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Para que no me olvides
Salí corriendo,
presa de un dolor agudo
mi corazón al ver la foto
y leer lo que decía
se rompió en mil pedazos,
huí creyendo que me seguirías.
Hacía un bosquejo de mi proyecto,cuando por el rabillo del ojo veo que Alicia saca un libro de la biblioteca. Ella siempre le ha gustado leer, y de vez en cuando ordena mi desorden, y uno que otro ojea Yo no tengo libros de su gusto, nada de novelas, pero siempre encuentra algo en qué entretenerse mientras yo trabajo. Fue el portazo lo que me sorprendió. Seguramente habrá ido a comprar, pensé. No le dí importancia y me dediqué a terminar mi proyecto.
Alrededor de las siete de la tarde ya oscuro, necesité encender luces, es entonces cuando me percato que Alicia no ha vuelto. Voy apreparar café. Fue cuando veo tirado en el piso el libro. Lo recojo para colocarlo en su lugar y pienso: seguramente Alicia lo dejó caer sindarse cuenta. ¿Por qué salió sin avisarme?
Escucho el ascensor y reconocí las pisadas de sus tacones, acudo a la puerta, abro y veo sus ojos con lágrimas, en sus manos tiene un papel arrugado. Toma, dijo: hazla tira delante de mí. ¿Qué es? Pregunto.
¡Mírala!
La desdoblo y veo una foto de Laura, ella había sido mi novia años atrás. Recuerdo en ese instante lo que estaba escrito, “Para que no me olvides” ¿Cómo olvidé romperla? (Allí estaba la razón del libro tirado.)
_ ¿Y qué significa? Pregunto
_ ¿Por qué la guardas aún? Dice, llorando. ¡Rómpela,ahora frente a mí!
_ Amor,por supuesto. Y lo hago.
Ella me abraza y en ese abrazo comprendo. Escucho su voz apesumbrada. Estaba en el libro. ¿Por que la guardaste?
No se, amor, estaría allí seguramente, pero ya no tiene importancia, es cosa del pasado. Sus ojos verdes me miran asombrada, y digo: ¿por eso saliste así de golpe?
Ella calla enrojecida. La abrazo, y en este abrazo comprendo lo mucho que la amo. Su carita enojada y la sonrisa, me hacen reír. ¡Tontita ¡ le digo,¿acaso dudas de mi amor? Sus labios que saben a miel, se pierden en los míos. Nos fundimos en un beso que nos transporta al paraíso.
Años después recordaríamos riendo este hecho,al pasar por las calles donde Alicia había corrido, segura que yo iba tras ella. Huía de rabia y desesperación al encontrarse con aquella foto, en aquel viejo libro de Marcel Proust “En busca del tiempo perdido”.
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