Escritor- Filósofo


"La niebla es un paso del camino entre una certeza y otra certeza, jamas he caminado entre cargas y visiones falsas, debemos aprender a caminar en el umbral del camino con nuestro maestro espiritual o gurú. Debemos aprender a desafiar a la muerte y dominarla. Amar es un desafío espiritual." Emiro Vera Suárez

Todo cambia tan abruptamente. El tiempo y la vida con su paso solo develan la crudeza, solo caminan para agotarse, para hundirse ante nuestros fallidos intentos de entender algo.

Juan Carlos Vásquez Flores

domingo, 28 de octubre de 2007

Amor, via del caminante

Emiro Vera Suárez
Cel. 016-8491307 E-Mail: emvesua@cantv.net
emvesua12@hotmail.com. PIO BOX 8179-CDO2003 .
La Isabelica. Valencia. Edo Carabobo, Venezuela, ICQ 18399717.
FUSION
AMOR, VIA DEL CAMINANTE
El amor es una excitación fisiológica que interpretamos de forma diferente a como interpretamos otras señales de este tipo. Las reacciones fisiológicas del amor se dan en una secuencia específica, se descargan neurotransmisores como la adrenalina y la norepinefrina que es un producto de una estimulación externa, como puede ser la estimulación visual alo ver a la persona que nos atrae. La serotonina interviene en las experiencias de amor intensas. Todo esto, se traduce como hipersensaciones que se manifiestan de una manera variada al estar próximo a la persona amada.
El estado de enamoramiento se ha definido, desde el punto de vista psíquico como un nivel confuso, cercano a lo patológico y no es exagerado, cuando nos enamoramos perdemos parte de la sensación de realidad, vivimos en una nube, los sentimientos y las sensaciones están a flor de piel, nuestro interés disminuye por lo que nos rodea y se centra en la persona que atrae y focaliza nuestra atención. Los tiempos cambian, las civilizaciones se suceden, los imperios se hunden. Un asirio feroz con cuchillas en las ruedas de su carro es un individuo que hoy nos resulta exótico, extraño, tal vez comprensible. Pero, basta pensar en su intimidad de piel y jadeos para sentirle cerca, para saberle unido a nuestra misma humanidad occidental. El asirio y nosotros es un puente vertiginoso que salta por encima de los milenios.
En el sentido de la carne, me parece que seguimos siendo todos semejantes, desde la primera caverna prehistórica. De modo que me instalo, por ejemplo, en el interior de un torreón normando, todo granito y sombras y me invento a un señor feudal y a su fogosa dama. Y al ensoñarlos juntos me traslado de golpe a esos tiempos lejanos.
Prefiero hacer el amor, desnudándome en un río de los nuestros y ver a mí alrededor varias personas furibundas gritando y tosiendo a causa de la circulación. Porque están contemplando con mucha simpatía el viaje astral que estoy haciendo junto a mi pareja otoñal que mira con empatia a estas personas y se preguntan porque sus corazones están llenos de tanta vergüenza y no comparten la alegría nuestra. Desnudarse para lanzarse al río para compartir las experiencias individuales que provoca el amor.
Somos unos animales racionales indefensos y al cuero vivo. Nuestro parecido con los antepasados es prácticamente igual. Solo basta viajar al interior de nuestras vidas para darnos cuenta que somos incomprensibles porque banalizamos el amor y estamos muy estresados por nuestra propia inseguridad moral. Cuando esto ocurre, corremos para que los vecinos a contarle todo para producir un estallido muy grande y vislumbrar la muerte, por solo hacer el acto sexual en el río. Barruntando todo, para luego ser juzgado como un inmoral, cuando nuestros indígenas reconocieron su espacio a través del tiempo por alcanzar el verdadero placer de tener una mujer al lado, que, al final de cuentas era simplemente su pareja, lo cual se digno a fecundar para tener hijos que plenarian de felicidad su comuna o bohío tetrafamiliar.
* Orientador

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