La Tecla Fértil.
Jamás,
se puede ser neutral. Ahora, entiendo la preocupación de muchos dirigentes
revolucionarios que desean achacarle a la Fiscalía, todos los desmanes de La
República Bolivariana y, debemos reconocer y entender en toda su magnitud que,
el deterioro del país ha sido sistemático por los dos grupos que desean
controlar al Estado Bolivariano de Venezuela. Pero, resulta que el baile es
ahora más macabro y hay líderes estudiantiles asesinados con armas ilícitas en una manifestación, violentando la
actitud consejera de los líderes sociales y la Oficina Central de Derechos
Humanos, hay una metodología de acabar el país, sin importar sus consecuencias.
Las muertes, vienen sucediéndose
en zonas de consolidación de postconflicto, es decir, zonas acostumbradas al
desorden público que, son factores de perturbación ciudadana y son claves para
reconquistar territorios.
Tenemos un pensamiento triste, la
ciudad se funde en aguaceros y ese pensamiento, choca con la esperanza de un
pueblo. Son ideas, distintas vías, pero, un solo camino, la exposición de la
claridad, los venezolanos queremos democracia socialista y que los cubanos no
sigan influyendo en nuestra política interna y manejando a su antojo, nuestras
Fuerzas Armadas Bolivariana junto a sus componentes. Hay un conjunto de
contradicciones en el manejo del discurso y solo, queremos días de Paz. Para
esto, debemos manejar los escenarios que se dificultan para imaginar y
proyectar la realidad de un país.
Es un contexto actual y
territorial, ya las aristas de nuestra GNB, se encuentran desgastadas, muchos
de esos jóvenes soldados quedaran cesanteados por una u otra razón de sus
puestos de control, así se maneja el ejército cubano. Somos, una de las
democracias más viejas de América Latina, pero, hay un planteamiento bien
claro, China, Estados Unidos de Norteamérica y Cuba conforman la nueva
triangular del poder económico y financiero hacia el Sur, los rusos tratan de
sobrevivir, pero dejaron nuestras aguas, hace mucho tiempo. Su control y
poderío militar es militante y controlada, no han podido sacar a los
insurgentes en Siria y USA, posee aparte de sus dos grupos paramilitares Isis y
Alqaeda trabajando en el corazón de ese país árabe, a un grupo élite que se
prepara en ejercicios reales de confrontación para entrar en nuestro Continente
a corto plazo para supervisar y asentarse en el Estado de Roraima, al norte de
Brasil.
La democracia, se traduce como
gobierno del pueblo y, el pueblo no gobierna. Hay, una desconexión total por
las políticas de un izquierdismo atrasado y que, solo contabiliza sus ganancias
provenientes del sistema agroalimentario y el control de las semillas de
producción. Así, lo expresa, las notas y la contabilización de productos, por
esto, todos estamos en insurgencia, exigimos cifras reales en los tabuladores
fiscales y ante todo, las consecuencias de desgate del postconflicto.
Queremos días llenos de Paz, que
nuestros líderes y lideresas populares o de base sean escuchadas por el pueblo,
estamos ante una guerra civil, un abre bocas para cualquier país extranjero e
irse tierra adentro para controlar nuestras riquezas. Queremos en el país una
supervivencia sana, las comunidades están desasistida de un todo y los
revolucionarios se atacan el uno al otro para debilitar su propio musculo de
poder, una contradicción de elementos en su mundo interno.
Hay inseguridad ciudadana,
inflación y terrorismo. Nadie se atreve a dar un parado a esta incertidumbre,
solo sabemos de cargos que se imputan, bajo graves acusaciones y procedimientos
para capturar personas. ¿Pero, y el Estado? Nadie desea despertarlo y se
suceden tristes episodios del pasado y presente, son los mismos protagonistas
de hace veinte, (20) años. Ya no veo, ni periódicos y noticieros, quienes somos
escritores y filósofos, sabemos cómo funcionan los falsos positivos.
en medio de tanto discurso que
pretende que la Paz, es el único futuro posible para el país, está aumentando
de manera alarmante la inseguridad para quienes están dispuestos a disentir y a
protestar. Efectivamente, en estos casos, por medio del despliegue mediático y
los “grandes” anuncios de las autoridades, a las personas se les juzga fuera de
los tribunales, o van a uno militar, violentando normativas jurisdiccionales,
sin asumir la presunción de inocencia, o se las persigue y asesina sin que las
autoridades hagan nada o muy poco al respecto. Pareciera que a esas autoridades
y a la clase dirigente le bastara con mostrar un par o una docena de rostros a
los cuales endilgarles ciertos actos y atentados para proclamar que estamos
ante un futuro prometedor (repleto de conflictos irresueltos, pero eso, claro,
no se dice) y que no hay trabas posibles a sus aspiraciones de “Paz”. Esta
actitud más que ser una fuente de “seguridad” pareciera ser ante todo una
amenaza para todos aquellos que están dispuestos a pensar y actuar
críticamente: zanahoria o garrote. Existen morales que justifican la búsqueda
de la Paz, a los que llama “razones”, sin que las mismas aparezcan con claridad
en el texto. La zanahoria parece ser el premio para quienes acepten sin musitar
palabra ni formular preguntas, o en todo caso para aquellos que le otorguen la
razón pues, pareciera, esos supuestos argumentos nos deben bastar para creer a
ciegas en una paz cuyos contenidos siguen siendo inciertos, cuando no
contradictorios con las necesidades de la mayoría de los venezolanos. El
garrote parece, en cambio, ser el castigo para quienes no se acomoden a este
proyecto
de pacificación. Y, sin embargo,
sigue siendo necesario que se diga con claridad y se insista en que las razones
para creer en la Paz y, sobre todo, las vías para sembrar la Paz, requieren que
las gentes desposeídas y pobres del país dejen de estar por fuera del proyecto
de nación y su bienestar pase a estar en el centro de las preocupaciones que lo
animen, no solo de “buenas intenciones” (que de intenciones tienen más bien
poco) como la de sacar “los odios y el resentimiento de las entrañas de la
sociedad” o la de “restablecer” (¿?) una regla básica de cualquier democracia:
“no más muertes de quienes participan en política”..
Una buena razón para creer en la
paz sería la de empezar por decir, con claridad, que en el país no todos los
que participan en política han muerto; que son los sectores de la oposición
(que claramente no es la autoproclamada oposición del Centro Democrático) los
que han puesto la mayoría de los asesinados y exiliados. Otra buena razón,
quizás una de las más importantes, sería que la democracia dejara de ser una
triste fachada y de estar excluida del proyecto de país y que, justamente, las
posiciones y los sectores que tienen, defienden y construyen otros países
diferentes a los de la clase en el poder, puedan hacer parte de la dinámica
política sin ser estigmatizadas, perseguidas, encarceladas, asesinadas. Sin
embargo, como se ven las cosas, las clases dirigentes y las autoridades siguen
dispuestas a acallar esas voces condenándolas y acallándolas por medio de la
represión y la persecución. Esa es una de las razones por las que sigue siendo
necesario que a la paz que se anuncia se la llene de contenido y se la deje de
usar como la excusa que justifica lo injustificable o como la tela que cubre
los atropellos que se cometen contra todos aquellos a quienes se les llama
“terroristas” por pensar diferente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
No se publicarän notas que contradigan o reflejen un criterio contraetico