El espacio transitorio del gobierno bolivariano ya ha cumplido su fase histórica y, al no cumplirse algunos objetivos surgen una serie de temores y miedos que acorralan a todo autócrata. Tanto, los diputados de la Asamblea Nacional como el cuerpo ejecutivo se han comportado como verdaderos déspotas ante el pueblo y ante el desbalance sufrido el 2D, no encuentran como resolver la situación planteada con la reelección presidencial y el ambiente político que cada día le es mas adverso.
La nueva Ley de Inteligencia y Contrainteligencia revela a los improvisados en leyes una serie de errores que deben ser reformulados cuanto antes porque degrada la situación de lucha social que mantiene el pueblo en la calle y determina la criminilizacion de la protesta. Estamos de acuerdo que las leyes se reformulen, pero deben estar adaptadas al verdadero sentimiento nacional que desea un cuerpo de leyes que refleje una actuación necesaria y que no revista contradicción judicial alguna.
Los grupos de trabajo, le han fallado al presidente, por eso surgen personajes sin carisma para tratar de dirigir a un Estado o un distrito, como esta sucediendo en Carabobo. Todo esta basado en cifras y, ellas nos delata una realidad que se consolida cuando observamos la falta de continuidad ideológica en los barrios de un proyecto político llamado Socialismo del Siglo XXI. Dirigentes que han luchado a brazo partido en pro de la democracia, Ahora ven frustradas sus esperanzas en la culminación de esa idea porque la nueva ley de inteligencia y contrainteligencia es un absurdo porqué cualquier persona puede avalar un pensamiento no consono hacia cualquier persona ya sea del oficialismo o la oposición y, de allí puede caer en desgracia política gracias a los soplones o chismosos de cualquier grupo político. Una vez fui victima de ese ideal, cuando una alumna me acuso de estar nombrando a Rómulo Bentacourt en mi cátedra de Teoria del Conocimiento.
En Venezuela, los socialistas y no socialistas debemos reconstruir todo para tener la oportunidad de subsistir, ya que necesitamos producir e invertir un poco de los capitales privados, que, deben ser bien supervisados para fomentar la creación de pequeñas industrias que estén sujetas al ordenamiento legal del Estado. La nueva ley de inteligencia y contrainteligencia no indica el mejor rumbo a seguir, los venezolanos si exigimos una revisión de La Lopna para evitar la proliferación de delitos y la deserción escolar en menores de edad. Hay que involucrar el estilo ideológico del gobierno con el pueblo para reflejar una sola unidad de lucha popular que encamine las verdaderas iniciativas del poder central regentada en estos momentos por los militares.
La nueva democracia debe generar conocimiento y agilizaciones contundentes para vigorizar el ideario revolucionario del Estado Socialista venezolano.
Analista/escritor.
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