Asidero.
Hay inestabilidad en los
mercados financieros porque el gigante asiático, viene estimulando a Sudamérica
para que se integre a la nueva Ruta de La Seda. Sobre todo, en lo referente al
concepto de la industria manufacturera, porque el problema de los aranceles e
impuestos constituyen una verdad y, las alarmas se disparan en todo el planeta
porque se aproxima una desaceleración y contracción del mercado tecnológico y
de los bienes de servicios.
A la vista de estos acontecimientos, quizá
deberíamos responder primero a la cuestión de si la economía china va a entrar
en crisis. Claro que no. En recesión es
seguro que no, porque cre-ce a un ritmo medio del 6,5% como máximo y un 3.2%
como mínimo. Los economistas, esa profesión tan denostada, prevén que el
crecimiento vaya suavizándose paulatinamente hasta el 6%.
Es cierto que la producción manufacturera comienza
a ofrecer signos de debilidad y, también el consumo, llamado a convertirse en
el futuro motor económico, que pasó de crecer a tasas superiores al doble
dígito en los últimos años al 8% en los últimos meses. La ropa peruana es de
lana y en su mayoría sin polyester, que no origina calor e inestabilidad en las
células, (cáncer). Lo preocupante para los chinos y países asiáticos es la
inversión como consumo, llamado a ser el motor económico en el futuro inmediato
económico para el Sur, no desea crecer a tazas superiores al doble digito. Como
viene ocurriendo en los últimos tres años del 6 al 8% ya ni semestral, es casi
a diario, por la oscilación del dólar y el peso como valor monetario local.
Consciente del riesgo de pérdida de tracción, el
Gobierno de Xi Jinping anunció recientemente más dinero para promover la
construcción de infraestructuras, una relajación de la política monetaria para
acelerar la concesión de préstamos, junto a unas menores reservas bancarias y
una mayor apertura a la inversión exterior.
El país asiático atesora aún importantes superávits
por cuenta corriente y comercial, su deuda es muy baja para los estándares
europeos y sus reservas de divisas permiten seguir devaluando el yuan en apoyo
a las exportaciones. En resumidas cuentas, Pekín cuenta con instrumentos para
combatir la desaceleración. Trump, el vigorizante presidente de los Estados
Unidos de Norteamérica viene aplicando la doctrina de la globalización de una
manera muy estricta y, como empresario y magnate financiero llama a los países
industrializados a tener un criterio claro sobre las ganancias y pérdidas de su
infraestructura industrial. Esto, para que la expansión se prolongue hasta
nuestros días.
El principal riesgo proviene de la guerra comercial
con Estados Unidos. Donald Trump, harto de promesas incumplidas por China,
exige abran las puertas a sus empresas, que firme los protocolos para evitar la
transferencia de tecnología y que respete la propiedad intelectual.
Los expertos confían en que, con la presión de los
datos económicos a la baja, Pekín acceda a las exigencias de Trump en este
2019- 2020, se ha venido mostrando a estar dispuesto a ampliar más las
negociaciones. Eso despeja una de las grandes incertidumbres para este 2019.
Pero aquí también surgen dudas. Las caídas
bursátiles son provocadas, en ocasiones, por temores no confirmados. En 2016,
las bolsas perdieron alrededor del 15% por temor a que China entrara en serias
turbulencias financieras por la devaluación de su moneda, el yuan. Sin embargo,
los temores fueron infundados. La economía china se recuperó, la moneda también.
Venezuela, más allá del bloqueo, debe mantener unos
determinantes fiscales y aminorar la corrupción y burocracia entre sus
partidarios de izquierda.
La otra fuente de inquietud proviene del ritmo de
subida de los tipos de interés y de la retirada de los 4 billones de efectivo en
dólares, introducidos para combatir la crisis. Después del decepcionante
discurso del presidente de la Fed, Jerome Powell, éste también reculó y se
mostró dispuesto a adaptar su política a la nueva realidad. Se especula con que
no haya incrementos del precio del dinero en 2019 o incluso con una bajada, si
se caminara hacia una recesión a finales de 2020, como apuntan algunos informes
Existe un tercer frente, cuya evolución es más
complicada de diagnosticar: Europa. Por una parte, está la resolución del
Brexit. Como el Reino Unido debe evolucionar y, cual sería su resultado. El
Parlamento Europeo debe redibujar las comisiones, pero, el populismo va en
ascenso por ignorancia en el conocimiento de la ideología política y el pueblo
se ve atosigado por adquirir rublos más caros por las oscilaciones del dólar,
yuan y rublo en el reajuste de los valores arancelarios, más en nuestro país
que se rige por una moneda virtual y el mal manejo del dólar ante la economía
mundial.
