El Mundo Religioso

Emiro Vera Suárez
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AVENTIS
EL MUNDO RELIGIOSO
Joseph Ratzinger, quiere acercarse al Islam, aupando las enseñanzas tradicionales de la iglesia. Siendo, un fiel seguidor de las enseñanzas de Juan Pablo II, busca coincidir con él en muchas causas comunes y desea la reciprocidad en los argumentos religiosos entre los principales líderes eclesiásticos del mundo.
Aspira que a través de un dialogo divino entre las partes involucradas y el brazo político del vaticano, se logre analizar las acciones y palabras que envuelve el mundo religioso.
La principal batalla del siglo XXI es el desvelamiento de la mente. La religión y el patriotismo se dan la mano para cautivar las masas populares y llevarlas a una identidad, que, logre dar acceso a una nueva economía revolucionaria. Donde, los compradores aparte de mantener una diversidad cultural, se expresaría en un culto militarista a la religiosidad y se proyectaría al directorio de los gobiernos centrales.
Donde el socialismo, es un concepto que enfoca claramente el dominio del mundo. Desde la esclavitud religiosa hasta el pragmatismo ideológico. El pueblo, ya no quiere tener una conducta emplazada por el factor religioso, sino expresar la razón de su ser y como integrarse a la lucha del poder social a través de un liderazgo sociopolítico, mas no cristiano.
Hay que recordar que la política iniciada por el Vaticano, desde Juan XXIII consiste en dialogar con las demás religiones y borrar diferencias, con la intención clara de una estrategia que dará paso a un nuevo criterio espiritual. A los años futuros, consolidar el nuevo imperio romano que tendrá su sede en el Vaticano como controlador economico, mas no militar.
Los Concilios, son un ejemplo de concertación entre el romanismo, budismo, ortodoxia cristiana, judaísmo y el Islam. Cada uno ha mantenido su perfil propio durante varias décadas. La fe católica romana, gracias a la globalización, desea un intercambio con los poderes públicos de cada país, a nivel mundial. Benedicto, busca humanizar a los feligreses para crear una comunidad internacional, que, responda a sus derechos particulares. Ya no estamos en el tiempo de las cruzadas. Todo se equilibra en el dialogo y los convenios.
Para darle paso a un nuevo espejismo social, donde la religión se convierte en el ápice del Estado y se proyecta la figura papal.
Hace casi un siglo, Max Weber, uno de los grandes sociólogos de la historia publico una provocadora investigación sobre las consecuencias económicas de las creencias cristianas y no de fe. Solo faltaba un poco de criterio para resolver todo. Para la iglesia católica, el reto es formidable y constituye un camino por elegir.
Hay que tener una visión humanista para afrontar el tiempo futuro. Erradicar la pobreza es cuestión cultural y el pueblo debe dedicarse adorar a Dios y cumplir con su jornada laboral, donde el patrono cumpla con todos sus deberes con el obrero.
*escritr/analista