Fuente
Literaria.
Marian
chicharraba de frío, ya al atardecer, todo era nublado en el cruce de las
montañas hasta llegar al campamento. Apenas una luz brillaba en la lejanía y
las congeladas rocas, no permitían ver sus coloridos, desde el grisáceo hasta
el azul cristalino. Aquí, en época pasada, llegaron otros viajeros, que,
tomaron en serio su juego en invadir nuevas tierras. En poco tiempo, debemos
saber, sí, todas estas esperanzas reflejaban una realidad, o nos habrían
traicionado.
Al
paso, son viejas reliquias. En el tiempo fueron atesoradas para los
descendientes, pero los acuerdos con un presidente extranjero, permitieron que
fuerzas militares sin mando, tomaran las riquezas de esa nación y, luego de
colonizarla y esclavizar a sus habitantes, regresaron a su tierra de origen.
Nadie,
comprende los tesoros de ahora. La primera oleada de hombres y mujeres libertadoras,
habían ya llegado al campamento y, el escribiente, anotaba con su pluma la
historia de una civilización de zombis que, ya había quedado en el recuerdo.
El
mochilero, con sus viejos libros y el escribiente, fotografiaban toda la zona
para no desviarse del camino, ante las brumas y las paredes de las montañas,
era la entrada al Cerro Azul.
Johanna,
siempre caminaba en una dirección, con sus vástagos tras de ella, viendo con
sus lentes de fijación permanente, si veían, algún animal para deshuesarlo y
sirvan de carnada y alimento a las veinte y cinco personas, que, como exploradores(as)
ascendían las heladas serranías, hasta llegar a la cumbre, donde se encontraba
el campamento.
Todos,
los tesoros fueron almacenados en un lugar de reposo, para que la coloración
del calor no los dañase, constituían símbolos del pasado. Representaban el
mayor logro del hombre, en esos instantes y el futuro de ese país astral,
estaba allí escrito. Aquel invierno fue fuerte para nuestros ancestros y, las
grandes olas de hielo, comenzaron sus primeros asaltos contra las montañas,
llevándonos a las faldas de las montañas y, constituyó la primera embestida. El
extranjero invasor, del país vecino, entabló en ese entonces una feroz batalla,
con jóvenes guerreros que nadie apoyo, aunque la gente del campamento y las
ciudades cercanas tenían hambre, como sed.
Ya,
en la lejanía, se avistaba el Cerro Azul. Las marejadas de nieve y hielo
amainaban sobre las faldas montañosas y, el verano se acercaba, eran meses de
una larga caminata para traspasar las serranías y ver el brillo de la bahía y
al final, el Castillo, donde muchos guerreros en el pasado, cayeron por las
mismas arquerías del presente, ante el silencio de los amantes del tesoro, que ejercían
funciones de control y son corruptos de la administración.
Es
una lucha, hasta el final. Dos hombres y una mujer, hicieron rodar las rocas y
la tribu que quedo encerrada por dos años entre las cuevas, vio luz, llegó el
verano y el hielo, se dispergó por un tiempo, las batallas, se ganan en el
terreno.
El
sonido, es un flujo energético de los nuevos tiempos. Tantas cosas extraviadas, pero, llegaste de
un largo viaje, de otra galaxia, para decirme que te ibas para siempre. Tú alma
y conciencia se extendería más allá de las estrellas y un conjunto de
individualidades a tu alrededor te vitoreaban.
Fue el encuentro final con tu voz.
El flujo energético hizo contacto con el mío a través de las ondas
sonoras y, quede extraviado, luego de tantos años en su búsqueda, en el Cerro
Azul.
Jamás,
hubo una repuesta, solo el tiempo, la reconoce y. ahora no se percibe, son solo,
evocaciones del pasado, hay tantas cosas extraviadas en las noches del tiempo,
que, llegan y siguen su curso, todo ha sido confiscado por el advenizo de otras
tierras, que llegó, para someternos a una esclavitad, cuya culpabilidad recae en
los débiles, por permitirle su paso en las montañas.
He
cumplido, mi misión. Mis enjutos labios se adormecieron para arrastrar, solo
unas palabras. Solo, quiero que me dejen en paz, no quiero esclavizarme de nuevo,
llevando almas a la otra galaxia. La dura, brillantez se esfumo con su partida,
la doble partida. Es necesario, en esta época dejar un torrente de tranquilidad
en nuestra alma. Por todo ello, no quiero quedarme atrapado, las fuerzas
enemigas avanzan vertiginosamente, ante la mirada lisonjera de algunos hombres
del campamento, no saben que ya están muertos, solo sus almas perviven,
buscando un lugar de descanso. Mi territorio, lo despedazan extranjeros,
venidos de lejos ante sus riquezas para manejar las naves a través del
ultrasonido.
Solo,
busco un momento adecuado para teletransportarme. Las montañas, son el único respiradero, son
verdaderas jaulas de hierro, debo conseguir la única llave de entrada y, la
tienes tú, en tu alma, Marián. Te la dieron desde niña para que la guardarse y,
no comprendieron, tú llegada a ese epicentro de una parte del campamento, ante,
la ignorancia, tuviste que desplazar tus fuerzas, enarbolando la brillante
llave.
Tengo
una sed de venganza y, la cumplo. Todos los terrestres a mi alrededor deben
morir e irme a descansar en paz, el frio y el agua, no me dejan
teletransportarme, nace, un aire de contienda en mi Ser, que es una esencia
liquida del viento, que es mi espíritu.
La
llave, es un tornillo plateado que se pasa, entre los barrotes de nuestra
experiencia. Y, siempre se coloca en el centro de la jaula para que nadie la
toque, muchos imploran para llegar a ella, hasta la banda de los soles, venidos
desde tierras lejanas.
Pero,
la llave es personal y, está en nuestra memoria. Y, cada persona la tiene, en
nuestra memoria. Y está llena de mucha electricidad, mucha energía que al
descansar, nuestra alcoba, se convierte en una cama de cristal. Allí, yacemos
como dormidos, pero, nuestra conciencia revoletea hasta descubrir tu alma y
nuestra relación con el firmamento, en una sola fuerza, Jehová.
Ella,
esta guardada en el centro de nuestro pecho, como testimonio de nuestra luz.
La
lucha será larga en nuestro territorio, entre las montañas, el gobernante
invasor es controlado por grupos de carapálidas, venidos en grandes naves para
asesinar a los nacidos en la galaxia, esta dominado mentalmente por los espíritus
del mal, muchos ancianos reflejan doble faz en sus rostros y lo apalancan en el
poder. Es el dominio diabólico por las riquezas, el hambre acosa a los pueblos.
A nadie, les importa, todos, se encuentran expuestos al frio de las montañas, a
lo lejos, se escucha una voz, libertad.
La
princesa, se ha ido, con la llave de mi memoria. Solo soy, un enmudecido
espectador del tiempo y, mis huellas a través de la experiencia y el
aprendizaje, es borrado por el tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
No se publicarän notas que contradigan o reflejen un criterio contraetico