Aventis

Ahora,
nos amenazan con tropas aguerridas que buscan invadirnos para justificar
posiciones que quebrantan nuestra paz y equilibrio social. Ahora se habla de
guerra e intervención, algo difícil de entender. En el pasado era la comida. El
gobierno, le entregó dólares a perturbadores del orden público que, bajo la
careta de empresarios, nunca le cumplieron al Estado.

Hemos
fallado en la competitividad y nos movemos con ciertas dificultades en bienes
agrícolas. Pero, a la comunidad internacional le interesa es los minerales y,
por eso se mueven con dificultad a la hora de querer invadirnos, los traidores
a la patria ya le entregaron documentación precisa a las potencias extranjeras
y el ron, es el mejor regalo de la naturaleza a través de la caña y le da a
Venezuela, una magnífica oportunidad en participar de manera exitosa en el
mercado internacional. Pero, ya es tarde, el marketing nos ha encasillado en la
mano agrícola y productiva
Esto es
solo una circunstancia, se trata de la generación de mercancías de poca
densidad tecnológica, hay extranjeros laborando en puestos claves por contratos
en empresas multinacionales que se llevan toda la información y el venezolano,
debe cancelar ese valor mercantil. Un verdadero retroceso para darle valor a
nuestro bolívar. Vivimos días equivocados y ya tenemos a puerta, la Flota Sur
estadounidense y, en poco tiempo, al portaviones ruso de alta tecnología y las
fragatas y destructor chino. La misión no es resguardarnos, sino cuidar los
bienes chinos y la generación de obra de mano china, ellos, trabajan en
conjunto y reflejan una sola realidad, es un nivel de conocimiento antiguo.
Quizás en
países como los centroamericanos, o en el norte de México, en los procesos de
maquila -donde solo se le agrega a las mercancías importadas procesos finales
de poca complejidad- es posible decir que es la mano de obra barata la que
permite la presencia de esas mercancías finales, originarias de esos países, en
los mercados internacionales.


Si la respuesta fuera contar con
mano de obra barata, creo que se estaría optando por una vía francamente
inviable. No hay condiciones políticas y sociales como para imponer un gran
bajón en las condiciones salariales y sociales de la mano de obra nacional.
La
tercera vía, producir y exportar bienes con alta densidad tecnológica, es una
vía más complicada que vender petróleo -pero no necesariamente alternativa a
esta, incluso completamente complementaria- y requiere de un esfuerzo especial
en áreas tales como la educación universitaria, la actividad científico técnica
y la innovación a nivel empresarial. Los gobiernos, no solo este, no han
prestado mucha atención a estas grandes opciones de futuro.
Se trata de las discusiones que
están pendientes para el conjunto de la sociedad venezolana.


Todo eso
luce como una situación favorable para Venezuela. Cualquier país quisiera
venderle mucho a China y comprarle poco. Sin embargo, un análisis más minucioso
de las cifras muestra una realidad que no es tan simpática como parece.
Tener a
China como cliente de Venezuela en materia petrolera es una buena cosa. Mucho
mejor sería tener las ventas de petróleo desagregadas en una gran cantidad de
compradores internacionales, pero tampoco se puede ser tan exigente.
Pasamos hambre y China nos manda subproductos.
Si China
necesita petróleo y quiere comprarlo a Venezuela, hay que vendérselo. El
problema está en que ese petróleo, al parecer, según la escasa información que
se posee sobre el funcionamiento del Fondo Chino, ya está pagado.
El
petróleo que se le entrega actualmente a China se destina, al parecer, a pagar
los créditos que ese país ha concedido en años anteriores, y que nadie en
Venezuela sabe exactamente en que se gastaron. Es decir, se pagan deudas
anteriores con petróleo presente, sin que eso deje dólares nuevos o frescos a
las arcas de Pdvsa y/o del país.
No se
trata, por lo tanto, de un proceso libre de compra y venta en el mercado internacional,
sino de entrega obligada de mercancías para pagar deudas pendientes.
El resto
de las exportaciones venezolanas a China, es decir, las no petroleras, son muy
pocas, solo 4% o 5 % del total exportado. Es decir, las excelentes relaciones comerciales
y diplomáticas entre los dos países no han servido en absoluto como para que
Venezuela coloque en ese mercado un volumen significativo de mercancías no
tradicionales. Ni se ha negociado nada al respecto, ni se ha intentado promover
exportaciones en ese inmenso país, ni se ha usado el petróleo como punta de
lanza para generar vínculos comerciales que incrementen las ventas en ese
mercado.
Estamos
quebrado.
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