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Este período de la
historia- sin duda- es completamente incrédulo y ateo, anunciando a Dios como
un mito de carácter religioso para convertirlo en la última esperanza de un
pueblo deshumanizado y acosado por intereses económicos contrarios y una economía
siempre en la balanza, igual a la alemana antes de la II Guerra Mundial. Por
esto, los jóvenes se alejan de la radio noticiosa para escuchar otros sonidos
que puedan resolver su buena voluntad.
No dejemos que los
galanteos de unos y otros nos lleven a la confusión, la economía es como la
realidad. Trata de alejarnos del sentido común, es como arrojar grandes
cantidades de café en un río. Nadie, quiere bajar los precios, es una economía delirante
por las dudas, nadie desea bajar sus caudales a favor del pueblo, quizás,
tengamos que regresar a los viejos tiempos.
Su paso, refleja una ilusión
en la dialéctica de nuestra historia. Lo único bueno de todo esto, es que las
pasiones buscan convencer cada acción individual para detener u obviar las
consecuencias del futuro. Hemos, culminado una jornada de lágrimas, ( por los
muertos), y otra emocional, porque el CNE permitió ventas y toldos frente a los
colegios donde se activaban las elecciones, los militares colocaban cintillos
que todo ciudadano violentaba, obviando la reglamentación del CNE y algunos artículos
de nuestra Constitución Bolivariana de Venezuela, muy cerca de los portones de
entrada para los electores había viandantes ofreciendo comida..
Cuando niño y ya
adulto, cuando era miembro principal de mesa , las damas se entretenían cocinando
y lavando con un viejo radio, escuchaban noticias del despacho de la
presidencia o acordes musicales, para no torturarse con los cuentos del
vecindario, solo el futbol y los episodios novelescos las desviaban para
cambiar de dial. Ahora, existen locutores estereotipados que engolan sus voces.
Ya, por saturación conocemos
los resultados electorales ,
al igual que aquellas novelas. Lo único que no forma parte de ese ruido
proselitista es la economía del país. El factor consumo nos trae oscuras
premoniciones porque hay un afán de ligar las empresas con el argot político.
Solo el libro, como ideología queda en un lugar sagrado de nuestra residencia, allí,
todos por igual armamos la lectura y enfocamos las consecuencias de una reflexión
hacia el futuro. El texto político y La Constitución Bolivariana descubren
nuestro nivel de enseñanza para descubrir una verdad, aquí es necesario
utilizar la metodología rigurosa para comprender nuestra decisión.
Vivimos en un mundo
posible, donde la desvinculación ciudadana es igual a resignación o triunfo, el
neocapitalismo contemporáneo se manifiesta a través de movimientos cerrados o
grupos que rompen con la libertad del ciudadano, venimos confirmando un nuevo
esquema social y solo deseamos que se construyan modelos como proyectos para
sembrar el país de tecnología a nuestro antojo.
Vayamos al mejor mundo
posible latino, veamos una imagen de prosperidad y felicidad, que no se oculten
ante las veidades del acontecer diario, vayamos al pueblo para que se apropie
de una de esas fortunas que da el trabajo como esperanza, la vida y una familia
sin miedo a su contexto. Es el momento de crecer al progreso.
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