Aventis
Emiro Vera Suárez.
Las viejas estructuras
latinas deben reformarse para lograr un verdadero proyecto de desarrollo y
tener una especie de identidad muy clara de regionalismo abierto para lograr un
vigoroso proceso de liberalización comercial en la región. Estamos bajo el
amparo de la actualización vigorizante de un nuevo concepto geopolitico sobre
América Latina. El Atlántico como el Pacífico deben abrirse a una agenda política simplificada, donde los
recursos económicos se conviertan en una real intención para apoyar la creación
de empleos entre latinos. Pero, es necesario dejar atrás los viejos dilemas
políticos, dando su peso específico a la acción de cada país y algunos Estados
se verán precisados a revisar las viejas firmas del Tratado de Libre Comercio.
Ya hemos sobrevolado
la actividad económica en la región y las inyecciones de liquidez provenientes
de nuestros recursos naturales. La idea es incentivar en el Sur, un sistema
financiero consistente que le de cumplimiento a su función social en apoyo a
las unidades familiares en una búsqueda
constante de una plaza laboral.
Todavía no podemos
hacer balances. Hay que socorrer a países que se encuentran bajo una economía emergente
y, asumir con carácter la viabilidad de un criterio de acción social, hay que
ir creando unos proyectos para darle trabajo a un nuevo conjunto de ciudadanos
que desean una remuneración por sus esfuerzos. Luego, de las elecciones,
debemos corregir ciertos aspectos e nuestra economía y el presidente Nicolás
Maduro tiene que ver el perfil de cada empresario, ligados a compañías o
microempresas confusas.
Vivimos en una
democracia socialista y necesitamos reformar a través de la habilitante una
nueva imagen del Estado, debemos en este sentido abrazarnos al diálogo, hay que
hacer cambios profundos en el sistema financiero para lograr tener fe en el desarrollo del
país. Por esto, se debe dar un signo impositivo a las misiones con injerencia
directa del presidente y su disposición a corregir fallas dentro del sistema,
que los hay. Es una situación no fácil, pero, hay que afrontarla. Mientras en
el mundo europeo se deteriora fases de la movilidad social, en América Latina
esta cada día la observamos más fortalecida.
Hay que controlar el
motor de las olas migratorias en el contexto de la globalización, siendo una de
las causales, la desintegración de los salarios. El Papa Francisco se enfrenta
a una tarea compleja, empezar a renovar los gestos en Continentes, como el
africano y el medio oriente. Las palabras, ahora tienen sentido. Pero, lo
importante es hasta que punto estas reformas por venir movilizarán a la gente y
sus estructuras. Todo, debe tener una sola dirección y sentido.
Los ciudadanos se
trasladan de un Continente a otro sin prever los peligros, tal como sucedió en
Lampedusa, tragedia entre muchas que suceden a diario, porque, no existe una
política migratoria acertada, como es el caso de algunos Estados Suramericanos.
En la crisis europea
actual, la gente se olvida que Europa Occidental es mucho más rica que la mayor
parte de Asia y prácticamente toda África. Como es natural, es una brecha entre
rentas y salarios, un imán para las migraciones. No cabe duda, que, China se
apresta a un nuevo impulso reformista en lo económico. Acá, nadie se encuentra
escondiendo sus cartas, la reforma financiera constituye una clave para
sobrevivir a futuro y abrir el debate para garantizar el éxito y conciencia
necesaria para activar de una manera cohesionada a los máximos dirigentes de un
país.
El mundo académico y
científico alertan de los trasnochados y de las invocaciones de algunos
personeros orientales
sobre el momento actual, quieren ir más allá de la clave
de un sueño chino y rebasar la política como reforzar la capacidad de decisión
de su propia sociedad, pero, costará lo suyo que haga realidad.
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