediterráneo– la presencia del islam en Europa representa
un importante punto de inflexión. Si en el pasado se hablaba de islam y
Occidente, ahora, sólo cabe hablar de islam en Occidente, y en un futuro, a
través de las segundas y terceras generaciones de inmigrantes, podremos hablar
de un islam de Europa, aunque aún no de un islam europeo.
El islam ya no es un fenómeno
transitorio cuya presencia sólo es temporal y al que se le puede mandar
eventualmente de vuelta a “casa”. Hoy, de hecho, en Europa occidental viven al
menos 18 millones de personas que pueden considerarse “culturalmente”
musulmanas. Entre esta población es cada vez más difícil (y un sinsentido)
distinguir –conceptual y empíricamente– entre musulmanes de “origen”,
“poblaciones mixtas” –como las llamadas segundas generaciones, educadas “entre
dos culturas” (o más…)–, matrimonios mixtos, musulmanes “autóctonos” (incluidos
los convertidos al islam pero también la gente naturalizada).
El gran desafío depende del concepto
de “integración”, que es muy distinto entre países. El modelo de conducta, el
tipo de interacción con la sociedad que lo rodea y los métodos que utiliza la
acción musulmana colectiva, dependen –además de las variables socioeconómicas
como la salud de su economía y la capacidad de absorción de su mercado de
trabajo– en gran medida de la estructura institucional del país anfitrión, la
elasticidad variable de sus articulaciones sociales, las acciones e ideologías
de referencia de sus fuerzas políticas, etcétera.
Por ejemplo, el discurso de ciertos
movimientos sociopolíticos islámicos puede ser más radical y antioccidental o,
por el contrario, colaborador e integrador, según la idea que las sociedades
anfitrionas tengan de ellos. Muchos factores están en juego, incluida la escena
política y la existencia de los empresarios políticos de la xenofobia e
islamofobia. Este argumento es válido, no sólo para los movimientos musulmanes,
sino también para las poblaciones musulmanas en su conjunto.
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