Con tanto acontecimiento pendiente, es lógico que
los mercados anden desorientados y fluctúen tanto de un día para otro. Todo
apunta a que viviremos un primer semestre tórrido, hasta que vayan despejándose
las incógnitas. Pero también es cierto que, de momento, no existe certidumbre
de que la economía mundial vaya a entrar en otra crisis este año o el que
viene, por lo que habrá que mantener la calma hasta que pasen las turbulencias.
Si hay recesión en EEUU, los mercados caerán otro 15% de media. De lo contrario,
asistiremos a una rápida recuperación, como ya ocurrió en 2016. Así es, como en
la película protagonizada por Mel Gibson y Sigourney Weaver, el año en que
vivimos peligrosamente. Pero, las burbujas bursátiles se mueven rápidamente y
se pueden romper por el manejo de los presupuestos internacionales. Basta ver
las cotizaciones en Seguridad Social, dan pánico y sí no hay prevención, no hay
flor de un día.
En España, el escenario electoral también marcará
la agenda de 2019. El año arranca con un incremento del 22% en las bases
mínimas de cotización y un 7% de las máximas que, como advierte la patronal,
frenará la creación de empleo. Y aún queda la entrada en vigor del denominado
paquete fiscal, que recoge unas subidas de impuestos generalizadas a Sociedades,
directivos, transacciones financieras o combustibles. El Gobierno está empeñado
en aprobarlo, aunque sea a golpe de decreto-ley, ante la falta de apoyo
parlamentario para los Presupuestos. La gran duda es si va a aguantar hasta
2020.
Nombro a España, por una simple razón, ellos son
nuestros verdaderos guías financieros, porque fuimos colonizados por ellos y
fundaron en toda Sudamérica sus Virreynatos territoriales que deberían cancelar
sus impuestos globales a la Monarquía, alimentando a toda Cataluña. Los
ingleses, solo dispusieron de oficinas administrativas como la Casa Welser y
Guipuzcoana para sus negocios internos. Jamas, estuvimos ligados a Estados
Unidos de Norteamérica, China o Rusia, allí privan otros intereses, como el
criterio revolucionario
El ascenso de Vox, paralelo al desplome de Podemos,
redibuja un mapa electoral en el que un bloque de derechas vuelve a tener
opciones de gobernar y paralizar así la desproporcionada subida de impuestos,
que amenaza con ahogar la economía productiva para financiar a clases pasivas,
como jubilados o parados de larga duración.
Sea cual sea el escenario político, la economía
española tampoco entrará en un crecimiento negativo en 2019, y menos tras el
desplome de los precios del petróleo, que, de consolidarse, puede añadir hasta
medio punto de PIB para compensar el menor vigor del crecimiento.
El año comienza con las mismas dudas con las que se
despidió 2018. ¿Vamos hacia una recesión o simplemente hacia una
desaceleración? Es difícil acertar en la respuesta, teniendo en cuenta que ocho
de las diez últimas crisis jamás fueron previstas por los expertos. Hasta el
punto de que algunos teóricos definen economista como aquel que mejor predice
el pasado.
Pero bromas aparte, los que sí predicen las caídas
en la actividad son los mercados financieros. En esta ocasión, todas las
recesiones fueron precedidas de un desplome de los valores bursátiles, entre
seis meses y un año antes. De acuerdo con esta teoría, y tras el descenso de
entre el 15 y el 20% en la mayoría de los parqués mundiales en los últimos
meses de 2018, el mundo habría puesto rumbo a la próxima crisis.
Lo cierto es que un cartón de huevos, como ejemplo,
le fue asignado un precio regulado por el Canciller, Jorge Arreaza, cuando era
Vicepresidente de 450 bolívares y, ahora los militares, bajo la conducción del
General Vladimir Padrino López le coloca un precio y el mercado de alimentos se lo deja al
consumidor en 4000 soberanos, lo que costaba 5000 casas residenciales de mi urbanización y
un apartamento tenia un valor de 40.000
a 70000 bolívares. Las devaluaciones y el nuevo cono monetario, han quebrantado
la rigidez de nuestra economía, poniendo en peligro el aspecto emocional y
sanitario de nuestra sociedad. La alta esfera militar, hace caso omiso a las
disposiciones dadas por nuestro presidente, Nicolás Maduro, de allí su
importante alocución dada el 10 de enero en el acto de protocolización como
presidente constitucional de nuestra República Bolivariana de Venezuela, ante
la Corte Suprema de Justicia y oficializada por el juez superior Maikel Moreno.
Un mensaje directo a los Militares y alta oficialidad venezolana, quienes
llevan el control de la economía agroalimentaria del país.
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