FREIRE, EL HOMBRE COMO PERSONA

Emiro Vera Suárez
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AVENTIS
FREIRE, EL HOMBRE COMO PERSONA
Uno de sus pensamientos culturales fue el siguiente: “perdidos están los que no sueñan apasionadamente, que no son románticos. Yo sueño con que nunca mas se vacíen las calles. Que nunca mas los lideres políticos se sirvan de las playas llenas para poder negociar arriba. Sueño con que aprendamos todos a asumir democráticamente los cambios. Sueño, con una sociedad reaventándose de abajo hacia arriba, donde todos tengan derecho a opinar y no apenas el deber de escuchar. Este es un sueño históricamente viable, pero demanda que la gente anteayer hubieses descruzado sus brazos para reaventar esa sociedad”.
La educación es una acción que implica corrección, autocorrecion y un permanente proceso de crecimiento de cada ciudadano. No se crece sin corrección, la cuestión consiste en saber corregir para demostrar en el tiempo el respeto por la sintaxis popular y sobretodo, fijar las bases de una identidad cultural que debe proyectarse a los niños, que, por su sabiduría entenderán a partir de un patrón avanzar hacia una gramática popular, respetando la sintaxis y formas universales del conocimiento lingüístico.
Lo fundamental – decía- en la escuela es que el cuerpo docente abra su portafolio a la creatividad e imaginación. Allí, se debe cambiar o transformar todo, respetando las estructuras académicas. Pero, se debe pensar en la burocratización escolar para descubrir nuevos caminos en la enseñanza y avanzar en la corrección del proceso enseñanza – aprendizaje. La educación científica debe ser objetiva y ya no sujeta a familiaridades, porque se supone que los alumnos tuvieron en el pasado su apreciación escolar. La idea es cambiar la forma de dar las clases, organización de los programas y la comprensión por parte de los párvulos.
Hay que avanzar en el campo de la curiosidad y la creatividad, porque estas iniciativas van conformando un criterio sólido sobre la educación en grupos, masas e individualizada, queda en el maestro saber interpretar la vida, que no es necesariamente igual para todos.
A través de una educación para la libertad, los educandos van desarrollando su poder de captación y de comprensión del mundo que, en sus relaciones con el, se les presenta, no ya como una realidad estática, sino como en una realidad en transformación, en proceso. La tendencia entonces, tanto del educador – educando como la del educando – educador es la de establecer una forma sintética de pensamiento y acción: pensarse en si mismo y al mundo, simultáneamente, sin dicotomizar este pensamiento de la acción.
Todo su esfuerzo educativo se ve plasmado por un gran humanismo de carácter cristiano que sabe preocuparse por aquellos que mas lo necesitan, por los que son excluidos de todo, incluso de su propia condición de excluidos. Esto queda explicito en su opción por lograr que el hombre alcance su libertad, su verdadera libertad y así pueda ser autor y constructor de su vida, teniendo como substrato de todo este obrar, la alfabetización, que es mucho mas que un simple enseñar leer y escribir, ya que busca que el hombre pueda llegar a ser persona.
*escritor/analista