VESTIDURAS ANGELICALES

Emiro Vera Suárez
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VIDA CRISTIANA
VESTIDURAS ANGELICAS
Es preocupante ver como los teólogos tratan en esta era moderna el problema de la espiritualidad y, como cambian las formas continúas del lenguaje y el pensamiento originando una serie de dudas en los feligreses hasta llegar a una confusión global en el mensaje del evangelio. Aunque, con un mensaje bien definido, estos clérigos por tratar temas fuera de la religión temática son considerados como civiles que predican una fe. Por eso, el mundo de hoy no los entiende, porque no procuran enseñar con exactitud la Palabra del Señor. Las congregaciones cristianas se han convertido en los últimos años muy vulnerables y, el Vaticano ha tenido la terrible experiencia de observar a sus creyentes irse a los templos protestantes con el objetivo de encontrar el rostro de Jesús en la teología antigua.
El edificio cristiano moldeado bajo el principio evangélico, hoy, luce frágil porque no se ha impugnado la fe de muchos cristianos que se han convertido en idolatras y adoran a ángeles infernales y, se mueven en el mundo invisible del oscurantismo para plagar de demonios algunos niveles espirituales, donde algunos hermanos al ver estos actos salen escandalizados por las expresiones y confesiones que allí se escuchan, cuando estos ciudadanos se reúnen para levantar falsos testimonios de la iglesia cristiana.
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Nuestro entendimiento cristiano viene siendo acosado por todos los criterios que pueden determinarse en contra de la fe. Los ojos de algunos creyentes se abren ante el abismo porque no asisten al templo. Son atacados por el pecado expresado directamente por los ángeles y saetas nocturnas y lo hunden en las distintas tierras movedizas del camino para examinar su conciencia y atarlo en el ropaje de la muerte en esos distintos puntos del camino. El hombre al caer a uno de esos fosos, tiene una oportunidad de agarrarse al que esta clavado en la cruz y resucito al tercer día, al cruzar las aguas profundas de ese abismo y ofrecernos Salvación.
El Credo Apostólico, debe ser la medida de nuestras reflexiones para dar una síntesis de contenido esencial a nuestras vidas. Lo primero que debemos tener es una conciencia histórica para convertir una parte de nuestra autoconciencia en la comprensión fundamental de lo humano. Claro, las reflexiones cotidianas apuntan hacia una actitud de fe, donde el hombre con sumo derecho puede olvidarse completamente de el, sin que por ello pueda detallarse que es infiel a su practica religiosa. El teólogo debe darse cuenta que no esta solo y debe anunciar su suerte a los demás para que oren por él. Su misión es entrelazar los caminos del hombre para que vengan las tentaciones, su incredulidad y la totalidad de su mundo. Debemos ver la historia con suma precisión y asumir nuestra verdad. Es ley fundamental del destino humano encontrar lo decisivo de su existencia en la perpetua rivalidad entre la duda y la fe, entre la impugnación y la certidumbre. La duda impide que asumamos nuestra responsabilidad y que participemos en el camino del no creyente.
Debemos asumir con serenidad todo lo sucedido hasta ahora. Nos movemos en un círculo materializado donde existen fuerzas que retumban en nuestros oídos para concientizarnos en hechos de maldad. La metafísica como herramienta de la filosofía investiga estos hechos y nos lleva a incitar lo sobrenatural y descubriendo en ella nuestra problemática. Los creyentes o fieles a la iglesia tienen un mundo muy aparte a los no creyentes, quienes tienen frente a si el mundo de la nada o abismal, donde no hay conciencia y al frente se encuentran los creyentes ante una verdad metódica planteada muy claramente en las Sagradas Escrituras.
Lo importante no es vestirse con harapos espirituales y expulsar de nuestra conciencia la duda para que en forma definitiva la fe se transforme en verdad, lo que es un accionar en la vida.