Tuve que trabajar desde
muy joven para cancelar mis estudios, mi padre nos había abandonado, como
todo militar venezolano que siempre son
y fueron irresponsables, a pesar que desean tener el control del país desde la
época de Los Monagas, aunque siempre le dejaba a mamá algo para comer. Siempre
andaba de sombrero o boina en los sitios públicos, me crié entre políticos y
poetas, desde muy niño aprendí a escribir y cocinar, luego a trabajar entre
periodistas y periódicos, desde las viejas planchas hasta lo digital, el Mass Media me permitió avanzar y conocer
parte de mi contexto territorial. Que bella es mi Venezuela.
Una vez, fui a Turmero-
Edo Aragua- luego de mucho tiempo de
conversaciones, mi amiga de dialogo
nocturno me había ofrecido un café al estilo canario y decidí ir hasta el
portal de su casa, su amistad dejo una huella inolvidable en mi Sr, por su
manera afable y don de mujer, aquella tarde bajo un pequeño porche y una gran
mata de mango y los gallos correteando en el patio, los mismos que me
anunciaban que era ya el amanecer.. Sin duda, el segundo café, el primero fue
en el Centro Comercial Metrópolis en el salón de comidas, todo pasó rápido, la
vi llegar e irse, siempre leo sus blogs, Dulce Riera Tosta siempre correrá en
mis pasos, su amistad allanó mi soledad nocturna por mucho tiempo, hasta el
cantar de los gallos.
Lo más importante en la
vida es conocer el amor, llega y se va muy rápido y es lo único que queda,
cuando ya estamos agotado, el reloj siempre atenta contra nosotros y aquella
vida de éxitos, envejece entre las paredes de nuestra residencia, tomando
medicinas y cansados y tristes , nos
alejamos de lo que más queremos, la mujer.
La tierra es algo
hermosa poseerla. Lo más testarudo es venderla, acá el venezolano, sin pensarlo
se las regalo a los colombianos y extranjeros, ahora, ellos tienen sus tiendas
de campaña regada por Venezuela, hemos fracasado en el sentido de pertenencia,
ahora nos sorprendemos cuando el George Washington se pasea por la Costa del
Pacífico con sus fragatas y destructores. Mientras treinta y dos aviones de
combate aguardan en el Sur, cuidando Las Malvinas.
Valencia, (Carabobo),
es una tierra muy difícil, nadie la quiere. Sus calles se encuentran llenas de
mucho polvillo, todos guardan silencio a la hora de comer, moverse en ella
refleja una gran dificultad, es una comunidad amortajada por la indiferencia
vecinal, resido aquí por los compromisos laborales, a mi Puerto Cabello tengo años que no voy, los gobernadores de
Estado la tienen en el olvido junto a sus diputados y concejales. Una vez,
Carlos Andrés Pérez vino a dar un mitin frente al aeropuerto. Como cuarenta mujeres vestidas de negro y
paraguas del mismo color fueron colocadas en sitios estratégicos, lo
sorprendente es que el presidente llamo a la Digepol y al jefe le indicó que la
subieran a todas en un autobús y la llevasen al comando y las soltaran después
del mitin, la orden se cumplió en silencio y sin retaliación, luego, dejadas en
libertad. Ese, sí tenía autoridad. Le conocí en la finca de mi tía Melida Vera
de Ferrer, iba con Rómulo Betancourt y allí junto a los potreros tenía una
imprenta escondida. Tuve la oportunidad, También de conocer al Comandante
Chávez, un hombre sencillo y grato, nos
brindaba café y empanadas cerca de la Tapicería San José de Mariara. Siempre en
el liceo Paradisi, teníamos reunión del Distrito Escolar
Los pañuelos, es
agitarlos cuando veíamos a la reina de carnal en Rancho Grande. Un militar,
siempre nos ubicaba una camioneta vieja y la pandilla compraba las botellas de
anís con tiempo. Eran los carnales de Puerto Cabello un festín de alegría, el
calipso no podía
faltar y las arepitas dulces, el periodista Federico Ladera, nos dio un espacio en su periódico semanal para escribir de toros y una columna junto al novillero Nelson Guerrero, fueron tiempos inolvidables de verdadera recreación, ahora la inseguridad nos mantiene encerrados y no aprovechamos las vendimias.
Cerré los ojos y me he
quedado dormido. Arreglando éste equipo de computación y un teclado que no
quería funcionar, me llevó las horas del sábado, pero ya debo irme para tomar
el tren y esperar por Venezuela, todo alrededor es miseria y desolación, una
información compulsiva de la ciudad, nadie ha sido llamado al engaño
Mamá, ya muy anciana se
despide de nosotros, papá se nos fue hace dos años con sus historias cubanas y
su tenaz idea de sembrar hortalizas en el patio de la casa, ahora su vieja
casa, dada por los Mendoza y empresa Polar luce abandonada y solitaria, no se,
porque cada comunista tiene que ver con Empresas Polar. Han sido empleados o beneficiados
por el Grupo Mendoza, papá es uno de ellos.
La vida, parece un
camino devastado. Pero, en el camino
observamos muchas chimeneas para que el transeúnte se detenga y repose. Dejamos
atrás, las columnas de humo y nos salimos del lodazal, ojala suspiremos lo
suficiente para ascender y dejar el villorrio en paz, comprendamos el sentido
de la lluvia en nuestras vidas,
busquemos una mujer adecuada para dejar a un lado la decrepitud y la soledad..
La mujer, se paró en la
vereda del camino, sin ver a nadie, observó el carretón que se detuvo y reinaba
el silencio, era el principio de su felicidad y lo tomó por momentos, tuvo la
sensación de marchar en sueños, regresemos a la realidad y dejemos un ventanal
abierto para las nuevas brisas y coloquemos el delantal de la esclavitud
familiar a un lado.
Tenemos que reconciliar
el tiempo, dejemos el tutelaje a un lado, es el momento de correr aprisa y
dejar los reproche a un lado, sabes que te amo.
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